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Del terremoto de hace 20 años



Domingo 22 de Enero de 2023 8:35 am

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ESTE 21 de enero, a las 20:58:34 horas, en la región del estado de Colima, estaremos rememorando un aniversario más, el vigésimo, del último gran sismo de nuestra historia y primero de este siglo, desde aquel primer registro que se tiene del S.XVI. Me refiero al de enero de 2003, del que sabemos fue de magnitud entre 7.6 y 7.8 grados (aunque otras mediciones dieron 8), ocasionado, según los especialistas, por el movimiento convergente entre las placas de Cocos y Norteamericana, con epicentro a unos kilómetros frente a Cuyutlán, Colima; con duración de 50 segundos y réplicas de entre 3.7 y 5.8 grados, perceptibles una semana después de aquella noche que a la par del fuerte movimiento trepidatorio vino un resplandor que se vio al oriente, para cubrirnos de miedo, zozobra, luto, tierra y un vacío solo ocupado por la tristeza.
La prensa nacional dio constancia de que el sismo que acá nos sumió en la desgracia también se sintió en estados como Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero, México, Morelos, Puebla, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y la Ciudad de México, además de las zonas aledañas de Jalisco y Michoacán. De los daños más severos hay testimonio de que en Manzanillo se cayeron el añejo edificio Federal y otras instalaciones públicas, además de daños en casas-habitación. En la capital colimense temporalmente se inhabilitó la clínica del ISSSTE y resultaron demolidas tres de las 10 escuelas que fueron tiradas en la entidad, además de derrumbes sobre la autopista Colima-Tecomán en el tramo de La Salada y otras intersecciones.
Entre las víctimas fatales se contaron a 23 con un registro oficial de 300 heridos, 10 mil viviendas fueron afectadas en toda la entidad y hubo daños en el equipamiento y mobiliario urbano y la red eléctrica y de comunicaciones de algunas localidades, principalmente en las cabeceras municipales de Colima, Villa de Álvarez y Coquimatlán. 
El suministro eléctrico se suspendió de inmediato quedando interrumpido por varios minutos. La misma noche, en menos de media hora, tanto el Ejército como la Armada aplicaron el Plan DN-III y el Marina, ambas instancias coordinadas de manera presencial por el entonces Gobernador del Estado quien, justo es reconocer, desde el primer momento y en los días siguientes actuó a la altura de las circunstancias, encabezando, por ejemplo, la organización de las labores de rescate, auxilio y atención a las víctimas.
Haciendo un poco de historia sobre las interpretaciones del fenómeno, se sabe que ha evolucionado desde sus registros en China, donde hay textos de 3 mil años que describen su impacto. La Iglesia Católica decía que los terremotos eran castigo divino. Igual, han sido causa de supersticiones. Grandes obras de la antigüedad han sucumbido ante este fenómeno, fueron destruidas por terremotos el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría, por ejemplo. 
Desde la Antigüedad hasta el medievo se tuvo la versión del castigo o ira divina. En Japón se atribuían a un enorme pez gato que estaba bajo tierra controlado por un Dios manteniendo su cabeza enterrada bajo una piedra, y cuando el Dios se descuidaba, el pez con fuertes coletazos hacía temblar. 
Los naturales de esta región pensaban que la vida humana se extinguía periódicamente por diferentes calamidades; a cada Era o ciclo le denominaron Sol. El Quinto Sol, el actual, cuyo signo es nahui ollin (“4º movimiento”) deberá apagarse con un fuerte terremoto. Así, los mejicas pretendían retrasar el cataclismo que habría de poner fin al Quinto Sol, mediante chalchíhuatl, el agua preciosa del sacrificio.
Puede resultar increíble que con tanto avance, aún a inicios del siglo pasado no existía explicación sobre este fenómeno generado cerca de la costa del Pacífico, ello hasta que se desarrolló la teoría de las capas de la Tierra, para entender así que en estas costas la placa marina penetraba en la continental generando los movimientos tectónicos que aún a nuestros días continúan siendo impredecibles y de los que por milenios la humanidad ha sabido levantarse mientras llega la oscuridad que vendrá, según, con el Quinto Sol. ¿Preparados para el que viene?

NOÉ GUERRA PIMENTEL



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