Estudio revela que el suelo congelado del Ártico se desmorona por el cambio climático
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Miércoles 15 de Enero de 2025 7:50 pm
+ -El estudio documenta que el hundimiento por descongelación cada vez es más rápido
Un estudio de la Universidad George Washington revela que el suelo congelado se hunde a un ritmo alarmante en las regiones frías de gran altitud y latitud del Ártico.
Basado en datos de América del Norte
y Eurasia, el estudio documenta que el hundimiento por descongelación (proceso
en el que el permafrost se hunde o se asienta al derretirse) cada vez es más
rápido, con graves repercusiones para los ecosistemas, la infraestructura y el
paisaje, según el comunicado de la universidad.
Los incendios forestales y
actividades humanas, como la construcción, aceleran este fenómeno, advirtieron
los autores, quienes subrayaron la necesidad de un monitoreo más amplio y
sistemático del hundimiento por descongelación.
El estudio, publicado en Environmental
Research Letters, destaca que el calentamiento global y la degradación
del permafrost impactan significativamente a las regiones árticas. Una
preocupación principal es la subsidencia del deshielo, causada por la fusión
del hielo subterráneo y la consecuente compactación del suelo.
Datos de campo, teledetección y
modelos numéricos han permitido medir las tasas de subsidencia en amplias
escalas. Según la investigación, las regiones de permafrost en América del
Norte y Eurasia presentan tasas de hundimiento de hasta 2 cm al año en áreas
con bajo contenido de hielo y más de 3 cm en zonas ricas en hielo. Las áreas
afectadas por incendios o actividades humanas muestran tasas aún más altas.
Estos cambios geomorfológicos alteran
la hidrología, los ecosistemas y la infraestructura, señaló el estudio. Por
ello, se recomienda un sistema integral de monitoreo que facilite el
intercambio continuo de datos entre las distintas regiones afectadas.
Los investigadores concluyen que
integrar observaciones de campo, teledetección y modelos a diversas escalas
mejorará la comprensión de estos entornos de permafrost en transformación y sus
consecuencias climáticas.
N. de la R.: El permafrost es una
capa de suelo permanentemente congelado que cubre aproximadamente el 24% de la
superficie terrestre en el hemisferio norte, principalmente en Siberia, Alaska,
Canadá y Groenlandia. Su degradación no solo causa problemas locales, como el
hundimiento del terreno y el daño a infraestructuras, sino que también tiene
implicaciones globales. Al descongelarse, el permafrost libera gases de efecto
invernadero, como dióxido de carbono (CO₂) y metano (CH₄), atrapados durante miles de años. Estos gases
contribuyen al calentamiento global en un fenómeno conocido como
"retroalimentación positiva".
Un dato clave es que el Ártico se
está calentando casi cuatro veces más rápido que la media global, según un
estudio publicado en Communications Earth & Environment (2022). Este
calentamiento acelerado exacerba la descongelación del permafrost. Además, se
estima que el permafrost contiene alrededor de 1,700 gigatoneladas de carbono,
más del doble de lo que actualmente se encuentra en la atmósfera, lo que
subraya la gravedad de su descomposición.
En cuanto a los incendios forestales
mencionados en el estudio, estos son un factor emergente importante. Las
temporadas de incendios en el Ártico se han intensificado en las últimas
décadas, liberando hollín que oscurece la superficie del hielo y acelera su
derretimiento. En 2020, por ejemplo, los incendios en Siberia emitieron un
récord de 244 megatoneladas de dióxido de carbono solo en junio, según el
programa Copernicus de la Unión Europea.
Por último, la infraestructura en las
regiones de permafrost enfrenta riesgos críticos. En Rusia, más del 60% de la
infraestructura urbana en regiones árticas se ve afectada por la subsidencia
del suelo, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA). Este problema también amenaza oleoductos, carreteras y
edificios en países como Canadá y Estados Unidos.
Dada la magnitud de estos impactos,
el monitoreo sistemático propuesto por los investigadores no solo es vital para
mitigar riesgos locales, sino también para comprender y abordar las
repercusiones climáticas globales.