Por qué Dinamarca tiene casi 10.000 cerebros almacenados (y la controversia que genera)
Domingo 16 de Abril de 2023 12:05 pm
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En un sótano apartado en la Universidad de Dinamarca del Sur, una de las más grandes del país, hay filas y filas de estantes con miles de baldes blancos numerados. En cada uno de ellos, preservados en formol, hay un cerebro humano. Son 9.479 en total.
Los cerebros fueron extraídos durante las autopsias de pacientes que murieron en institutos psiquiátricos en todo el país a lo largo de cuatro décadas, hasta los 1980. Se estima que es la mayor colección de ese tipo en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, lo cerebros habían sido preservados sin el consentimiento previo de los pacientes ni de sus parientes cercanos, lo que desató un largo debate nacional sobre qué hacer con esa cantidad de órganos humanos.
Finalmente, en la década de 1990, el Consejo de Ética de Dinamarca determinó que los tejidos podían ser usados para la investigación científica y es en ese sentido que opera el banco de cerebros de la universidad en la ciudad de Odense.
Algunos expertos afirman que, a lo largo de los años, la colección ha facilitado el estudio de muchas enfermedades, incluyendo la demencia y la depresión. Pero su existencia también saca a la luz lo que era el estigmatizado tema de la enfermedad mental y la falta de los derechos de los pacientes en épocas pasadas.
Detallada documentación
La colección empezó en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, con cerebros extraídos de pacientes con enfermedades mentales que murieron mientras estaban en instituciones psiquiátricas en diferentes partes de Dinamarca.
Originalmente, los cerebros estaban guardados en el Hospital Psiquiátrico Risskov, en Aarhaus, donde funcionaba el Instituto de Patología Cerebral.
Después de las autopsias, los médicos extraían el órgano del cadáver antes de enterrarlo en cementerios cercanos, lo examinaban y escribían anotaciones detalladas.
"Todos estos cerebros están muy bien documentados", dijo a BBC News Mundo Martin Wirenfeldt Nielsen, patólogo y actual director de la colección de cerebros en la Universidad del Sur de Dinamarca, Odense.
"Sabemos quiénes fueron los pacientes, dónde nacieron y cuándo murieron. También contamos con los diagnósticos que les hicieron y los informes de los exámenes neuropatológicos (postmortem)", explicó el doctor Nielsen.
Muchos de los pacientes estuvieron internados en los hospitales psiquiátricos durante gran parte de sus vidas, así que, además de contar con los detallados informes patólogos, también se cuenta con las historias médicas de casi la mitad de los pacientes a quienes pertenecen los cerebros.
"En realidad es una gran cantidad de metadata la que tenemos. Podemos documentar mucho del trabajo que hicieron los doctores en ese entonces con el paciente, además de tener su cerebro ahora", expresó Nielsen.
La preservación de cerebros finalizó en 1982, cuando la universidad de Aarhaus se iba a trasladar a nuevos predios sin presupuestar un espacio para la colección. En un estado de abandono, se llegó a proponer la destrucción de todo ese material biológico. Pero en lo que el doctor Nielsen describe como un "operativo de rescate", la Universidad de Dinamarca del Sur, en Odense, aceptó albergar el conjunto de cerebros.
La cuestión ética
Desde hace cinco años, el doctor Nielsen es director de la colección. Aunque tenía una noción periférica de la misma, desconocía su magnitud. "Cuando la vi por primera vez quedé realmente sorprendido".
Aunque su existencia nunca había sido un secreto y era objeto de ocasionales rumores, la inusual colección no formaba parte de la consciencia colectiva danesa, hasta que el plan del traslado a la universidad en Odense la destapó por completo.
Se desató un gran debate público en torno al trato ético que habían recibido los restos humanos y sobre los derechos de los pacientes con la participación de grupos políticos religiosos y científicos. El pueblo danés se enfrentó con un aspecto social que había mantenido al margen: la enfermedad mental.
"Había tal estigma sobre la enfermedad mental que nadie que tuviera un hermano, una hermana, un padre o una madre en un pabellón psiquiátrico siquiera mencionaba el tema", señaló Knud Kristensen, expresidente de la Asociación Nacional de Salud Psiquiátrica, SIND (siglas en danés que significan "mente").
"En esa época, los pacientes eran hospitalizados durante toda su vida. No había tratamientos para su enfermedad, así que se quedaban allí, tal vez trabajando en el jardín, en la cocina o lo que fuera. Allí morían y eran enterrados en el cementerio del hospital", dijo a BBC News Mundo.
Los pacientes psiquiátricos tenían muy pocos derechos. Podían recibir tratamiento para un caso específico sin ningún tipo de aprobación.
Kristensen comentó que era muy probable que los familiares de los pacientes ni siquiera estaban al tanto de que sus cerebros estaban siendo preservados y afirmó que muchos de los cerebros de la colección tienen señales de lobotomía. "Un mal tratamiento, según lo que conocemos hoy en día, pero bastante normal en ese entonces".