Fallece el expresidente uruguayo Pepe Mujica

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URUGUAY
Miércoles 14 de Mayo de 2025 9:30 am
+ -Desde su pequeña chacra y con un viejo Volkswagen como transporte oficial, Mujica hizo historia
A los 89 años, ayer, falleció en su modesta chacra de Rincón del Cerro, José Mujica, el expresidente uruguayo que le dio un nuevo significado a la palabra “poder”.
Su partida deja un vacío imposible de llenar, pero también
una herencia moral que trasciende generaciones y fronteras.
Nacido en Montevideo el 20 de mayo de 1935, Mujica fue
campesino, guerrillero, prisionero político, legislador y, finalmente,
presidente (2010–2015) de un país al que amó profundamente y al que sirvió sin
lujos, con un inquebrantable sentido ético.
Su historia es también la de un continente que lucha por
reconciliar justicia y memoria.
En los años 60 y 70, Mujica militó en el Movimiento de
Liberación Nacional-Tupamaros. Fue herido de seis balazos, escapó dos veces de
prisión y pasó 14 años preso, gran parte en condiciones inhumanas.
Fue “rehén” de la dictadura militar uruguaya, aislado en la
oscuridad y el silencio, lo que no quebró su espíritu, sino que templó su
humanidad.
Desde su pequeña chacra y con un viejo Volkswagen como
transporte oficial, Mujica hizo historia.
Legalizó el cannabis, promovió el matrimonio igualitario,
despenalizó el aborto y donó el 90 por ciento de su salario presidencial. Todo
ello sin discursos grandilocuentes, sino con la convicción de que el poder debe
servir, no servirse.
Su mensaje en la ONU en 2013, donde criticó el consumismo y
habló de “luchar por la felicidad humana”, lo consagró como un referente ético
a nivel global. Fue nominado al Nobel de la Paz y reconocido entre los líderes
más influyentes del mundo.
UN LEGADO CON MATICES
Aunque redujo la pobreza, su gobierno no logró cerrar todas
las brechas sociales. También fue criticado por su postura respecto a la Ley de
Caducidad, al oponerse a su anulación y dejar intacta la impunidad de militares
violadores de derechos humanos.
Pero Mujica siempre defendió su coherencia, incluso en la
contradicción. “Triunfar en la vida es levantarse cada vez que uno cae”, decía.
Retirado de la política desde 2020 por motivos de salud,
Pepe enfrentó su cáncer de esófago sin heroísmos médicos: eligió morir en paz,
en su casa, junto a su compañera de vida y lucha, Lucía Topolansky.
Será enterrado junto a su inseparable perra Manuela, bajo
un árbol de sequoia, en un rincón de tierra tan sencillo como digno.
Pepe Mujica no fue perfecto, pero fue profundamente humano.
Su vida prueba que la política puede ser ética, que la rebeldía no está reñida
con la ternura, y que es posible -aunque parezca utópico- gobernar sin vanidad.