DE SANTA A ROMA: El legado brillante del cine mexicano en la historia
Ilustración de Judit Trejo Jiménez
Jueves 15 de Agosto de 2024 7:00 am
+ -Desde la época del cine mudo, pasando por la Época de Oro en los años 40 y 60, hasta la nueva ola de cineastas que han llevado al cine mexicano a escenarios internacionales, cada periodo ha reflejado la riqueza cultural, social y política del país
El cine mexicano es un tesoro
cultural que ha iluminado pantallas durante más de un siglo, tejiendo historias
que reflejan la diversidad y riqueza de México. Desde los primeros días del
cine, ha habido figuras y obras que han dejado una huella imborrable en la
historia del séptimo arte.
Uno de los nombres más
emblemáticos es el de Federico Gamboa, un escritor y periodista cuya influencia
en el cine mexicano es innegable. Su novela Santa
(1903) no sólo se convirtió en un éxito literario, sino que en 1918 fue
adaptada al cine, dirigida por Luis G. Peredo con Elena Sánchez Valenzuela, que
marcó un hito como la primera película mexicana sonora al utilizar un sistema
de sonido que permitía incluir el audio desde la filmación. Además, fue adaptada
al cine en tres ocasiones más: en 1932, dirigida por Antonio Moreno; en 1943,
dirigida por Norman Foster, y en 1969, dirigida por Emilio Gómez Muriel.
También fueron adaptadas al cine sus novelas Suprema Ley (1896) en 1936 y dirigida por Rafael E. Portas; y La Llaga (1913) en 1919, versión silente
del director Luis G. Peredo, y en 1937, esta vez dirigida por Ramón Peón.
Gamboa no sólo contribuyó con su
obra, sino también con su crítica cinematográfica, abriendo camino para futuros
cineastas y críticos.
En tiempos más recientes, el cine
mexicano ha continuado su racha de éxitos con películas que no sólo han
conquistado las taquillas, sino también el corazón de los espectadores. Obras
como No se aceptan devoluciones, de
Eugenio Derbez, y La dictadura perfecta,
de Luis Estrada han demostrado que el cine mexicano puede combinar humor,
crítica social y emoción en historias que resuenan tanto en México como en el
extranjero.
Y si de grandes filmes hablamos, no
podemos dejar de mencionar clásicos inmortales como Macario, de Roberto Gavaldón; Los
olvidados y El ángel exterminador,
de Luis Buñuel, que no sólo han sido aclamados en México, sino en todo el
mundo. Estas películas han elevado el cine mexicano a un nivel de arte que
trasciende fronteras.
Además, el talento mexicano ha
brillado en los premios Oscar, donde directores como Alejandro González
Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón han puesto en alto el nombre de
México. Sus películas, desde Amores
perros hasta El laberinto del fauno
y Roma, han capturado la esencia de
lo que significa contar historias profundas y visualmente impactantes.
Mención aparte merece Emmanuel
Lubezki por ser uno de los directores de fotografía con más nominaciones al
Oscar; incluso, es el primero en llevarse tres estatuillas consecutivas.
Comenzando por el reconocimiento que obtuvo por Gravity, de Cuarón, seguido por las cintas Birdman y The Revenan,
ambas dirigidas por González Iñárritu.
No son los únicos en ser
protagonistas en los premios de la Academia, Emile Kuri fue el primer mexicano
que logró ganar esta presea, por su trabajo como Director de Arte en la cinta The Heirees, dirigida por William Wyler.
Además, obtuvo otro reconocimiento en Mejor diseño de producción por la
película Veinte mil leguas de viaje
submarino.
Anthony Quinn sorprendió por su
trabajo en Viva Zapata, con la que
logró llevarse el galardón por Mejor actor de reparto, en 1953. Y 3 años
después repitió la hazaña en la misma categoría, pero por la cinta El loco del pelo rojo.
En 1972, el productor mexicano Manuel
Arango fue reconocido por Centinelas del
desierto, con las estatuillas a Mejor cortometraje documental y Mejor
cortometraje.
CINE
MUDO
El cine mudo es un verdadero tesoro
dentro de la historia del cine en México. Desde la década de 1910 hasta la
década de 1930, este periodo dorado vio la creación de películas que no sólo
entretenían, sino que también moldeaban la identidad cinematográfica del país.
Todo comenzó con un éxito taquillero
que dejó huella: El automóvil gris
(1919), dirigido por Enrique Rosas. Este largometraje de ficción fue la chispa
que encendió una era brillante para el cine mexicano, abriendo camino a un
sinfín de películas mudas que abarcaron desde melodramas apasionados hasta
aventuras emocionantes.
Directores como Enrique Rosas,
Fernando de Fuentes, y Carlos González Torres, junto con los actores Mimí
Derba, Ramón Novarro y Jorge Martínez de Hoyos, fueron figuras clave en este
florecimiento artístico.
Las tres mejores películas del cine
mudo mexicano son El automóvil gris
(1919), El puño de hierro (1927),
dirigida por Carlos González Torres, y Tepeyac
(1929), de Fernando de Fuentes.
Las películas mudas mexicanas no sólo
marcaron un hito en su tiempo, sino que dejaron un legado duradero, por su
valor histórico y artístico.
ÉPOCA
DE ORO
La época de oro del cine mexicano se
refiere al periodo comprendido entre la década de 1930 y la de 1960, durante el
cual la industria cinematográfica mexicana experimentó un auge sin precedentes
en términos de producción, calidad y popularidad. Algunos de los factores que
contribuyeron a este auge incluyen la creación de estudios como Televisa,
Estudios Churubusco y Estudios América, que ofrecieron infraestructura y
recursos para la producción de películas.
Además de la aparición de directores
como Emilio Fernández, Luis Buñuel, Juan Bustillo Oro y Alejandro Galindo, y
actores talentosos como María Félix, Pedro Infante, Jorge Negrete, Mario Moreno
Cantinflas, Silvia Pinal, Luis Aguilar, Dolores del Río, Tin Tan, Libertad
Lamarque, Pedro Armendáriz, Marga López, Joaquín Pardavé, Elsa Aguirre, Sara
García, Gloria Marín y Esther Fernández, quienes se convirtieron en figuras
emblemáticas del cine mexicano.
El cine mexicano de la época de oro
abarcó una variedad de géneros, incluyendo el drama, la comedia, el western, el
musical y el melodrama, abordando temas relacionados con la identidad mexicana,
la historia, la cultura y la sociedad.
Algunas de las películas más
destacadas de la época de oro del cine mexicano incluyen: El prisionero número trece (1933), Allá en el Rancho Grande (1936) y La China Poblana (1944), las tres de Fernando de Fuentes; Janitzio (1934), de Carlos Navarro; María Candelaria (1944), de Emilio
Fernández; Los olvidados (1950), de
Luis Buñuel; El bolero de Raquel
(1957), de Miguel M. Delgado, y Tizoc
(1957), de Ismael Rodríguez.
La época de oro del cine mexicano
sentó las bases para el desarrollo posterior de la industria cinematográfica en
México y dejó un legado que sigue influyendo en la producción fílmica actual.
TRANSICIÓN
Y RENOVACIÓN
Entre 1960 y 1980, el cine mexicano
experimentó un periodo de transición y renovación, dando lugar a una variedad
de películas importantes que reflejan la evolución del país y su sociedad.
Algunas de las actrices y actores más
importantes de esta época son la nominada al premio Oscar, Katy Jurado; Ignacio
López Tarso, Pilar Pellicer, Enrique Rocha, Jacqueline Andere, Carlos Bracho,
Lucía Méndez, y Helena Rojo.
Algunas de las películas más
destacadas de ese periodo son El ángel
exterminador (1962), de Luis Buñuel, sátira sobre la burguesía mexicana. Pedro Páramo (1967), de Carlos Velo, es
una adaptación de la novela homónima de Juan Rulfo.
Asimismo, La montaña del dios caído (1968), de Miguel Zacarías, drama que
explora la corrupción y la fe. El Topo
(1970), de Alejandro Jodorowsky, western surrealista y experimental. El castillo de la pureza (1972), de
Arturo Ripstein; La pasión según Berenice
(1976), de Jaime Humberto Hermosillo.
Además de Canoa (1976), de Felipe Cazals, cinta basada en hechos reales que
denuncia la violencia y la intolerancia. La
ilegal (1979), de Arturo Ripstein, drama que critica la corrupción y la
injusticia.
Estas películas representan la
diversidad de temáticas y estilos que caracterizan al cine mexicano de la
época, y muchas de ellas han sido reconocidas por su calidad y contribución al
cine nacional e internacional.
ÉPOCA
DE LA CRISIS
La época de la crisis en el cine
mexicano, que abarca aproximadamente de 1980 a 1990, se caracterizó por una
serie de desafíos y cambios significativos que afectaron a la industria
cinematográfica, debido a la falta de financiamiento, la competencia de la
televisión y el video, y la crisis económica en México.
A pesar de la crisis, surgieron
nuevos directores que buscaron renovar el cine mexicano, como Arturo Ripstein,
Jaime Humberto Hermosillo y María Novaro, al explorar temáticas y estilos más
experimentales y vanguardistas, como el cine de autor y el cine underground.
Algunas películas destacadas de esta
época incluyen La guerra santa
(1979); Retrato de una mujer casada (1982),
de Alberto Bejórquez; Veneno para las
hadas (1984), de Carlos Enrique Taboada; Vidas errantes (1985), de Juan Antonio de la Riva; El imperio de la fortuna (1986), de
Arturo Ripstein; Nocturno amor que te vas
(1987), de Carlos García Agraz; El
secreto de Romelia (1988), de Busi Cortés; Danzones (1991), de María Novaro.
Alonso Echánove, Isela Vega, Ernesto
Gómez Cruz, Patricia Reyes Spíndola, Héctor Bonilla, Angélica Aragón, Manuel
Ojeda, Leticia Perdigón y Jorge Martínez de Hoyos fueron los actores y actrices
de la época de la crisis, periodo de transición y redefinición para el cine
mexicano, que sentó las bases para el resurgimiento del cine mexicano en la
década de 1990.
De forma paralela, durante estos años
continuaron las producciones de bajo costo y de corte popular, y -aprovechando
un ambiente libre de censura sexual- el llamado “cine de ficheras” comenzó su
apogeo. Se realizaron 30 películas de este tipo hasta 1981, entre las que
destacaron las producciones de Arturo Martínez, Rubén Galindo y René Cardona, y
las dos películas de Miguel Delgado: Bellas
de noche (1974) y su secuela Las
ficheras (1975).
NUEVO
CINE MEXICANO
El nuevo cine mexicano es un movimiento
cinematográfico que surgió en la década de 1990, caracterizado por una
renovación en la forma de contar historias, experimentación con nuevos
lenguajes y una mayor libertad creativa.
Algunas de las películas más
representativas de este movimiento son la multipremiada Como agua para chocolate (1992), de Alfonso Arau; El callejón de los milagros (1995), de
Jorge Fons, considerada una de las películas que inició el movimiento.
Sexo,
pudor y lágrimas (1999), de Antonio Serrano, se convirtió en todo
un suceso, durante años mantuvo la distinción de ser la película mexicana más
taquillera con las actuaciones de Cecilia Suárez, Demián Bichir, Susana
Zabaleta, entre otros.
La película Amores perros (2000), de Alejandro González Iñárritu, explora la violencia
y la desesperanza en la Ciudad de México. Y
tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón, es una road movie que explora la sexualidad y la amistad.
Aunque española, se considera parte
del movimiento por su temática y estilo, Hablé
con ella (2002), de Pedro Almodóvar, explora la soledad y la comunicación. La ley de Herodes (1999), de Luis
Estrada, es una sátira política que critica la corrupción en México. Por la libre (2000), de Juan Carlos de
Llaca, es una comedia dramática que explora la juventud y la identidad.
No podemos dejar de lado las grandes
producciones de Guillermo del Toro, Cronos
(1993) y El laberinto del fauno
(2006), y de Alejandro González Iñárritu, Babel
(2006) y Biutiful (2010).
Otros filmes relevantes fueron ¿Quién diablos es Juliette? (1997),
dirigida por Carlos Marcovich; Cilantro y
perejil (1996), de Rafael Montero, con las actuaciones de Demián Bichir,
Arcelia Ramírez, el escritor Germán Dehesa y Juan Manuel Bernal.
También Claudia Ramírez, Gael García
Bernal, Salma Hayek, Diego Luna, Ana de la Reguera, Daniel Giménez Cacho, Kate
del Castillo, Tenoch Huerta, Adriana Barraza y Yalitza Aparicio son referentes
del cine contemporáneo.
El cine mexicano es más que
entretenimiento; es un reflejo de la identidad, los sueños y las luchas de un
país lleno de vida. Con cada película, seguimos enamorándonos de las historias
que nos hacen reír, llorar y, sobre todo, sentirnos orgullosos de nuestras
raíces. ¡Viva el cine mexicano!