Familiares y amigos despiden a Mario Vergara, activista que ayudó a localizar el cuerpo de Lesly Martínez
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Viernes 19 de Mayo de 2023 9:52 pm
+ -Durante la noche del jueves y la mañana del viernes fue velado en su casa, a las 4 de la tarde celebraron una misa de cuerpo presente y, casi dos horas después, fue sepultado
Mario Vergara
Hernández, el buscador de personas desaparecidas, fue sepultado la tarde del
viernes en Huitzuco, Guerrero.
Mario Vergara
murió en un accidente en su trabajo, una recicladora de pet, la tarde de este
jueves en Huitzuco.
Este viernes
fue despedido por sus familiares, amigos e integrantes de colectivos de
desaparecidos de Guerrero y de otros puntos del país. Durante la noche del
jueves y la mañana del viernes fue velado en su casa, a las 4 de la tarde
celebraron una misa de cuerpo presente y, casi dos horas después, fue
sepultado.
A despedirlo
asistió la activista y madre de cuatro desaparecidos, María Herrera Magdaleno.
Mario Vergara
fue buscador de desaparecidos desde el 2014. Buscaba a su hermano Tomás. Había
localizado a cientos de personas, su último hallazgo fue el martes a las 3:30
de la tarde en la autopista del sol: halló el cuerpo de Lesly Martínez Colín,
una joven que fue desaparecida el 30 abril en la Ciudad de México.
De acuerdo a
la Fiscalía General de Estado (FGE), alrededor de las 5 de la tarde, Mario
Vergara y un ayudante, identificado como José de Jesús sufrieron un accidente:
un bloqueo de material reciclado compactado se le vino encima y los lesionó de
gravedad.
Mario Vergara
presentó un trauma cerrado de tórax, fractura de clavícula derecha y trauma
craneoencefálico severo. Unas horas después, dice el reporte, murió.
Sembré
una semilla y ahora mi familia no está sola
Mario Vergara
se convirtió en experto para encontrar personas desaparecidas. Con una varilla,
una cuerda, una pala, pico, lámpara de mano salió a buscar fosas clandestinas
desde hace nueve años a cualquier parte de México.
El 16 de
noviembre de 2014, fue la primera vez que Mario salió a buscar fosas
clandestinas. Lo hizo en los cerros de la Laguna y La Joya, en Iguala.
Lo hizo
después de que rompió el miedo.
Salió a
buscar fosas clandestinas para encontrar a su hermano Tomás, secuestrado el 5
de julio de 2012, en Huitzuco. Un día, Tomás salió a trabajar en su taxi y no
regresó. La familia comenzó a recibir llamadas pidiendo dinero por la vida de
su hermano. Denunciaron ante las autoridades el secuestro y decidieron no pagar
el rescate. Comenzaron las amenazas. La vida le cambió a toda la familia.
“Mi mamá me
decía ve a buscar a tu hermano a los cerros, dicen que ahí los entierra, pero
yo no sabían nada, además teníamos miedo”, recuerda.
Sin embargo,
Mario Vergara salió a buscarlo en fosas clandestinas, después de una tragedia:
la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. En esos
días, Iguala y toda la región estaba llena de policías y militares y
organizaciones sociales; eso les dio el valor.
“Los padres
de los 43 son mis héroes, ellos nos dieron la muestra de cómo buscar y cómo
terminar con el miedo”, dice Mario.
Desde
entonces no dejó de buscar fosas. En su negocio, donde vende cerveza, llegaba
gente que tomaba un trago, jugaba unos minutos billar y después de forma
discreta dejan papelitos con la ubicación de posibles fosas clandestinas.
Con
frecuencia se acercaban a Mario hombres o mujeres a contarle que en un cerro,
que un paraje escucharon como excavaban o los gritos de dolor o cómo cuando
caminaban por el campo pisaron un hueso. Pero también, llegaron hombres que le
daban la información de las fosas clandestinas que cavaron con sus propias
manos.
Pasaron nueve
años y Mario no halló a Tomás, pero siempre tuvo la esperanza de encontrarlo.
Fueron años de aprendizajes y estaba preparado para hacerlo. Pero eso ocurrió,
sin embargo siempre estuvo seguro que alguien más lo hará.
Por ejemplo,
Saturnino, su sobrino, el hijo de su hermana Mayra.
Saturnino
desde los siete años aprendió a buscar fosas clandestinas. Cuando se llevaron a
Tomás, Saturnino tenía apenas seis meses de nacido, no recuerda a su tío, pero
se está preparando para encontrarlo.
La otra
esperanza de Mario era Julietita, su hija. Julietita también ha sufrido la
violencia. Muy pequeña se convirtió desplazada. Hace cinco años, por las
amenazas que recibió su padre, la pequeña tuvo que salir de Huitzuco.
“Han sido
años de mucho aprendizaje, pero sobre todo de sembrar, hemos sembrado la
semilla en muchas familias y lo mejor es que mi familia ya no está sola, si nos
pasa algo sabemos que alguien va buscar a Tomás”, resumió Mario.