The Northman, el hombre y el mito

Brandon Enciso Alcaraz
Martes 17 de Mayo de 2022 9:10 pm
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Toda mentira parte de una verdad.
Desde que el humano
aprendió a hilar palabras, se han contado historias, y quizá la profesión de
cuentacuentos sea la más antigua solo después de la de cazador y antes de la
que falsamente es titulada así.
Por las noches, las
pequeñas tribu-familia se reunían alrededor del fuego y, saciado su apetito, el
anciano contaba sus historias a los más jóvenes. Proezas mundanas se convertían
en épicas luchas, las fuerzas místicas intercedían entre los hombres, y hasta
la más simple de las herramientas se convertía de pronto en un personaje vivo,
sin cuyas capacidades el protagonista no habría logrado su hazaña.
Hoy, milenios después,
aún nos contamos historias. Ante el boom
de los servicios de streaming, y ante salas de cine abarrotadas de propuestas
de toda clase, los humanos seguimos dedicando parte de nuestro tiempo a crear y
consumir historias. Milenios de narración han pulido nuestras técnicas, e
innumerables páginas se han escrito para tratar de explicar como sí y como no
se crea una buena historia.
Al final, nos encantan
los héroes, las proezas, las tragedias. En el siglo XIX, Georges Polti declaró que solo existían 36 situaciones dramáticas,
36 historias que podían ser contadas, y muchas de sus bases eran tan antiguas
como los griegos, sin embargo, aquí estamos, recreando, deconstruyendo,
cuestionando, sentados ante la fogata digital, mientras el tecnonarrador nos
cuenta la nueva-vieja proeza, y nos maravillamos de cómo mentes tan creativas
hacen tales maravillas.
The
Northman,
la película que inspira esta columna, es una obra del director Robert Eggers,
que se inspira en la mítica vikinga para contarnos la historia del hijo de un
padre asesinado que se embarca para buscar venganza, encontrando en el camino
que algunas partes de su historia no eran lo que él pensaba.
Épica, dramática,
aterradora, a veces confusa, The Northman
danza entre la realidad y el mito, entre el hombre y la leyenda, entre lo que
ocurrió y lo que se inventó, y, quizá sin querer, quizá con intención, el autor
plantea esta dinámica de la leyenda, como esta ocurrió y como esta se
transmite.
La historia juega a
menudo con nosotros, que somos testigos de la doble narrativa donde vemos a un
hombre sucio buscar venganza, alternado con un héroe épico que es cargado por
una valquiria, que conversa con brujos y que lucha con un Draugr para obtener
una espada maldita que solo puede ser sacada de su funda bajo condiciones
específicas.
¿Qué es real? ¿Nuestro
protagonista deliraba? ¿La magia estaba ahí, pero se perdió? Serán preguntas a
las que todos podremos tener diferentes respuestas, sin embargo, la idea está
ahí, Amleth, el protagonista, es hombre y mito, y separarlos
no importa, porque nos gusta escuchar historias.
No sé si aún está en
cines, pero si es así, no se pierdan la oportunidad de verla.