Precariedad laboral impacta en la salud mental de los trabajadores: estudio
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Lunes 01 de Agosto de 2022 10:04 pm
+ -Según las conclusiones de este estudio, la precariedad laboral se asocia significativamente con una mala salud mental tanto en hombres como en mujeres
La
precariedad laboral, independientemente de otros factores económicos, tiene un
claro impacto en la salud mental de los trabajadores, principalmente en el nivel
salarial en general, y en la vulnerabilidad en el caso de las mujeres, según un
estudio realizado por el grupo Opik de Determinantes Sociales de la Salud y
Cambio Demográfico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
La
investigación analizó la relación entre la inseguridad laboral, medida por
dimensiones y como índice multidimensional, y la salud mental de hombres y
mujeres asalariados en el País Vasco.
“Creemos que
es necesario abordar la inseguridad laboral desde esta perspectiva más
multidimensional; de lo contrario, se pueden dejar de lado muchas cosas que
podrían ser inseguridad laboral y que no se están analizando”, señala Erika
Valero-Alzaga, una de las investigadoras del grupo.
Para abordar
la inseguridad laboral desde una perspectiva multidimensional y conocer la
importancia relativa de cada una de sus dimensiones, la investigación se basó
en la escala de inseguridad laboral EPRES, que consta de seis dimensiones:
impermanencia, salario, desempoderamiento, vulnerabilidad, derechos y capacidad
de ejercer derechos.
Así, cada una
de las dimensiones que la componen fue analizada por separado, con el fin de
identificar aquellas que potencialmente ejercen un mayor impacto sobre la
salud, a partir de una muestra de la Encuesta de Salud de la Comunidad Autónoma
Vasca de 2018.
Según las
conclusiones de este estudio, la precariedad laboral se asocia
significativamente con una mala salud mental tanto en hombres como en mujeres. “Vimos
que había algunas dimensiones que parecen ejercer un mayor impacto que otras en
la salud mental”, señala Valero.
El nivel
salarial entre ambos sexos, o la vulnerabilidad entre las mujeres parecen estar
relacionados de forma significativa e independiente con un peor estado de salud
mental. “Curiosamente, una de las características más llamativas del mercado
laboral español es su impermanencia. Vemos que si neutralizamos el efecto de
otras variables, como el nivel educativo o el estatus socioeconómico, esta
variable per se no parece afectar a la salud mental”, señala el investigador de
la UPV/EHU.
“Esto puede
deberse a que en algunos sectores con altas tasas de temporalidad en nuestro
contexto, por ejemplo en parte del sector público, no siempre se vive esta
situación unida a un alto grado de incertidumbre sobre la continuidad del
empleo, lo que no significa que no haya que hacer esfuerzos para estabilizar
las plantillas”, apostilla.
Las
transformaciones socioeconómicas y políticas “han provocado un importante
deterioro de la calidad del empleo y una transferencia de los riesgos y la
inseguridad de los empleadores a los trabajadores. Además, la inseguridad
laboral no se distribuye uniformemente entre la población trabajadora”, dice
Valero.
Las mujeres
tienden a ocupar puestos de trabajo de menor calidad, tienen menos contratos
indefinidos que los hombres, tienen niveles salariales más bajos y están
sobrerrepresentadas en los empleos a tiempo parcial. Asimismo, la precariedad
laboral se concentra más en los jóvenes y en las personas de menor nivel
socioeconómico.
“La
precariedad laboral tiene efectos negativos enormemente significativos en la
salud mental, por lo que teniendo en cuenta el impacto que el trabajo en
general (trabajo remunerado y trabajo doméstico y de cuidados) tiene en la vida
de las personas, debería ser una prioridad a nivel político. Hasta ahora, la
preocupación ha sido acabar con el desempleo, ya que se ha visto que también
ejerce un impacto negativo en la salud; pero no se trata sólo de garantizar el
acceso al empleo, sino de asegurar el acceso a un empleo decente y a unos
niveles salariales adecuados”, añade Valero.
La
investigadora considera que “los resultados de este estudio, basado en una
muestra amplia y representativa de la población asalariada del País Vasco,
podrían ayudar a identificar los aspectos más desfavorables de la precariedad
laboral para la salud mental y así poner en marcha diversas medidas
sociopolíticas para afrontarlos”.
No obstante,
reconoce que se trata de un estudio transversal que “impide establecer un
principio de causalidad entre la precariedad laboral y la salud mental”, y ha
subrayado la necesidad de “promover nuevas investigaciones para adaptar y
analizar la escala EPRES en trabajadores autónomos, así como en personas que no
tienen contrato laboral”.