Putin y las tropas rusas se enfangan en Ucrania y refuerzan a la OTAN
Viernes 25 de Marzo de 2022 1:41 pm
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El presidente ruso, Vladímir Putin, no consiguió en un mes
de campaña militar ni doblegar la resistencia de Ucrania ni debilitar a la
OTAN, bien por error de cálculo o por exceso de confianza.
“Quiero subrayar que la operación militar especial
transcurre justo según lo planeado”, afirmó este viernes el general Ígor
Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia.
A la memoria de los rusos les viene la fallida invasión de
Afganistán (1979-89), que desembocó en la desintegración de la Unión Soviética,
y la primera Guerra de Chechenia (1994-96), un fracaso en toda regla del
Ejército ruso.
Las tropas rusas parecieron aprender la lección en Osetia
del Sur (2008), donde en apenas cinco días derrotaron a Georgia, y en la
intervención en Siria (2015), donde Moscú evitó la caída del régimen de Bachar
al Asad.
Desmilitarización y estancamiento en el frente
El principal objetivo de la intervención militar rusa era
“desmilitarizar” Ucrania. Según informó hoy el Estado Mayor ruso, los
bombardeos rusos han destruido totalmente la Armada ucraniana, y “casi
completamente” la Aviación y la Defensa Antiaérea.
Al lanzar su ofensiva el 24 de febrero, según Moscú, las
tropas rusas abortaron una supuesta ofensiva ucraniana inminente contra las
autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
A día de hoy, tras un mes de hostilidades, el Ejército ruso
solo controla el 54 por ciento de Donetsk, donde está desplegado el grueso de
las fuerzas ucranianas, y el 93 por ciento de Lugansk.
El principal bastión ucraniano en el mar de Azov, el puerto
de Mariúpol, sigue resistiendo pese a los bombardeos indiscriminados rusos de
las últimas semanas.
Como ocurriera en 2014, los miles de efectivos del batallón
nacionalista Azov ha demostrado una pericia en combate mayor de la que
esperaban los generales rusos.
Lo mismo ocurre en torno a Kiev, donde el anunciado asedio
nunca llegó a producirse, aunque un general ruso inspeccionó esta semana la
línea del frente a sólo 30 kilómetros de la capital.
Dividir a la OTAN
La OTAN parecía dividida en vísperas de la guerra, el
objetivo que perseguiría Putin, según denunció el jueves en Bruselas el
presidente de EE.UU., Joe Biden.
Por ejemplo, Alemania se negó a suministrar armamento
aduciendo como excusa su pasado nazi, algo que rechazó el presidente ucraniano,
Volodímir Zelenski, de origen judío.
En cambio, la invasión rusa creó un enemigo común para la
Alianza Atlántica, algo que no ocurría a gran escala desde la caída de la Unión
Soviética en 1991.
EE.UU. y sus socios europeos han cerrado filas ante lo que
consideran una injustificable agresión rusa y le impusieron una batería de
sanciones sin precedentes. Incluso la Unión Europea rescató la idea de un
Ejército continental.
En su cumbre los aliados acordaron establecer cuatro nuevos
batallones internacionales en Hungría, Bulgaria, Eslovaquia y Rumanía.
Las referencias rusas a la supuesta existencia de un programa
nuclear en Ucrania mayor que el de Irán y Corea del Norte, y a la presencia de
laboratorios biológicos y químicos han recordado a la estratagema de EEUU para
invadir Irak en 2003.
Lo que sí parece haber conseguido el Kremlin es crear una
zona colchón desde el mar Negro hasta el enclave báltico de Kaliningrado ante
el avance de la OTAN. Y es que Zelenski ha admitido resignado que Ucrania nunca
será miembro del bloque del Atlántico Norte.