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Algo le duele al aire... murió la poeta Dolores Castro


La poeta Dolores Castro (1923-2022)

Autora de 20 poemarios

Miércoles 30 de Marzo de 2022 6:36 pm

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A trece días de cumplir los 99 años de edad, la poeta Dolores Castro Varela murió hoy a las 8:30 horas, por complicaciones en vías biliares, según informó su hija Dolores Peñaloza Castro.

La también ensayista y crítica literaria nació el 12 de abril de 1923 en Aguascalientes. Fue profesora de literatura en la Universidad Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, la Escuela de Escritores de la SOGEM y en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca y Estado de México, entre otras instituciones.

Hasta hace unos días todavía se mantenía muy activa, impartiendo sus talleres de poesía en la Escuela Carlos Septién y en su casa. Fue también fundadora de Radio UNAM y acreedora del Premio Nacional de Poesía de Mazatlán en 1980, Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística en 2014, además de recibir la Medalla José Emilio Pacheco en 2016 por su trayectoria; el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura le rindió homenaje en 2008 por sus 85 años de vida.

En 2019, la poeta aguascalentense fue homenajeada en el Palacio de Bellas Artes en el marco del programa "Cinco Semanas de Poesía".

De su obra literaria sobresalen 20 poemarios, como El corazón transfigurado, 1949, su primer libro; La tierra está sonando, 1959; Cantares de vela, 1960; Soles, 1977; Qué es lo vivido, 1980; No es el amor el vuelo, 1992; Tornasol, 1997; Sonar en el silencio, 2000; entre otros.

Transcribimos el poema que da título al libro Algo le duele al aire, publicado en 2011:

 

Algo le duele al aire

 

Algo le duele al aire,

del aroma al hedor.

 

Algo le duele

cuando arrastra, alborota

del herido la carne,

la sangre derramada,

el polvo vuelto al polvo

de los huesos.

 

Cómo sopla y aúlla,

como que canta

pero algo le duele.

 

Algo le duele al aire

entre las altas frondas

de los árboles altos.

 

Cuando doliente aún

entra por las rendijas

de mi ventana,

de cuanto él se duele

algo me duele a mí,

algo me duele.

 

 

Ágora



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