Los plurales de intensidad en los saludos cotidianos
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Reflexiones sobre la lengua/Ramón Moreno Rodríguez
Sábado 03 de Junio de 2023 1:20 pm
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Por
siglos ha habido unanimidad en decir “buenos días”, y a nadie le parecía
problemática esta expresión. De un tiempo a esta parte, a algunos
perfeccionistas del saludo les ha dado por corregir lo que piensan que es una
manera viciada o errónea de expresarse y con suma propiedad corrigen y se
corrigen saludando con un tajante “buen día”. Quienes así proceden creen ser
correctos, mejor aún, perfectos en el dominio de la lengua, pero en verdad no
han visto la viga en el ojo propio. Los ignorantes con iniciativa son los más
peligrosos. Estas personas piensan que han hecho una sesuda reflexión sobre la
lengua y se disponen a poner en su lugar a los ignorantes. Craso error, no
existe incorrección alguna en decir “buenos días”. Personas ha habido que me
dictan su saludo haciendo hincapié en el singular: remarcan varias veces las nnn, de su buennn. Yo finjo que no me doy cuenta y persisto en responder con
el ortodoxo plural.
Los
usos de la lengua se rigen por un principio consensual. Es decir, todos
aceptamos una forma determinada, un modismo tal, una manera de ver las cosas
que nos rodean y no otra. Por ejemplo, los españoles prefieren decir “las once
menos cuarto” y los mexicanos hemos aceptado “cuarto para las once”. En fin,
ellos desandan lo caminado y nosotros nos consolamos con lo poco que nos falta
para llegar a la meta. Da lo mismo, es una manera de ver la realidad.
No
hace mucho tiempo tuve un vecino del que tenía noticias, era profesor de
filosofía y él estaba enterado de mi condición de literato. Por nada del mundo
dejaba de decirme, buenaaa nocheee,
aunque en ese momento estuviera temblando y todos bajáramos las escaleras del
edificio a velocidades propias del terror, de tan introyectada que tenía su
ultracorrección y de lo muy convencido que estaba de su argumento de que el
plural en tales casos era un uso de los tontos o de los ignorantes. En alguna
ocasión en que las prisas no apremiaban aquellos encuentros circunstanciales,
me dictó cátedra de filosofía, disimulando en la falsa modestia su torpe inferencia.
Me dijo, usted disculpará colega, pero a mí me da por pensar que los días
suelen tener sólo una tarde o una noche o una mañana, por eso me atrevo a
desearle buen día y no buenos días.
Sonriendo
le contesté, grave verdad ha descubierto usted, lo felicito. Y seguí mi camino.
Por supuesto que no intenté explicarle el uso de los plurales de intensidad, no
tenía caso. Él estaba muy convencido de su deducción y era preferible dejarlo
seguir saludando de esa rebuscada forma.
En
efecto, el plural en español no sólo sirve para indicar múltiples cantidades,
también muestra intensidad. Sucede que no siempre reflexionamos otros usos
similares al buenos días, y por eso
no descubrimos esa otra función. Algunos ejemplos nos revelarán esta
característica. Sucede que para expresar de manera circunspecta lo mucho que
nos alegra el éxito de la persona con la que charlamos, podríamos decir le doy mis sinceros parabienes. También,
en una carta o un mensaje podríamos escribir le doy mis más sinceras felicitaciones. Y otro tanto podemos decir del sentimiento
expresado en sentido contrario: condolencias.
Incluso, una palabra de la que difícilmente pensaríamos que es plural de
intensidad, gracias, en efecto lo es
porque a quien nos regala algo, por ejemplo, se la decimos y con ella
expresamos que nuestra gratitud es totalmente sincera y por ello le atribuimos
al donante una multiplicidad de “gracias”, es decir, de una gracia varias veces repetida e
intensificada por nuestra amabilidad.
Por
lo tanto, debemos concluir que nunca ha sido incorrecto el uso del plural en buenos días y que el afán de usarlo en
singular no sólo es artificioso, sino que responde a la lógica de la
ultracorrección. En términos lingüísticos se le llama ultracorrección a
cualquier fenómeno que busca enmendar lo que ya está bien dicho o escrito, como
insistir que la expresión correcta es vaso
con agua en lugar del correctísimo vaso
de agua.
Por
último, debo aclarar que no es lingüísticamente inapropiado decir buen día, sino pedante, de tan afectado.
Me explico. En la construcción bacalado
sí hay un error por ultracorrección, pues en el sustantivo bacalao se está corrigiendo por analogía el uso coloquial del verbo
comprao (participio) que debe
construirse con d intervocálica: comprado. Dicho de otra manera, la
palabra bacalado no existe, pero la
frase buen día sí está bien
construida; como ya dijimos, es una forma válida pero que se configuró a partir
de una confusión del sentido que deben tener los plurales. ¿Debemos usarla? Yo
opino que no, entre otras causas porque ya tenemos la otra, que es totalmente
castiza.
¿En
qué acabará este uso moderno del saludo? No es posible saberlo. Si la
afectación se generaliza y termina por desplazar al centenario buenos días, dejará de parecernos
afectada esa peculiar manera de saludar cicateramente, como diciendo, “para
usted hoy tengo UN deseo de bienestar; ¿quiere varios? ¡crúcese mañana en mi
camino y verá cómo, generosamente, le regalo uno más!”.