Alumnos de la UdeC ganan medallas de plata y bronce en justa internacional
Foto de la Universidad de Colima
Sábado 20 de Enero de 2024 7:20 am
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Tres niños saltan en un trampolín. ¿Cuál es la altura
máxima que podría alcanzar cada niño? Ésta fue la pregunta que resolvieron
estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima y por cuya
respuesta obtuvieron dos medallas de plata y una de bronce en la University
Physics Competition 2023, de entre más de 600 equipos de todo el mundo.
Aunque la pregunta podría parecer fácil, en realidad
el problema debía contestarse con factores específicos, con compañeros de
distintos años y sin ayuda de sus profesores. Además, debían entregar el
resultado redactado como artículo científico en 48 horas y en inglés.
Esta competencia, en la que cada año participan con
éxito alumnas y alumnos de la Facultad de Ciencias, es organizada por
universidades de Estados Unidos y Canadá. En ella compiten jóvenes de
licenciatura de cualquier parte del mundo. Consiste en resolver, en equipo, uno
de los dos problemas planteados en un plazo máximo de 48 horas.
El planteamiento del problema fue el siguiente: “tres
niños saltan sobre un trampolín circular de 5 metros de diámetro. Los niños
tienen masas de 25 kilos, 40 kilos y 50 kilos. Si sólo en el trampolín el niño
de 25 kilos puede rebotar hasta una altura máxima de 0,5 metros por encima de
la altura de equilibrio de la superficie del trampolín, el niño de 40 kilos
puede rebotar hasta una altura máxima de 0,8 metros y el niño de 50 kg puede
rebotar hasta una altura máxima de 1,2 metros. Si los tres niños están juntos
en el trampolín, ¿cuál es la altura máxima que podría alcanzar cada niño?”.
Para resolver el problema, explicó en entrevista Ian
Rincón, de la carrera de Física, “tuvimos que calcular cuál era la
configuración más óptima del trampolín para que el tercer niño tuviera un mejor
alcance; entonces, revisamos artículos donde ya se habían estudiado mecanismos
para optimizar un trampolín y nos tocó hacer el modelo computacional, porque
teníamos que hacer varias simulaciones para confirmar que nuestro modelo es el
mejor”.
Pudieron resolver este problema, comentó, “porque en
la facultad tenemos clases en las que se nos pide tener un buen conocimiento
computacional y hacemos simulaciones en distintos lenguajes de programación.
Ésa fue la ventaja que tuvimos”.
El reto para los estudiantes no sólo fue resolver el
problema, sino adaptarse a sus equipos, pues si bien algunos ya habían
participado en esta competencia internacional, como Damián Alejandro de la Cruz
y Ángel Ploneda, los integrantes de su equipo no fueron los mismos, así que
tuvieron que hacer ajustes, “esta vez lo hicimos con integrantes diferentes y
las dinámicas cambiaron, porque hay que organizarse para saber qué va a hacer
cada uno”, explicó De la Cruz.
Además, compartió Ángel Ploneda, “los nervios siempre
juegan un papel en estos concursos, porque tienes un tiempo límite para
entregar y tenemos que ajustar cosas. Pero uno aprende, por ejemplo, a redactar
un artículo científico bajo presión, a saber cómo ordenar las ideas y
presentarlas a un grupo de personas que te van a revisar y calificar qué tan
bueno o malo fue tu trabajo, tus resultados y la forma de explicar las cosas”.