Experto anticipa un futuro de huracanes “feroces”
Jueves 10 de Febrero de 2022 1:23 pm
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El investigador en desastres naturales Richard Olson alerta
que en las próximas décadas se registrarán más huracanes “feroces” y, para prevenir sus terribles efectos, trabaja
en una instalación de pruebas “de escala sin igual” que combinará por primera
vez vientos extremos, marejadas ciclónicas y fuerte oleaje.
En entrevista con Efe en Miami (Florida), el director del
Instituto de Eventos Extremos de la Universidad Internacional de Florida (FIU)
alertó de que se producirá un aumento de “tempestades más severas” y, lo que es
peor, del fenómeno de “intensificación rápida y tarde”, algo que preocupa
especialmente a la comunidad científica y las agencias de manejo de
emergencias.
Uno de los últimos y mayores ejemplos de este fenómeno que
deja sin tiempo de preparación a la población fue el huracán Michael, que en
octubre de 2018 pasó en poco más de dos días de ser una tormenta tropical en el
Golfo de México a un ciclón de categoría 5 justo antes de tocar tierra en
Florida (EE.UU.).
“Hay tempestades de categoría 2 o 3 que se intensifican en
los últimos días justo antes de llegar a la costa a categoría cuatro o cinco, o supercinco” en la escala Saffir-Simpson,
que clasifica los huracanes en función de la fuerza de sus vientos, explica.
Y ahí radica otro de los retos para afrontar este nuevo
panorama. Olson ve necesario actualizar la actual escala Saffir-Simpson y
establecer nuevas categorías que
reflejen la magnitud de las tempestades que superan de largo los 250 kilómetros
por hora, ya sea categoría supercinco o seis.
DORIAN, UN “ANIMAL PERFECTO”
El propio Olson, que ha recorrido América tras el paso de
huracanes como el Katrina (2005) o Mitch (1998) y terremotos como el de Ciudad de México (1985), reconoce que
sintió “miedo” por la “casi perfección terrible” de Dorian, que en 2019 se
convirtió en el huracán más poderoso en tocar tierra en la cuenca Atlántica,
con vientos de 295 km/h, empatado con el ciclón llamado Labour Day (1935).
“Contemplando la escala Saffir-Simpson, para mí,
personalmente, la categoría 5 no capta la fuerza de un huracán de casi 300
kilómetros por hora. Es un animal”, afirma sobre un ciclón que, junto con
Patricia, que tocó tierra en México en 2015 con vientos de 345 km/h, anticipa
un futuro desasosegante.
Además, señala, la escala más utilizada, la Saffir-Simpson,
cojea de partida al solo incluir los vientos y no tener en cuenta el peligro
que supone el agua, ya sea por las marejadas ciclónicas, el oleaje o las
inundaciones por lluvias.
El ejemplo paradigmático de este problema fue el huracán
Sandy que en 2012 llegó a la costa noreste de EE.UU. como categoría 1, pero
cuyas fuertes lluvias y marejadas ciclónicas causaron cerca de 150 muertos,
especialmente en Nueva York y Nueva Jersey.
“Lo peligroso de analizar solo los vientos es que pueden
esconder la amenaza” del agua, explica el profesor, que cita un dicho que en
inglés dice “Escóndete del viento y huye del agua”, porque las estadísticas
dicen que se pierden más vidas por las inundaciones y el fuerte oleaje que por
los vientos.
PREPARAR EL FUTURO
Y ahí entra en juego el proyecto de FIU, que recientemente
recibió una subvención de 12.8 millones de dólares de la Fundación Nacional de
Ciencias (NSF) para diseñar una instalación de pruebas a gran escala capaz de
soportar vientos de hasta 320 km/h, combinada con un depósito de agua para
simular la marejada ciclónica y la acción de las olas.
Esta instalación, de una “escala de sin igual”, similar a un
“estadio de futbol”, permitirá poner a prueba por primera vez sistemas y
componentes con tres de los elementos más importantes de un huracán “en
interacción”.
Para Olson, Dorian es la “clave”, el ciclón que debe sentar
las bases para “poner a prueba los sistemas y estructuras” ante un nivel de “ferocidad”
superlativo, porque, dice, seguro que llegarán otros huracanes de categoría “supercinco”.
El profesor señala la necesidad de empezar a pensar en lo
“que va a pasar en 10 años” y anticipar ese tipo de tempestades.
Lamenta que Dorian fuera una “lección no bien aprendida” y
recordó que estaba a dos días de la costa de Miami, donde podría haber causado
daños terribles al ser una zona densamente poblada.
“Lo que están indicando los estudios del clima es que habrá
más tempestades severas y por eso tenemos que hablar” y avanzar con proyectos
como el diseño del NICHE (nombre de la instalación que promueve FIU) para
probar sistemas, edificios y componentes de construcción ante vientos de 290
km/h o hasta 320 km/h, argumenta.