La Tabla Roseta: una puerta al Egipto de la antigüedad
Domingo 09 de Octubre de 2022 10:29 am
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Se cumplen dos siglos desde que se consiguió descifrar la
escritura jeroglífica que utilizaban los antiguos egipcios, que representó un
paso crucial para descubrir una de las civilizaciones más antiguas y
enigmáticas del planeta.
Antes de que se consiguiera descifrar ese sistema de
escritura pictórica, que representa los objetos y conceptos mediante figuras y
símbolos, la vida en el antiguo Egipto había sido un misterio durante siglos.
Los jeroglíficos egipcios se utilizaban como un sistema de
escritura pictórica consistentes en un conjunto de símbolos que pueden
representar objetos, aunque también representan sonidos particulares o grupos
de sonidos, según la Enciclopedia Británica (EB) (www.britannica.com).
La palabra jeroglífico, que significa «talla sagrada», es
una traducción griega de la frase egipcia «las palabras del dios», que se usaba
en la época de los primeros contactos griegos con aquella civilización, para
distinguir los antiguos jeroglíficos de la escritura de esa época, del egipcio
demótico, que surgió en la última etapa del Antiguo Egipto, y fue dominante
hacia el 600 a. C.
Se desconocen los orígenes de esta escritura. Al parecer,
surgió a finales del periodo predinástico (justo antes del 2925 a.C.), una
época en que hubo contactos entre Egipto y Mesopotamia, por lo que se ha
pensado que los antiguos egipcios podrían haber tomado prestado el concepto de
escritura de los sumerios.
Esto es posible, pero incluso si fuera así, los dos sistemas
eran tan diferentes en el uso de los signos que está claro que se desarrollaron
de forma independiente, recalca la EB.
LA ESCRITURA MÁS ENIGMÁTICA.
Muchos principios de la escritura jeroglífica se
regularizaron durante la tercera dinastía egipcia (2650–2575 a. C.) y el
sistema permaneció prácticamente sin cambios, utilizando un número constante de
signos (unos 700) durante más de 2 mil años, hasta que la escritura fue
reemplazada por una versión temprana del idioma copto (alrededor de los siglos
III y IV d. C.), informa el medio mencionado.
El descubrimiento, en 1799, de la Piedra de Rosetta, con su
decreto escrito en jeroglíficos, egipcio demótico y el conocido idioma griego
antiguo, proporcionó la clave para decodificar los jeroglíficos en el año
1822. Un avance que amplió en unos 3 mil
años el conocimiento moderno sobre la historia de Egipto.
La Piedra de Rosetta, uno de los objetos antiguos más
famosos del mundo, es un fragmento de una estela egipcia (monumento monolítico
con inscripciones), tallada en granito negro y con forma irregular.
Esta piedra encontrada rota e incompleta, tiene escrito un
decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del rey Ptolomeo V
(204-181 a. C.), en tres escrituras diferentes: el texto superior en
jeroglíficos egipcios (catorce líneas), la parte intermedia en escritura
demótica y la inferior en griego antiguo.
El decreto dice que “los sacerdotes de un templo apoyaron al
rey”, y el fragmento de bloque de roca donde está inscrito, fue descubierto
durante una expedición militar francesa comandada por Napoleón Bonaparte,
cuando cruzaba la región egipcia de Rosetta; de allí su nombre.
En 1820, el historiador, lingüista y egiptólogo francés,
Jean-François Champollion, considerado “el fundador de la egiptología” se
embarcó plenamente en el proyecto de descifrar la escritura de la Piedra
Rosseta, y fue hace 200 años cuando publicó su primer avance para desentrañar
el sistema de escritura egipcio, al que añadió un trabajo con más precisiones
en 1824.
Previamente el científico inglés Thomas Young (1773-1829),
había hecho avances en el desciframiento de las inscripciones y logró traducir
correctamente algunos jeroglíficos de la Piedra, pero la primera traducción
completa se atribuye al erudito Champollion (1790-1832).
EGIPTO EN EL MUSEO BRITÁNICO.
La importancia de este desciframiento para la egiptología ha
sido inmensa, ya que antes, nadie sabía cómo leer los jeroglíficos egipcios
antiguos, según los expertos del Museo Británico en Londres, Reino Unido, donde
se exhibe la Piedra de Rosetta, siendo uno de los objetos más famosos de sus
colecciones y más populares entre los visitantes.
Debido a que las inscripciones dicen lo mismo en tres
escrituras diferentes, la Piedra de Rosetta fue clave para descifrar los
jeroglíficos, según el Museo Británico (www.britishmuseum.org), quienes este
año presentan una gran exposición sobre este apasionante tema.
La muestra denominada ‘Hieroglyphs: unlocking ancient Egypt’
(Jeroglíficos: revelando el antiguo Egipto), comienza en el mes de octubre
“exactamente 200 años después de aquel momento fundamental”, según el museo y
se prolongará hasta febrero de 2023.
La exposición reúne más de 240 objetos, incluidos préstamos
de colecciones nacionales e internacionales y, por supuesto, la Piedra de
Rosetta.
Otro de los objetos estelares que expondrá el museo es ‘la
Cuenca Encantada’, un gran sarcófago de granito negro de alrededor del 600 a.
C., cubierto con imágenes de dioses y jeroglíficos, “los cuales se creía que
tenían poderes mágicos”, según el MB.
“Por aquel entonces se creía que los jeroglíficos en sí
mismos tenían poderes mágicos y que darse un baño dentro de la Cuenca Encantada
podría ofrecer alivio a los tormentos del amor”, añaden.