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Nave arcoíris


Dibujo de Claudia Michelle Báez Regalado.

Norma Navarrete

Miércoles 08 de Diciembre de 2021 9:39 pm

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Dedicado a Cristal, Claudia, Armando, Ruth, Diego,

Edwing, Valeria, Leo y Dany por acompañarme 

con sus risas durante esta pandemia.

                                                                           

 

Hoy los niños me enseñaron que podemos volar

a donde las sonrisas  y las cosas hermosas

pueden existir.

 

Hace unos días en busca de un nombre

encontramos una nave arcoíris

donde los niños juegan y son felices.

 

Hace unos días también encontré un nuevo título

para esta pandemia, pero no quiero decirlo.

No es importante para mí hacer mención de ello

porque saldrán nuevas vacunas.

 

Me pregunto si existirá una vacuna para la tristeza.

Tendría que ser elaborada con una canción compuesta por niños.

Con rumor de mar, que nos presenta su libro abierto

donde los peces son más grandes que nosotros

y no les tememos.

 

Por cierto…

 ¿Le tememos a algo más que a no salir de esta pandemia?

¿Le tememos a sentir en la garganta un nombre extraño como de ave?

¿Perderemos el sabor de las cosas?

 

¿A qué sabrá la inmunidad a la ansiedad?

¿A qué sabrá un paseo vespertino por la playa con el vestido

blanco de siempre, el mismo que se llevó la ola y que capturé

hace dos minutos mientras escribo estas palabras?

 

Haré mención de todos los momentos que he soñado

con el mar y le he tocado uno a uno sus cabellos que son olas

y plumas de aves indefensas que piden un bocado de todo.

 

Abren sus ojos inocentes por el cielo, mientras en un cuento

las coloco y les estiro las alas, como si fueran de algún material

que brilla, ¿un brillante?

 

No, un rayo de luz.

Porque los rayos de luz nadie los captura.

Nadie los vende y todos los podemos adquirir

Solo a vista de buen catalizador de rayos de luz.

 

La luz, los rayos, los niños.

Un nuevo nombre:

Nube arcoíris para volar más allá de la Luna

Como dijo Cristal Elihonay.

En busca de la felicidad.

 

Con la sonrisa nueva

y un termómetro para no saber más

del frío de entender que las naves

de este tipo sí existen;

pero solo pueden ser admiradas

cuando no dejamos de ser niños.

 

Aún jugamos a encontrar ese hilo

de araña que nos transporte más allá

de nuestra madurez a un campo abierto

donde crecen flores moradas

que cortar en el ocaso que transparente

un arco y un iris para formar una nueva palabra

que nos dé la felicidad instantánea al poseer la risa

de un niño y su sueño.

 

Puede ser una ilustración

 

Norma Navarrete



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