Consumo de fentanilo aumenta en México; más de un tercio de los estados no cuentan con equipo para su detección
Miércoles 21 de Febrero de 2024 8:37 am
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El adolescente que llegó a la clínica
de rehabilitación de drogas de José de Jesús López en Monterrey en diciembre
tenía síntomas inusuales.
La familia del joven de 17 años lo
había llevado al hospital unos días antes cuando tuvo problemas para respirar y
luego se desmayó después de supuestamente consumir cocaína, dijo el director de
la clínica. Ahora estaba sudoroso y con náuseas. Había estado vomitando y no
podía dormir.
“Algo no cuadra”, pensó López, quien
también es jefe de una red de centros de adicciones en Nuevo León.
Los síntomas del adolescente se
parecían más a la abstinencia de opioides, a pesar de que Monterrey se
encuentra a cientos de kilómetros al sureste de los pocos puntos críticos de
heroína y fentanilo de México en ciudades fronterizas del noroeste como Tijuana
y Nogales.
Por si acaso, López le hizo un
análisis de orina que dio positivo a fentanilo.
Aunque México es un importante centro
de tráfico de este potente opioide sintético, hasta ahora ha conseguido evitar
una epidemia de consumo dentro de sus propias fronteras.
Pero entrevistas con más de dos
docenas de investigadores en el área de drogas y funcionarios de salud, así
como los datos obtenidos mediante solicitudes de acceso a información pública,
revelan que el uso del estupefaciente se está extendiendo cada vez más en
México, pese a que la escala del consumo se ve empañada por la falta de datos y
pruebas.
El temor entre algunos investigadores
y funcionarios es que el uso de la droga pueda seguir la trayectoria de la
metanfetamina durante la última década, dijeron seis de las fuentes. La
metanfetamina comenzó como un producto destinado a Estados Unidos, pero se
transformó en un problema interno de drogas durante la última década.
La Comisión Nacional de Salud Mental y
Adicciones (Conasama) clasificó al fentanilo como una droga emergente debido al
aumento en el número de consumidores que buscan tratamiento, a pesar de que los
consumidores de opioides representan menos del 2% de las aproximadamente 168
mil personas que piden tratarse por drogas en 2022, el año del que se tiene
datos más recientes.
“Para México el uso de fentanilo es
algo que en este momento no es un problema de salud pública“, dijo Evalinda
Barrón, directora general de Conasama. Aún así, “es una preocupación”,
reconoció.
A diferencia de Estados Unidos, donde
los potentes opioides sintéticos como el fentanilo causan decenas de miles de
sobredosis mortales al año, México registró oficialmente menos de dos docenas
de decesos relacionados con esas drogas en 2021, el último año del que hay
datos gubernamentales disponibles.
La Secretaría de Salud, que ha
reconocido públicamente lagunas en la información, no respondió a una solicitud
de estadísticas más recientes. La Presidencia no contestó a preguntas para este
artículo. La Secretaría de Seguridad refirió a los comentarios públicos de la
titular de esa cartera, Rosa Icela Rodríguez, sobre México trabajando con
Estados Unidos y Canadá para detener el fentanilo.
México está mucho menos predispuesto
que Estados Unidos a una epidemia de ese narcótico, dicen algunos funcionarios
de salud y expertos, porque no tiene el mismo historial de abuso de analgésicos
recetados y consumo de heroína.
Aún así, los funcionarios están
haciendo sonar la alarma, incluso con una campaña de información pública en la
radio, en internet y en las escuelas, advirtiendo sobre los riesgos de la
droga.
El presidente Andrés Manuel López
Obrador señaló en enero que aunque el consumo de fentanilo era bajo en el país,
“es algo que tenemos que cuidar mucho” y apuntó que estaba buscando más
información sobre su uso en diferentes estados.
En Nuevo León ha ido aumentando el
número de cadáveres que dan positivo a fentanilo, según datos de la fiscalía
general.
En 2013, un cadáver dio positivo por
fentanilo. En 2018, fueron 47. Para 2023, 180 dieron positivo, lo que
representa alrededor del 4% de las miles de autopsias que realizó la
institución el año pasado.
Los rastros en los cuerpos de Nuevo
León no significan que el fentanilo fuera la causa de la muerte. Las autopsias
en el estado suelen realizarse cuando la causa sospechada de muerte fue
accidente vehicular u homicidio. También es posible que algunos hayan tenido
fentanilo medicinal administrado legalmente en el organismo.
Aún así, los datos apuntan a “la realidad
de una creciente epidemia”, afirmó el doctor Carlos Magis, profesor de salud
pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“El crecimiento es muy grave”, dijo
Magis, cuya investigación con colegas, incluido el seguimiento de informes de
los medios locales, estima que cientos de mexicanos pueden estar muriendo por
sobredosis de opioides anualmente.
Falta de datos
La información sobre el uso de
fentanilo en México está lejos de ser completa.
Las autoridades forenses en más de un
tercio de los estados carecen de equipos de detección para determinar si hay
fentanilo presente en los cadáveres, según las respuestas a las solicitudes de
acceso a información pública que Reuters hizo a los 32 estados del país.
Diez y siete de ellos informaron que
tienen el equipo para detectar fentanilo en cadáveres, que van desde pruebas
rápidas de orina hasta métodos avanzados como máquinas de cromatografía líquida
y espectrometría de masas, que analizan sustancias químicas en muestras
biológicas.
En 13 estados, incluido el Estado de
México, los servicios forenses estatales carecían de capacidad para detectar
específicamente el fentanilo. Un estado dijo que no pudo encontrar registros de
capacidad de prueba. Otro no había respondido en el momento de la publicación
de este artículo.
Barrón, cuyas responsabilidades
también incluyen la salud mental, señaló que el equipo de prueba de fentanilo
era importante, pero que había otras lagunas de datos más urgentes que
afectaban su trabajo, como el seguimiento preciso de las muertes por suicidio.
“Siempre va a haber falta de aporte
económico“, lamentó.
Aun así, la carencia de equipos para
hacer pruebas hace que sea difícil entender el alcance del fentanilo en México.
“Seguramente estamos subestimando el
número de personas que mueren por sobredosis“, dijo Cecilia Farfán, experta en
seguridad en México de la Universidad de California San Diego, en Estados
Unidos.
El subsecretario de Salud, Hugo
López-Gatell, reconoció, durante una conferencia de prensa en abril, un posible
subregistro de muertes relacionadas con opioides, al tiempo que señaló que el
recuento de cadáveres seguiría siendo inferior al de Estados Unidos, incluso si
fuera 100 veces superior.
Rutas de suministro
En México, el consumo actual de
fentanilo es más frecuente a lo largo de las rutas de transporte hacia Estados
Unidos, especialmente en las regiones fronterizas donde la droga se
contrabandea a la nación vecina.
Esto se debe a que los cárteles
mexicanos a menudo dejan pequeñas cantidades de droga en el camino mientras son
trasladadas al norte para crear mercados locales, cubrir costos operativos y
pagar salarios en especie, detalló el consultor de seguridad David Saucedo,
quien trabaja con gobiernos estatales y empresas en cuestiones de seguridad
nacional.
Las ciudades limítrofes por donde
ingresan los narcóticos a Estados Unidos se convierten en los mercados más
grandes porque los cargamentos que los grupos criminales no pueden
contrabandear se venden en el lado mexicano, dijo Josué González, exfuncionario
federal de seguridad mexicano.
De hecho, casi el 60% de los 333 casos
de personas que buscaron tratamiento por consumo de fentanilo en 2022 se
registraron en solo cuatro municipios fronterizos (Tijuana y Mexicali en Baja
California, y Nogales y San Luis Río Colorado en Sonora), en la ruta del
Pacífico, la más utilizada para el tráfico de fentanilo, según datos de
incautaciones en Estados Unidos.
Pero las organizaciones criminales han
diversificado y ampliado sus itinerarios como resultado de los esfuerzos
intensificados de aplicación de la ley, y también mueven cantidades más
pequeñas de fentanilo a través del centro y este del país latinoamericano, dijo
González.
“El criminal claramente lo que quiere
es (buscar) cómo tener el menor riesgo, innovar, tener nuevas rutas”, afirmó.
El cambio de rutas allana el camino
para el consumo en nuevas zonas del país, argumentó Saucedo.
Las autoridades confiscaron 150
kilogramos de fentanilo con destino a Estados Unidos en Nuevo León durante el
último año y medio, una cantidad “sin precedentes” para el estado, dijo a
Reuters el secretario de Seguridad estatal, Gerardo Palacios.
Juan Roque, director de Salud Mental y
Adicciones de los Servicios de Salud de Nuevo León, explicó que el estado ha
registrado sólo un puñado de casos de consumo de fentanilo y apuntó que los
usuarios adquirieron el hábito en otros lugares. Él y Palacios dijeron que no
había evidencia de que el fentanilo se esté mezclando con otras drogas, como la
cocaína o la metanfetamina, que circulan localmente.
Pero en la clínica de rehabilitación
en Monterrey eso es lo que López cree que le pasó a su paciente adolescente,
quien reveló que nunca había consumido fentanilo intencionalmente y cuya orina
también dio positivo a metanfetamina.
“Podría morir mucha gente si no le
damos la atención”, dijo López, que ahora tiene tiras reactivas de fentanilo en
su escritorio.
En los núcleos tradicionales de
opioides de México, el aumento del fentanilo ha sido bien documentado.
Un estudio de 2020 encontró que el 93%
de 59 muestras de heroína recolectadas en Tijuana estaban mezcladas con el
opioide. Más recientemente, 126 de los casi 900 cadáveres que llegaron a la
morgue de esa localidad dieron positivo por fentanilo entre marzo y diciembre
de 2023.