Empresarios hoteleros buscan prohibir bandas musicales en playas de Mazatlán
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Martes 26 de Marzo de 2024 11:26 am
+ -El hotelero Ernesto Coppel Kelly argumentó que el ruido afecta la experiencia de los turistas extranjeros
Recientemente, se ha desatado una controversia en Mazatlán
debido a las nuevas restricciones impuestas en zonas turísticas, donde ahora se
prohíbe la presencia de bandas musicales. Este movimiento, liderado por la
concesionaria 'Camino al Mar', ha generado un intenso debate sobre el fenómeno
de la gentrificación en la ciudad costera.
La controversia estalló cuando se colocó un cartel bilingüe
en el área de playa frente al condominio Camino al Mar, anunciando la
prohibición de contratar grupos musicales. Este acto provocó la indignación de
varios empresarios, incluyendo al influyente hotelero Ernesto Coppel Kelly,
quien expresó en un vídeo su preocupación por la imagen del destino turístico.
Coppel Kelly, enérgicamente, afirmó que Mazatlán no merece
ser considerado un destino de segunda categoría y exigió medidas legislativas
para controlar el ruido generado por las tamboras, música, aurigas y pulmonías.
Argumentó que el ruido afecta la experiencia de los turistas extranjeros,
quienes se quejan de no poder disfrutar de unas vacaciones tranquilas.
La Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas respalda
esta posición, y al menos 19 empresarios y comerciantes han solicitado al
Cabildo del Municipio de Mazatlán que se implementen regulaciones estrictas
para prohibir las bandas de música en las playas, así como la música de aurigas
y pulmonías.
El gerente del hotel Double Three, Ben Berdejo, se unió al
coro de voces que apoyan estas medidas, destacando que solo una minoría de
huéspedes disfruta de la presencia de bandas musicales. Esta postura refleja la
creciente preocupación entre los empresarios locales por mantener un ambiente
tranquilo y atractivo para los turistas.
Usuarios
en redes sociales se quejan por la gentrificación en Mazatlán
A pesar de las demandas de los empresarios, habitantes de
Mazatlán han opinando en redes sociales que es un exceso tratar de prohibir la
música en la playa, argumentando que esta medida atenta contra la rica herencia
folclórica y cultural del puerto sinaloense, famoso por su vibrante escena
musical, especialmente la banda norteña.
En redes sociales, muchos han señalado que este conflicto
refleja un problema más profundo de gentrificación, donde turistas,
principalmente estadounidenses, son acusados de intentar imponer sus
preferencias sobre la cultura local debido a su mayor poder adquisitivo.
A pesar de la creciente controversia, las autoridades aún
no han tomado una decisión definitiva al respecto. Sin embargo, Juan Salvador
Avilés, director del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC), ha salido en
defensa de los músicos locales, argumentando que tienen el derecho legítimo de
ejercer su oficio. Avilés ha instado a encontrar una solución que permita la
coexistencia pacífica entre todos los involucrados en este debate, promoviendo
la convivencia ordenada como la clave para resolver este conflicto.
¿Qué
es la gentrificación?
La gentrificación, es un fenómeno urbano y social, que está
reconfigurando barrios y comunidades en detrimento de los residentes locales.
Este proceso se desencadena con la llegada de residentes o turistas de mayor
poder adquisitivo, lo que conlleva al encarecimiento de la vivienda y los
servicios, desplazando a los habitantes originales y erosionando aspectos
sociales y culturales arraigados.
En la Ciudad de México, este fenómeno se agudizó durante la
pandemia con la llegada de los llamados "nómadas digitales", quienes
eligen colonias que antes pertenecían a la clase media, transformándolas en
enclaves exclusivos para adinerados extranjeros o la élite local capaz de
soportar los crecientes precios.
Este cambio también ha impactado en la esfera cultural, con
el cierre de negocios tradicionales para dar paso a establecimientos orientados
a los gustos de la nueva población. Este mismo patrón parece repetirse en
destinos turísticos como Mazatlán, donde los precios se disparan y las reglas
cambian para adaptarse a los intereses de la nueva clientela, como la reciente
controversia sobre la presencia de bandas musicales en la playa.