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Colimenses por el mundo: 12 años en Shanghái



Domingo 06 de Noviembre de 2022 8:13 am

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JUAN Augusto Barrera es un arquitecto dedicado al diseño de torres de oficinas, museos y centros comerciales quien dejó en la imponente ciudad de Shanghái 12 años de su vida. Todo inició cuando de niño, recuerda que su mamá se desempeñaba como maestra de Español y por lo general sus alumnos eran provenientes de Estados Unidos, sin embargo, en un ocasión tuvo un grupo de chinos a los que invitó a comer a su casa con la idea de presentarlos a la familia.
La manera de comportarse de los visitantes era tan diferente que Augusto le externó a su mamá su extrañeza por las costumbres de sus invitados, y fue entonces que ella tomó un libro y se sentó con él para mostrarle la historia de China, su cultura, tradiciones y su compleja sociedad, para que él pudiera asimilar y entender que lejos del nuestro, existían también otros mundos y otras formas, así que sin saberlo o quizá, sabiéndolo bien, su madre colocó en él una semillita para salir, viajar, conocer nuevos lugares, sabores, colores, explorar sitios diferentes, lo que años más tarde lo llevaría directo a Shanghái, una ciudad catalogada como la más poblada de la República Popular China y del mundo, con más de 24 millones de habitantes. 
Colonizada en sus inicios por los refugiados que huían de los mongoles y quienes se dedicaba a la pesca y la elaboración de textiles, debido a su ubicación estratégica, se convirtió en un eje comercial, y para la década de los 90´s experimentó un espectacular crecimiento financiero y turístico, siendo sede de empresas multinacionales, por lo que hoy es el mayor puerto del mundo por volumen de mercancías, además de una ciudad cosmopolita de la cultura y el diseño.
Fue en diciembre de 2010 cuando Guti, como lo llaman sus amigos, fue a Dubái a visitar a su hermano Juan Carlos, quien le aconsejó buscar oportunidades de trabajo en Asia, así empezó su búsqueda en varios países y fue de China de donde recibió un par de oportunidades para entrevistas laborales, sólo que había un pequeño detalle, las entrevistas deberían de ser presenciales, por lo que las vacaciones de 2 meses al final se convirtieron en una estadía de 12 años en este enigmático país. Aunque en un principio el idioma fue un gran limitante, con el paso del tiempo las cosas empezaron a mejorar, y una de las anécdotas más simpáticas que nos comparte, es que en China dormir una siesta es algo muy común y ésta se hace después del almuerzo de las 12 del día, el punto aquí es que la siesta la realizan en horario laboral, así que en su primer día de trabajo Augusto después de almorzar regresa a la oficina y para su sorpresa todo mundo estaba dormido, algunos con la cabeza sobre el escritorio, otros con almohadas, otros más con los ojos cubiertos y algunos de plano durmiendo en catres o acostados en la sala de espera, obviamente fue un shock llegar y encontrar ese panorama, pero ahí no termina la sorpresa, pues después de transcurridos unos 20 minutos, se empieza a escuchar una música de fondo con la voz de una mujer que cantaba en Mandarín, pero como en ese entonces Augusto aún no dominaba el idioma, pues no entendía nada, para más sorpresa ve como todos sus compañeros al mismo tiempo, de manera sincronizada, empiezan a darse masaje en los ojos, después pequeños golpes en la espalda, luego empiezan a estirar manos y pies, porque desconocía que justamente la canción de la mujer iba indicándoles rítmicamente que ejercicios hacer para terminar de despertarse, y ya una vez concluida la melodía, todos tomaron sus lugares y continuaron trabajando con la eficiencia de una máquina, ya imaginarán la sorpresa que fue para Augusto, quien por cierto estudió preescolar, primaria y secundaria en el Colegio Campoverde, su prepa la realizó en el Tecnológico de Monterrey Campus Colima, y terminó su carrera de Arquitectura en el Tec de Monterrey Campus Querétaro.
Aún le produce gracia recordar que nunca adivinaban de donde era, incluso llegaron a preguntarle si era del norte de China, una provincia llamada Xinjiang, en donde las personas no tienen el ojo tan estirado ni tampoco tan redondo como en occidente, y me comparte que el picante de nuestra comida, el futbol y Jorge Campos eran temas recurrentes sobre los que invariablemente le preguntaban. 
Hoy Augusto tiene 37 años y vive desde hace 8 meses en San José Costa Rica, con Aní su esposa y su pequeño bebe Juan Pablo, que aunque nació en China, tiene nacionalidad mexicana. Con miles de kilómetros recorridos, asegura que esto no hubiera sido posible sin el siempre incondicional amor y apoyo de Juan Manuel y Caro Barrera, sus papás, quienes siempre lo animaron aun sabiendo que eso podría significar estar a miles de kilómetros. Ahora lo que tiene en mente es viajar por nuestro continente y seguir acumulando experiencia profesional para que en unos años, cuando se presente la oportunidad de regresar a México, pueda transmitir lo aprendido a las nuevas generaciones con la idea de motivarlas a salir a explorar el mundo. 
Pues aquí un colimense que se encuentra trabajando a miles de kilómetros de nuestras fronteras, mostrando que no hay límites y que cuando se trata de cumplir anhelos el trabajo y la disciplina son las mejores aliadas. Gracias Augusto por regalarnos parte de tu historia de vida, por representarnos como lo has hecho y por seguir teniendo entre tus metas regresar a nuestro país y compartir de manera tan generosa tu experiencia. 
Si naciste en Colima, vives en el extranjero o conoces a alguien que desee contar su historia, escríbeme, me encantará compartirla. 
Nana_Cortes@Hotmail.Com 

ADRIANA CORTÉS ÁLVAREZ



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