México y el Vaticano: 30 años entre la tensión y el acuerdo
Domingo 25 de Septiembre de 2022 12:46 pm
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México cumplió el miércoles pasado 30 años de restituir sus
relaciones diplomáticas con el Vaticano, en medio de actuales tensiones del
Gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la Iglesia católica mexicana pese a
su sintonía ideológica con el papa Francisco.
La Santa Sede y México restablecieron lazos el 21 de
septiembre de 1992 tras haberlos suspendido en 1861, con la separación de la
Iglesia y el Estado del presidente Benito Juárez, lo que reforzó la actual
Constitución de 1917, que estableció una nación secular.
Por ello, para restituir la relación fue necesario reformar
el artículo 130 de la Constitución y promulgar la Ley de Asociaciones Religiosas
y Culto Público, que reconoce la personalidad jurídica de las iglesias y
asociaciones religiosas.
Expertos consultados por EFE coinciden en la relevancia que
para el Vaticano tiene México, donde hay casi 98 millones de católicos, la
segunda cifra más alta del mundo, solo por detrás de Brasil, según el último
censo de 2020.
Desde el principio de la conquista, México se convirtió en
uno de los puntos de apoyo básico del Estado Vaticano en América Latina»,
expone José Antonio Alonso, investigador hispanomexicano de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y uno de los principales autores de las
relaciones entre ambos Estados.
TENSIONES ACTUALES
El aniversario llega tras desencuentros de la Iglesia
católica de México con López Obrador y su partido, el Movimiento Regeneración
Nacional (Morena), por temas como la violencia, derechos sexuales y los abusos
de la conquista del siglo XVI.
El presidente y los sacerdotes intercambiaron las mayores
críticas en junio pasado, cuando los curas cuestionaron su estrategia de
seguridad tras el asesinato de dos jesuitas en el norteño estado de Chihuahua.
¿Qué quieren entonces los sacerdotes? ¿Que resolvamos los
problemas con violencia? ¿Vamos a desaparecer a todos? ¿Vamos a apostar a la
guerra? ¿Por qué no actuaron, cuando (el expresidente Felipe) Calderón, de esa
manera? ¿Por qué callaron cuando se ordenaban las masacres?», cuestionó
entonces López Obrador.
El Presidente, quien no se considera católico, sino
«seguidor de Jesucristo», también criticó en 2020 a la jerarquía católica
mexicana por no replicar el mensaje del papa Francisco contra el
neoliberalismo.
Mientras que la Iglesia acusó en 2021 a «legisladoras
federales del partido en el Gobierno» de «empecinarse en promover una agenda
muy cargada de ideología», como derechos LGBT, aborto y marihuana.
Además, López Obrador insistió el año pasado, cuando se
conmemoraron 200 años de la consumación de la independencia y 500 años de la
conquista, en que el Vaticano debía pedir perdón por los abusos contra los
pueblos indígenas.
Para el investigador Alonso, autor del libro «Topar con el
Vaticano», el mandatario actúa de forma «muy sabia, porque no ha hecho ninguna
declaración definitiva, pero no actúa con el mismo sometimiento que los
presidentes anteriores”.
Eso puede ser el inicio, espero, de que todos los
presidentes y todas las autoridades de México aprendan a esa actitud de mayor
sentido crítico con respecto al Papa, al Vaticano y también a los otros
presidentes», considera.
SINTONÍA CON EL PAPA
Pese a estas tensiones, López Obrador ha expresado en
reiteradas ocasiones su admiración por el papa Francisco, a quien incluso
propone como mediador para negociar la paz entre Rusia y Ucrania, y una tregua
entre las potencias que dure 5 años.
Aunque no es católico, el mandatario siente afinidad por el
discurso contra el neoliberalismo de Francisco y su doctrina social de la
opción preferencial por los pobres, común en los jesuitas latinoamericanos,
opina William Jensen, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales
(Comexi).
El papa ha tenido un discurso marcado de austeridad, a favor
de los pobres y crítico con la concentración de la riqueza, algo que resuena
muy bien con la narrativa del presidente López Obrador», indica Jensen,
analista político internacional.
El experto recuerda que la afinidad comenzó desde la campaña
en 2018, cuando López Obrador propuso que el Papa mediara diálogos de paz en
México para frenar la violencia del narcotráfico.
Con ello, el mandatario ha marcado un contraste con los
expresidentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que vivían en una
negociación constante con la Iglesia, y del Partido Acción Nacional (PAN), que
mostraban una natural afinidad conservadora.
López Obrador y Francisco tienen su estilo muy personal, y
ambos han causado disrupción dentro de sus instituciones, pero habrá que
esperar para ver cómo evolucionan las relaciones de México y el Vaticano
después de que ambos partan», manifiesta.