Tribunal del Vaticano condena a 5 años de cárcel a cardenal por fraude financiero
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Sábado 16 de Diciembre de 2023 10:04 am
+ -Angelo Becciu, otrora consejero cercano del papa Francisco, es el más alto responsable de la Iglesia católica en comparecer ante un tribunal penal
Un tribunal penal del Vaticano
condenó el sábado en primera instancia a un cardenal italiano de alto rango,
juzgado junto a otros nueve por fraude, a cinco años y medio de prisión tras un
juicio relacionado con operaciones financieras de la Santa Sede.
El cardenal Angelo Becciu, de 75
años, otrora consejero cercano del papa Francisco, es el más alto responsable
de la Iglesia católica en comparecer ante un tribunal penal del Vaticano, la
justicia civil de la ciudad-Estado.
En el centro del caso está la compra,
por 350 millones de euros (164 millones de dólares), de un edificio de lujo en
Londres entre 2014 y 2018, en el marco de las inversiones de la Santa Sede, que
cuenta con un patrimonio inmobiliario considerable.
Este caso, con múltiples
ramificaciones, pone de nuevo sobre la mesa la opacidad de las finanzas del
Vaticano, máxime cuando el papa Francisco ha intentado sanear su funcionamiento
desde su elección en 2013.
El pontífice argentino también
reformó el sistema judicial para que obispos y cardenales puedan ser juzgados
en tribunales laicos, y no solo en instancias religiosas.
El fiscal, Alessandro Diddi, pidió penas
de cárcel que van de casi cuatro años hasta más de 13, además de sanciones
financieras, contra los 10 acusados que comparecen por fraude, desvío de
fondos, abuso de poder, blanqueo de dinero, corrupción y extorsión.
Escuchas
telefónicas en El Vaticano
Ex número dos de la Secretaría de
Estado, principal órgano del gobierno central de la Santa Sede, en el centro de
esta transacción, el cardenal Becciu conserva su título pero fue destituido de
todas sus funciones en septiembre de 2020.
El fiscal requirió siete años y tres
meses de prisión contra él, pero el sardo siempre mantuvo su inocencia.
El cardenal afirmó que “nunca [había]
robado un céntimo” y aseguró ser víctima de un “linchamiento mediático”. Sus
abogados pidieron su absolución.
Por su parte, la Santa Sede -de la
que cuatro entidades se constituyeron en parte civil- invitó al tribunal a “castigar
todos los delitos”, indicó su Secretario de Estado, número dos del Vaticano, el
cardenal italiano Pietro Parolin, que consideró la Secretaría de Estado como “la
parte agraviada”.
Al término de las 85 vistas de este
proceso conocido como el “del inmueble de Londres”, los debates sacaron a la
luz la opacidad de algunas operaciones financieras de la Santa Sede, con
revelaciones sobre escuchas telefónicas y procedimientos opacos a través de una
serie de intermediarios.
El tribunal presidido por el
magistrado italiano Giuseppe Pignatone debe pronunciarse en particular sobre
Raffaele Mincione, empresario italosuizo que recibió la inversión mediante su
fondo luxemburgués, y Gianluigi Torzi, que se autoadjudicó el control del
edificio.
Pignatone señaló el sábado "la
complejidad" de este juicio, antes de que los magistrados se retirasen a
deliberar.
Entre los momentos destacados del
proceso figuran las revelaciones sobre una conversación telefónica de monseñor
Becciu -a iniciativa suya- con el papa y grabada sin el conocimiento de este,
poco antes del juicio, en la que le pedía confirmar que había aprobado
movimientos financieros confidenciales.
La instrucción describió un enredo
"casi imposible de deshacer" de fondos de inversión especulativos, de
bancos, instituciones de crédito, personas físicas y jurídicas.
Esta adquisición, a un precio
sobrevalorado, puso en evidencia el uso imprudente del Óbolo de San Pedro, la
gran colecta anual de donativos destinados a las acciones caritativas del papa.
Igualmente generó pérdidas sustanciales en las finanzas del Vaticano.
La Santa Sede finalmente revendió el
edificio de 17 mil metros cuadrados (m2) situado en el elegante barrio de
Chelsea, a costa de grandes pérdidas.
Este caso asestó un duro golpe a la
reputación de la Iglesia y del papa Francisco, que multiplicó las reformas para
sanear las finanzas del Vaticano y luchar contra el fraude.
Además de la creación de una
Secretaría para la Economía en 2014, limitó, desde su elección en 2013, las
inversiones y las actividades del Banco del Vaticano, en especial con el cierre
de 5 mil cuentas sospechosas.