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Colimenses por el mundo



Domingo 03 de Julio de 2022 8:36 am

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Fluir, vivir…


SIEMPRE iniciar un proyecto de cualquier naturaleza nos coloca frente a un mar de dudas, ¿es esto realmente lo que quiero hacer?, ¿saldrá como yo quiero?, ¿encontraré lo que estoy buscando?, son muchas las preguntas que se agolpan en nuestra mente que, desesperadamente, intenta dar respuesta, dirección y certeza a cada duda que aparece ante las decisiones que vamos tomando y, entonces, supongo que las dudas crecen cuando ese proyecto se traslada a un lugar que geográficamente se encuentra lejos de nuestra zona de confort. En eso pienso cada vez que estoy frente a mi monitor tratando de darle forma a las historias de muchos colimenses que me han distinguido con su confianza para compartir sus historias, sus proyectos y sus anhelos. ¿Cuántos miedos tuvieron que vencer para dar ese primer paso que los llevaría a kilómetros de distancia de su hogar? Y de pronto me encuentro historias como esta, en las que el miedo simplemente no existió, sólo las ganas de vivir la aventura, de tener la experiencia y de fluir con la vida.  
César Adrián Cortés Espíndola tiene ya un tiempo viviendo en el sur de Alemania, este enigmático país ubicado al centro de Europa que tiene fronteras con nueve naciones, lo que lo convierte en el país con más vecinos y que también, después de Francia, España y Suecia, es el cuarto más grande de la poderosa Unión Europea. Una nación, por cierto, en la que casi la tercera parte de su territorio está cubierta de bosques, lagos y ríos, lo que lo hace un lugar con una extraordinaria belleza natural. Y es aquí en donde César Adrián se ha establecido desempeñándose como agente de ventas en una empresa de tours que promueve, entre el turismo europeo, la visita a países de América Latina, lo que dice, lo hace sentir como pez en el agua, ya que desde hace mucho tiempo decidió apostar de lleno y dedicarse por completo al sector turístico. César, como lo llaman sus amigos, estudió su educación preescolar en la escuela “Elena Macedo Pardo”; continuó su primaría en la escuela presidente “Adolfo López Mateos”; realizó la secundaria en la “Enrique Corona Morfín T.V.”, para después continuar su preparatoria en el CBTIS No. 19 y concluir su formación profesional de licenciado en Turismo, egresando de la Universidad de Colima. Una vez concluida su preparación profesional, realizó estancias en Playa del Carmen y Querétaro, ciudades en las realizó varios trabajos que le permitieron aumentar su experiencia laboral.
Y gracias a un persona muy especial para él, y con quien se encuentra muy agradecido, fue que César llegó a Alemania, un país que le ha abierto las puertas de par en par y que no deja de sorprenderlo por la gentileza con la que los alemanes tratan a los extranjeros, tema que se ve claramente plasmado en las leyes de este país para con los migrantes; las cuales, dice, fomentan un clima de convivencia armónica entre ellos y los ciudadanos, que llegan de todas partes del mundo por diferentes motivos para realizar estancias temporales o permanentes en esta república federada.
Sin embargo, como toda experiencia tiene su lado B, y a pesar de que considera que se encuentra en el lugar indicado, por ser un país moderno, con una gran historia, con mucha cultura y de una belleza extraordinaria, el clima ha sido todo un tema. Y cómo no, viviendo la mayor parte de su vida en una ciudad como la nuestra con las temperaturas que tenemos, la lluvia constante y el clima frío hacen estragos en él. Quizá esto ha sido lo más difícil con lo que ha tenido que lidiar, que no es cosa menor, porque en Alemania la gran mayoría de los meses del año el clima es así. Aunado a eso, como todos nuestros paisanos que andan por el mundo, otro tema complicado de sobrellevar es la carga emocional de no tener cerca a la familia, de no estar cerca de su hermano mayor Wilmer, con quien comparte su pasión por el equipo América, y de Nidia su hermana, que ahora es mamá de Regina y Mateo, a quienes la distancia no le ha permitido verlos crecer.
Pero si hay algo que César extraña es la comida que le preparaba Adela, su mamá, y no puede evitar saborearse cuando recuerda los platillos que ella le hacía, especialmente el arroz verde que, asegura, no hay otro más exquisito. A mí, como me encanta cumplir deseos, expreso a través de estas líneas una petición especial que me hizo César y cito textual: “Adriana, por favor, te pido que no dejes de mencionar a mis papás, tienen que aparecer en el reportaje, porque sin ellos nada de lo que estoy viviendo hubiera sido posible, todo se los debo a ellos”. Deseo cumplido. 
Finalmente, me cuenta que, a pesar de que las políticas públicas alemanas son generosas con los extranjeros, en ocasiones no dejan de ser trámites engorrosos; sin embargo, César no se explica por qué de pronto todo se le da, se le acomoda y las cosas fluyen. Pero yo sí creo saberlo, y es porque estoy segura de que, desde un lugar muy especial, su papá Francisco Isaac Cortés Rojas sigue acompañándolo, cuidándolo y procurándolo tanto a él como a su mamá y sus hermanos. Así que de coincidencia nada. César planea seguir por un tiempo más en Alemania y ya después desea continuar viajando, conociendo, fluyendo y viviendo. Y como dice él, esperando con emoción lo que le depare el destino. Gracias, César, por la confianza, fue un verdadero gusto escribir parte de tu historia. 
Si naciste en Colima, vives en el extranjero o conoces a alguien que desee compartir su historia, escríbeme, me encantará contar su historia.
nana_cortes@hotmail.com 

ADRIANA CORTÉS ÁLVAREZ



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