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Davide Arena, a través de la mirada de su familia



Fotos cortesía/Sara Sevilla

El as de los festivales

Lunes 15 de Julio de 2024 7:33 am

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A 5 años de su partida, su legado sigue intacto en la capital colimense

Davide Arena cumple 5 años de haber trascendido, pero es de esos pocos afortunados que trascendieron dos veces: una con su obra y otra con su espíritu.

Autor del Festival Internacional del Volcán y del Sábora Fest, cada año su legado lo hace revivir en el corazón de Colima.

Davide combinó sus pasiones en su trabajo: amante del vino, la carne y la música, Sábora Fest es el fiel reflejo de su personalidad.

Su esposa, Sara Sevilla, recuerda en entrevista que conoció a Davide a finales de 2004, cuando él ofrecía recorridos turísticos por las zonas rurales del estado.

Davide era un asiduo lector, un hábito que heredó a Sara. Ella desde niña padeció miopía por lo que no podía disfrutar de la lectura pero después de la operación a la que se sometió para recuperar la visión y al ver cómo Davide devoraba libros fue que ella comenzó a leer y amar la lectura.

El nombre de Sara comenzó a aparecer en la columna In vino veritas, que se publicó en los periódicos Milenio Colima y Diario de Colima, donde Davide relataba anécdotas a lo largo de su vida como reportero de guerra, sommelier, restaurantero, hijo, padre o esposo.

“Desde pequeño, Davide tenía pasión por la lectura, pues su maestra Adriana de primaria le regaló su primer libro y una hora antes de salir de clases ella leía en voz alta a todo el salón”, comentó Sara.

Recordó que la última vez que Davide, Emiliano y ella viajaron a Italia “fuimos a visitar a su maestra Adriana, y dijo que Davide era especial para ella porque era un chico con mucha capacidad, siempre resaltaba ante los demás”.

También recordó que Davide hizo una llamada telefónica cuando la maestra Adriana estaba en cama, enferma, “y sólo se escuchó del otro lado de la bocina: ‘voleva ascoltare la tua voce’ (quería escuchar tu voz)".

Esta y una selección de otras tantas columnas que publicó en los rotativos fueron publicadas en el libro In vino veritas.

Sara recordó que Davide era “muy apasionado. En cada proyecto se exigía bastante, quería que saliera todo a la perfección, era muy meticuloso, ya tenía plan a, b, c, y d. No podía salir mal. Después de cada proyecto concluido exitosamente lo festejábamos en familia en un restaurante con un buen corte, vino tinto, café y postre”.

 

HERMANO CÓMPLICE

Roberto Arena, hermano de Davide, lo recuerda como un experto en futbol, reportero de viajes, escritor, corresponsal y hasta revolucionario

“Como hermano puedo contar muchas cosas, pero prefiero contar de esos episodios que nos vieron protagonistas juntos, compañeros de equipo en el futbol, entrenadores de jóvenes futbolistas, como cuando fuimos a Suiza, llevando a un equipo de niños de 13 años de edad de los barrios populares a un torneo lleno de equipos profesionales”, rememoró.

“Dirigíamos un grupo de niños nacidos y criados en la calle, sin reglas, con grandes problemas de comportamiento. Nos alojaron en un refugio antiatómico, éramos él, 16 niños inquietos y yo. Pero logramos manejarlos bien, los hicimos sentir orgullosos de representar a su país.

“Llegamos a la final contra el Porto, blasonado equipo profesional portugués, un partido imposible. Pero aquí salió Davide, con todo su carisma. Esto es lo que les dijo a los chicos antes de la final: ‘Hoy tienen la oportunidad de escribir una página de tu vida muy importante, esas cosas que contarás a tus hijos y nietos. Has representado a tu país, a tu ciudad, a tu barrio en el mejor de los casos, pero ahora tienes que hacer más, tienes que ser David contra Goliat, tendrás viejos mosquetes para usar contra las bombas nucleares, pero tienes que seguir adelante. No vayas al campo derrotado, lucha hasta el final, si quieren ganar deben ser realmente buenos. Mírense a los ojos, son un equipo fuerte, unido. Vayan al campo y muéstrenles quiénes somos...’”.

El equipo dirigido por Davide y Roberto perdió por un “cuestionable” penalty en contra a dos minutos del final. Roberto señala que Davide fue galardonado como el mejor entrenador.

 

PADRE INSPIRADOR

Para Emiliano, su padre fue un modelo a seguir en todos los aspectos. “La relación que tuve con mi padre se caracterizó principalmente como una forma de mentoría, mi papá buscaba canalizar en mí persona gran parte de sus aspiraciones personales, de hecho mis gustos son muy parecidos a los de él”.

Sara mencionó que Emiliano ha adoptado muchas de las costumbres de Davide, como el amor por la buena comida y el vino tinto. “Cada Navidad y año nuevo, seguimos la tradición de comer panettone y pandoro. Emiliano, ahora con 18 años, ya se inclina por el gusto del buen vino tinto, algo que heredó de su papá”.

Emiliano agregó que “también es similar la forma de pensar, escribir y de actuar; mi madre suele decirme Davidito de cariño, ya que realizo acciones similares a las de él”.

Recordó que “mi papá era apasionado de los viajes, pasión que también compartimos. A lo largo de mi infancia viajamos y exploramos lugares inmemorables a lo largo de tres continentes. Después de viajar tanto, uno imaginaria que se había enamorado de otro lugar, pero no, su apego por Colima era increíble”.

Asimismo, rememoró que su papá “valoraba demasiado mi formación, con eso me refiero a cuáles iban a ser mis estudios, mi misión en la vida, etcétera. Él siempre pensó que yo podría llegar a ser algo importante en la vida, por lo que se dedicó a prepararme para esa misión. Siento que le dolió demasiado el haber perdido la posibilidad de verme crecer y desarrollar mi vida”.

Aunque no era su hija biológica, Grace recuerda a Davide como un gran padre: un hombre cariñoso y bromista, al que le gustaba cocinar y pasar tardes divertidas.

“Nos conocimos cuando tenía 2 años. Me cuidó como un papá sin ser mi padre de sangre. Me enseñó a tener confianza en mí misma y a no enfocarme solo en la apariencia física, sino a desarrollar otras cualidades”.

Compartió un recuerdo especial con Davide: “Le gustaba mucho bromear y en sus ratos alegres le gustaba hacer reír a los demás. Me acuerdo que cuando se ponía a hacer pizzas en la casa, le gustaba hacer el show de pizzaiolo y aventaba la masa al aire y la atrapaba de nuevo. También se ponía a cantar ópera”.

Uno de sus momentos más chistosos que Alice recuerda es cuando manejaba y “usaba su casco de motociclista dentro del carro para ver las reacciones de los demás”.

Agregó que ella valora mucho el haber sido su hija adoptiva y que él le haya regalado tantos momentos de padre e hija.

Leslie VUELVAS



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