Carlos III planea una monarquía más austera y reducida
Martes 13 de Septiembre de 2022 1:43 pm
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El reinado de Carlos III se presenta como una etapa en la
que la monarquía británica avanzará hacia una mayor austeridad, reducirá el
número de miembros de la familia real con tareas oficiales y ampliará el uso
público de espacios de la Corona hasta ahora restringidos, como el palacio de
Buckingham.
Cuando murió el príncipe Felipe, en abril de 2021, Carlos
convocó una reunión con su primogénito, Guillermo, en la que ambos diseñaron el
camino que debe seguir en las próximas décadas “La Firma“, nombre en clave con
el que se suele designar a la institución que gestionan los Windsor.
Con la ascensión al trono del nuevo rey se pondrá en marcha
esa hoja de ruta, dirigida a modernizar una casa real comandada por Isabel II
durante los últimos setenta años y con tendencia natural a mantener inalteradas
sus costumbres durante siglos.
SUPLIR A ENRIQUE, MEGHAN Y ANDRÉS
Carlos III, que ha esperado décadas para convertirse en
soberano, preveía desde hace años restringir el número de personas que reciben
fondos públicos para representar a la monarquía, desde las actuales 15 a un
núcleo duro de siete miembros de la familia, en línea con otras casas reales
europeas.
La decisión de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, de
abandonar los compromisos oficiales y mudarse a Estados Unidos, y el escándalo
sexual que apartó al príncipe Andrés de la vida pública le han obligado sin
embargo a repensar sus planes.
Se espera que, por un lado, miembros con menos peso de la
familia, como los condes de Wessex, Eduardo y Sofía, asuman algunas de las
responsabilidades destinadas a los Sussex, pero también que los 3.000 eventos a
los que asistían al año hasta ahora miembros de la realeza se reduzcan
gradualmente.
El propio Carlos III, que como príncipe asistió en 2019, el
año previo a la pandemia, a más de 500 actos, ha avanzado que se verá obligado
a abandonar buena parte de los patronazgos e iniciativas con las que colabora.
La agenda del resto de los “royals” se parecerá cada vez más
a la de Guillermo, que desde el principio optó por concentrar su actividad en
las causas que consideraba más relevantes y en ese 2019 solo asistió a unos 200
actos, menos de la mitad que su padre.
GESTIÓN DEL PATRIMONIO
Las propiedades de la Corona que ha heredado el nuevo
soberano, de 73 años, incluyen grandes áreas del centro de Londres, el circuito
de carreras ecuestres de Ascot y la mayoría del lecho marino que rodea la isla
de Gran Bretaña -un recurso que genera ingresos gracias a las explotaciones de
energía eólica, entre otros usos-.
Con los beneficios de ese patrimonio, que en el año fiscal
2021-2022 generó 313 millones de libras (360 millones de euros), se sufragan
los gastos oficiales de la realeza y el mantenimiento de palacios y
propiedades.
Cada año se establece una asignación para los gastos
oficiales de la familia real basada en esos ingresos, que en el ejercicio 2021-2022
fue de 102.4 millones de libras (117 millones de euros), incluida una partida
extraordinaria para reformas en el palacio de Buckingham.
Por separado, la familia controla los ducados de Lancaster y
Cornualles, que incluyen tierras, propiedades y activos financieros por valor
de mil 700 millones de libras (mil 965 millones de euros), entre otras
posesiones. Los ingresos que genera ese porfolio cubren gastos privados de los
Windsor.
Se espera que Carlos III, conocido por aprovechar ciertos
trajes hasta que tienen que ser remendados y continuar usando zapatos ya
ajados, reestructure la gestión de ese patrimonio y contenga el gasto de la
familia.
Entre otros planes, la prensa británica ha avanzado durante
años que el nuevo rey facilitará las visitas del público al palacio de
Buckingham, restringidas en vida de Isabel II, incrementado así una de las
principales fuentes de ingresos que ofrecen las propiedades de la monarquía.
CORONACIÓN MENOS OSTENTOSA
Aunque el nuevo rey ha sido proclamado oficialmente como
jefe de Estado británico, su coronación oficial se celebrará previsiblemente en
los próximos meses.
Conocida con el sobrenombre de “operación Orbe Dorado“, la
organización del evento girará en torno al propósito de que sea menos ostentoso
que la ceremonia que en 1953 elevó al trono a su madre.
Hace cerca de 70 años, se dedicaron 1,57 millones de libras,
el equivalente 46 millones de libras actuales (53 millones de euros), a una
ceremonia que vieron millones de personas en todo el mundo a través de la
retransmisión de la BBC.
En esta ocasión, con el Reino Unido cerca de entrar en
recesión y la inflación disparada por encima del 10 por ciento, se anticipa un
acto más comedido, con los invitados a la Abadía de Westminster limitados,
aunque con toda la pompa y el boato inseparables a la realeza británica.