Vuelo a ras de tierra de Norma Navarrete
Fabiola Amaro
Miércoles 17 de Agosto de 2022 8:54 pm
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Vuelo a
ras de tierra de Norma
Navarrete
Pareciera que el oficio de ser poeta sin poses es la manera
más sencilla de volar. Así lo creo, por la forma en que la autora Norma
Navarrete nos presenta este poemario.
Desde una voz auténtica y llena de luz se trazan los
personajes más pequeños de la naturaleza, en particular los insectos (un
grillo, una mosca, una araña), hasta llegar a la vasta complejidad del ser
humano.
Tal vez la figura retórica de las alas sea la más recurrida,
y el pretexto para despegar en otros asuntos, una táctica para elevarse por
encima de lo cotidiano y llegar a la palabra más sublime.
Con uno de los primeros poemas de este libro, ya nos detona
el alma de forma contundente y sin miramientos:
Despegue
Un
pájaro se vuelve hombre
sueña
que viaja en un tren
con
las plumas en la maleta.
O
en este otro donde reviste al que le han caído las alas en su transformación:
Reflejo de alas
A
cada minuto caen alas.
Pájaros
cenicientos desfallecen.
Corazón,
la cifra para el amor es una telaraña
dividida
por los rayos del sol que la visten al mediodía.
Para
morir no hace falta un ataúd.
Estar
vivos es suficiente, haberlo perdido todo
para
desafiar el vacío.
Sin
nombre definido, ni prisa de volver al polvo,
morimos
cada vez que otro nos mata
y
nos levantamos con el reflejo de otras alas.
El poema que da nombre a este poemario es en sí un tributo a
la pluma, el elemento más mínimo del ala:
Vuelo a ras de tierra
Algún
propósito debe tener
El
que una pluma comience,
Suave
y esponjada,
Unida
al cuerpo de la paloma
Algún
propósito debe tener
el
que demuestre su libertad
en
el aíre y caiga,
justo
en la palma de mi mano.
El propósito de hacerse notar es la libertad de volar. Es
normal elevarse y caer, desde el sueño de Ícaro hasta el despertar de los
ángeles. La poeta nos ofrece esta amplia maquinaria de artefactos, del sueño
para hacerlo. Vuelan los pájaros, los ángeles, ¿por qué no hacerlo nosotros
también?
La forma delicada, tierna, íntima y a la vez devastadora, de
cada poema nos lleva a reflexionar sobre el silencio.
En silencio
En
silencio crece la muerte
con
la nariz roja por la ausencia de mar.
En
silencio crecen los soles
que
inventa el niño
en
la escasez de cariño.
En
silencio las aves
y
las abejas
destrozan
sus alas.
En
el silencio abundo yo,
cuando
mi corazón se detiene,
a
investigar la nada.
Y es que la poeta no puede dejar su lado tierno, su lado
madre, su lado de maestra, su lado mujer. Habla de niños porque los conoce
bien, a eso se dedica, no hay impostaciones, porque ella lo vive en su
actividad cotidiana. Y bien lo expresa en este poema:
Luna en lugar de tristeza
A
la noche
le
pintó
un
árbol
el
niño;
le
pintó estrellas,
en
lugar de manzanas.
Le
puso luna
en
lugar de tristeza.
Ella tiene claras las alas de su infancia, las conserva
entrañablemente, porque yo también las tengo, y todos aquellos que convivimos
con niños, las sentimos todos los días, las recordamos en las espontaneidades
que tienen y conservan por su naturaleza inocente.
Himno del otoño
La
esperanza tiene el vestido desgarrado
y
los ojos de púrpura niña.
El
mundo es un juguete infantil
que
gira en las manos de un adulto irritado.
El
amor cumple y cumple años de soledad sin pastel.
Vuelo a
ras de tierra es un libro fresco, enorme, con la
filosofía de alguien que conoce bien las artes, y sabe desentrañar ese
universo, esa cosmovisión de la naturaleza y el aspecto humano. Tan lejos del
cielo y tan cerca de la tierra, así se mueven todos los seres alados, así se
mueve Norma entre estos dos mundos, a través de su bella e inspiradora poesía.
*Texto
leído por la poeta de San Luis Potosí, Fabiola Amaro, durante la presentación
virtual del libro Vuelo a ras de tierra, organizada por la Universidad de Colima, el
10 de junio de 2022.