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CIEN: inclusión, clave para una convivencia sin barreras



Foto de Luis Magallanes

INLUSIÓN Y EDUCACIÓN

Miércoles 06 de Agosto de 2025 9:36 am

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Patricia González y el equipo de CIEN trabajan en pro de la inclusión infantil en Colima, estado que ocupa tercer lugar en personas con discapacidad

Fomentar un ambiente inclusivo desde la infancia tendrá como consecuencia que, en el futuro, no se tenga que hablar de inclusión, sino de una convivencia natural en la diversidad, así lo señaló Patricia González Gómez, directora del Centro de Integración Emocional para Niños (CIEN), considerado el “semillero” de Sin Condición.

En entrevista exclusiva para Diario de Colima, los especialistas involucrados en el curso de verano de CIEN explicaron que es necesario reconsiderar la forma en que se aborda la educación emocional y la inclusión infantil.

Aunque inició de manera oficial en Ciudad de México hace 8 años, la idea del centro de integración emocional se ha trabajado por sus fundadores desde hace casi 20 años. Su labor en Colima, como una extensión de la red Sin Condición, es ofrecer, a través del trabajo de especialistas, una educación real e integral para niños con y sin discapacidad.

La decisión de trasladarse a Colima surgió debido a que el estado ocupa el tercer lugar a nivel nacional en personas con discapacidad, una situación que carece de acciones bien enfocadas.

El enfoque de CIEN es crear un espacio en el que los niños pueden aprender a convivir y desarrollarse sin barreras: “los niños no ven la discapacidad, ven a otro niño. Si desde pequeños los educamos para que todos quepan en el mismo lugar, no tendríamos por qué hablar de inclusión en el futuro”, señaló la directora.

El símbolo del centro es un pingüino, porque estos animales protegen al más débil de su comunidad, colocándolo en el centro durante las heladas para que no muera de frío. Además, aunque no vuela y camina torpemente en la tierra, es extraordinariamente rápido en el agua.

El curso de verano cuenta con actividades como gimnasia cerebral, estimulación acuática, laboratorio sensorial, cocina y teatro. “De nada sirve una terapia donde el niño solo juegue, si no hay un buen diagnóstico”, aseguró la directora. Este modelo también involucra a los padres, quienes asisten a sesiones cada 15 días.

Mayra VÁZQUEZ LAUREANO



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