De la Monumental a La Petatera

Domingo 09 de Enero de 2022 8:07 am
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EL 30 de enero, según la costumbre, deberá ser entregada La Petatera. Esta joya artesanal que casi como actualmente la vemos, cada año, desde hace poco más de 7 décadas, nos enorgullece.
Con antecedentes de mediados de los años 30 del siglo anterior, el original ruedo, tal y como se conoce el ícono de las fiestas de Villa de Álvarez, ha sido edificado en diversos sitios de la cabecera municipal, incluso en la ciudad de Colima, hasta llegar al actual, en inmediaciones de los terrenos del festejo.
Al principio, sobre los años 20 del siglo pasado, eran puros jaripeos y se realizaban en los corrales de piedra de las rancherías cercanas, así como en tentaderos rústicos que se improvisaban, redondeles que poco o nada tenían que ver con la originalmente llamada “Monumental Plaza de Toros”. Al paso y por necesidad, a la original construcción de los años 30, se le adicionaron elementos para cubrir del Sol a parte del graderío, siendo el petate el más apropiado para hacer sombra, hasta que finalmente fue recubierta totalmente con este material.
En los años 40 del siglo pasado, rememoraba J. Inés Ramírez Cobián El Pato, fue cuando uno de los aficionados, Severo Urzúa El Bule, resultó comisionado por Felipe Ahumada, entonces alcalde villano, para visitar poblados de la región, con el propósito de “traer ideas” para una plaza que saliera económica; el modelo a modo lo encontró en Autlán, Jalisco; mismo que, sin demora, empezaron a reproducir y perfeccionar, estableciéndolo en diferentes lugares a partir de 1944.
Según afirmaba el mismo Pato, fue en la casa de El Loro, en el corral, donde se reunían algunos preocupados en la mejora del festejo y que ahí, sobre una mesa de madera, con palitos de paleta y pedazos de cartón, levantaban la estructura a escala, la que con el tiempo y al calor del tuxca, desde entonces, cada año le hacían ajustes hasta llegar a la hermosa pieza que hoy por hoy y desde 1947, con su primera corrida formal, ostentan Villa de Álvarez y la mayoría de colimenses.
Hay que apuntar que en un principio, hará 75 años, la plaza no tenía las actuales dimensiones, la ampliación se dio para incrementar el número de tablados, por lo que la fueron creciendo hasta llegar, primero a los 55 metros de diámetro que mantuvo hasta alcanzar los 60, desde los años 90, época en la que entre Nacho Torres y Desiderio Contreras El Pajarito, recortaron las escuadras de soporte de las gradas para agregar otra hilera, hasta ajustar seis, cuatro tablas amplias y dos estrechas, con lo que abrió el aforo.
Por las dimensiones del redondel resulta difícil, aun para el torero más diestro, que sea apta para el lucimiento de una corrida formal, incluso ni para el rejoneo, mas no así para el jaripeo. Una de las razones es la amplitud del aro, ya que al primer trazo y unas cuantas embestidas, los animales se agotan y ya no dan para más; la otra, es la evidente carencia de servicios médicos especializados.
Hasta los años 80 y principios de los 90, como consta en carteles, al mismo coso se le llamaba “Monumental Plaza de Toros”, sin “petatera”. Este calificativo surgió con el Día de los Estudiantes, que era el último del festejo, muchachos que cada vez se excedían más, dejándola muy dañada, lo que afectaba a los tabladeros, por lo que un día estos les “madrugaron” y la desmantelaron, por lo que al llegar los aludidos, en el lugar del ruedo había unas tablas apiladas y petates amarrados, lo que ocasionó que, molesto, uno de ellos gritara: ¡Vámonos! ¡Ahí déjenles su… petatera! Esto, según el mismo Ramírez Cobián.
Fue en 1997 cuando el alcalde Alfonso Rolón Michel, llevó el proyecto a España y allá registró el edificio con esa denominación, un acierto, ya que con ese nombre dio sentido de identidad, pertenecía y arraigo a un elemento que se ha ganado la condición de originalidad con el que lo evocamos. Diez años después, en 2007, el Gobernador a iniciativa del H. Cabildo de Villa de Alvarez, apoyado por la LV Legislatura local, propuso al entonces Conaculta que la plaza fuera reconocida en el catálogo de “Monumentos Artísticos Tangibles o Intangibles”, lo que no se resolvió, aunque luego le han inventado otros “reconocimientos”.
Lo que sí, es que en 2013, convocados por la hasta el 31 de octubre pasado, Secretaría de Cultura estatal y el Burou Internacional de Capitales Americanas de la Cultura, La Petatera entró a la nómina de los “7 Tesoros del Patrimonio Cultural del estado de Colima”, en el marco de “2014, Colima, Capital Americana de la Cultura”.