Bolivia impulsa su comida callejera para convertirla en atractivo turístico internacional
Miércoles 26 de Noviembre de 2025 5:56 pm
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Bolivia está apostando fuerte por convertir su comida callejera en un nuevo imán turístico internacional. Este martes, 105 cocineras populares de La Paz y El Alto —las tradicionales caseritas— recibieron certificaciones en higiene, manipulación de alimentos, atención al cliente y marketing, con el objetivo de profesionalizar y proyectar globalmente la gastronomía callejera del país.
La iniciativa SUMAQ —que en quechua significa “delicioso”— capacitó a 220 personas, dio acompañamiento técnico a 64 emprendimientos y certificó formalmente a más de un centenar de vendedoras que elaboran platos emblemáticos como rellenos, anticuchos, choripanes, helados de canela, thimpu, lechón y chicharrón. Además, 25 emprendimientos ya fueron aprobados como parte oficial del circuito.
Según la chef Coral Ayoroa, una de las formadoras, la comida callejera es “un pilar auténtico de la gastronomía boliviana” y representa una fuente de estabilidad económica para cientos de familias. Para muchas vendedoras, la capacitación marcó un antes y un después. Emilia Condori Quispe, conocida por sus Rellenos de doña Emi, afirma que el programa le brindó “conocimientos profundos” que transformaron la calidad de su trabajo diario.
El proyecto, impulsado por la Fundación Creamos Juntos, The Coca-Cola Foundation, el restaurante Gustu y otros aliados, también busca fortalecer la economía de estas mujeres y consolidar un circuito turístico gastronómico que conecte a residentes y visitantes con los sabores tradicionales del país.
El recorrido SUMAQ incluye siete rutas —cuatro en La Paz y tres en El Alto—, organizadas por zonas y horarios, que permiten explorar puestos históricos y conocer las historias de vida de las caseritas a través de perfiles, fotos, videos, mapas y descripciones.
Para Sumaya Prado, gerente del restaurante Gustu, este esfuerzo “mantiene viva la historia culinaria de Bolivia”, mejora la calidad del servicio y reconoce el valor cultural de quienes sostienen la alimentación cotidiana en ambas ciudades.
Las certificaciones fueron otorgadas por la Universidad Privada Franz Tamayo, reforzando la profesionalización de un oficio profundamente ligado a la identidad boliviana.
