DESDE el principio lo tenía muy claro: quería ser parte de un gran proyecto y lo logró, lo que no sabía en ese momento era que cristalizar este deseo lo llevaría a recorrer más de 11 mil 977 kilómetros lejos de nuestra tierra, que sería la distancia aérea en línea recta desde el centro de México hasta Kazajistán, una antigua república soviética, hoy uno de los seis estados túrquicos independientes, con la mayor parte de su territorio ubicado en Asia Central y una más pequeña en Europa Oriental. Extendido por el mar Caspio, limita con China y Rusia y se conoce como el noveno país más grande del mundo. Justo aquí es donde se encuentra Aktogay, una enorme planta minera a cielo abierto, concentradora de cobre, perteneciente a la empresa Británica KAZ Minerals, en donde el ingeniero Raúl Mario Castillón Romero se desempeñó como Gerente de Construcción. Esta es parte de la historia de un hombre que literalmente cruzó el mundo en busca de su destino. Hijo de Raúl Mario Castillón y Rosy de Romero, nació en Hermosillo, Sonora; sin embargo, se asume como un orgulloso colimense por adopción, pues era un niño cuando por cuestiones de trabajo de su papá la familia llegó a Colima. Estudió parte del nivel primaria y toda la secundaria en el Colegio Salesiano Fray Pedro de Gante, la preparatoria en el Bachillerato Técnico número 4 de la Universidad de Colima, para después incorporarse a la carrera de ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico de Colima; y por último realizar una maestría en el Tecnológico de Monterrey. Su desempeño laboral lo ha llevado a participar en proyectos como Peñasquitos, que es la empresa minera más grande en Latinoamérica, dedicada a la producción de oro, plomo y zinc; Proyecto Mercedes, en la planta de Yamaha Gold, en Cucurpe, Sonora; en Pinsa, industria situada en Mazatlán, líder en captura, procesamiento y comercialización de atún en México; y otros más en donde se ha desempeñado como supervisor, coordinador y gerente de calidad. Su estancia en Kazajistán de ninguna manera es producto de la suerte. Tuvo que pasar una serie de procesos donde con base en conocimiento y capacidad, demostró que era elegible para el cargo; luego tuvo que traspasar los parámetros que el gobierno kazajo solicitó para autorizar su estancia, para los cuales evaluaron experiencia y trayectoria profesional, debido a que las autoridades de ese país deben justificar plenamente el hecho de otorgar un espacio laboral a un extranjero. Así que de suerte, nada. Sobre su estadía en este remoto lugar comenta que siempre llamaba la atención de los locales su lugar de origen, los kazajos, que son una mezcla entre primitivos turcos y tribus mongolas, son personas recias en personalidad, pero amables en su trato. Toda una experiencia de vida ha representado para Raúl llegar a este lugar, donde permaneció cerca de 18 meses. Son dos los temas que siempre fueron de la mano: Saúl “Canelo” Álvarez, conocido allá por la fuerte rivalidad que existió con Gennady Gennádievich Golovkin, boxeador kazajo muy querido y respetado en su país, que en 2004 ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas, y que pese a ello, en las dos ocasiones que ha enfrentado al “Canelo”, ha sido derrotado. El otro tema lamentablemente es el narcotráfico. Sin embargo, tanto Raúl como los otros seis ingenieros mexicanos que lo acompañaron en este proyecto, se empeñaron en demostrar día con día, a través del respeto y la honestidad, que los mexicanos somos gente de bien, de trabajo y que somos mucho más que una serie de moda de Netflix. Raúl Mario se siente sumamente orgulloso de su linaje familiar y de la manera en la que sus padres le transmitieron valores tanto a él como a sus hermanos. No puede evitar hablar de su padre sin expresar su respeto y admiración, honrando con amor el recuerdo de su madre. Paralelo a la vida profesional de Raúl como ingeniero, existe una insoslayable vena artística que permea a toda la familia, que es papable en la exitosa carrera de empresaria de la industria musical que tiene Marina, o en la de Hernán, que es guitarrista. Sin titubeos aseguró que el gusto por la música es absolutamente herencia de su padre, con quien en cada oportunidad que tiene gusta de cantar En mi viejo San Juan o El hijo desobediente –en la que su papá antepone invariablemente la frase “sin agraviar a los presentes”–. No había festival artístico en el que no participara. Poseedor de una gran voz, se llevó todos los premios y reconocimientos. Lo ganó todo, incluso le otorgaron una beca en el Centro de Educación Artística de Televisa (CEA), de Guadalajara, para hacer una carrera en el mundo del espectáculo. Pero su destino evidentemente no estaba ahí, y pese a que no lo hace de manera profesional, lo hace con el corazón, basta ver su perfil en redes sociales para darse cuenta la pasión que despierta en él la música, el canto y la poesía. Es un artista nato. Hoy, Raúl Mario vive en Hermosillo, junto con su esposa Melina Fuentes, quien es el ancla familiar- Acompañados de sus tres hijos: Romina, Raúl Mario y Damián. Y aunque los proyectos profesionales en los que ha sido requerido lo mantienen de manera intermitente fuera de casa por largas temporadas, ha tenido a sus mejores aliadas, las herramientas tecnológicas, para estar por lo menos de manera virtual cerca de los suyos. Asume con mucha responsabilidad y compromiso lo que significa para su familia tener que distanciarse en pro de su estabilidad, y lo hace de manera decidida, con la certeza de que al hacerlo está honrando el ejemplo de trabajo que heredó de su padre, mostrando a sus hijos el camino que quizás un día ellos deberán transitar. Sin duda es una historia de sacrificio, pero también de valentía, perseverancia y grandes satisfacciones de alguien que viaja miles de kilómetros llevando el nombre de Colima y de México con orgullo y liderazgo. Gracias, Raúl, por tu tiempo, y por compartir tu historia a Colimenses por el mundo. Si naciste en Colima, vives en el extranjero y deseas contar tu historia o conoces a alguien que desee hacerlo, escríbeme, me encantará compartirla. nana_cortes@hotmail.com
