Razones
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
El juicio de El Chapo y sus cómplices
Lunes 05 de Noviembre de 2018 8:04 am
CUANDO comience el juicio de Joaquín
El Chapo Guzmán, en una corte de Nueva York, no sólo se estará juzgando al jefe
del Cártel de Sinaloa (uno de los narcotraficantes más importantes de la
historia), sino que se estará juzgando a sus cómplices en México y en Estados
Unidos, develando (eso es lo que se debería esperar) sus redes de corrupción y
lavado de dinero en ambos países. En este proceso, que será
absolutamente mediático, en el que participarán por lo menos 16 testigos de
cargo contra Guzmán Loera, en el que se presentarán 117 mil grabaciones y más
de 14 mil páginas de archivos, será imposible deslindar al narcotraficante de
las complicidades que le permitieron construir su imperio criminal. La figura de El Chapo adquirió
perfiles demasiado mediáticos desde que fue detenido por primera vez en 1993,
acusado de la muerte del cardenal Posadas Ocampo, aunque en realidad era a él
al que querían matar los Arellano Félix, mucho más después de sus dos fugas,
sobre todo por el affaire con Sean Penn y Kate del Castillo. Sobre El Chapo se
han hecho varias series de televisión, una de ellas lleva su nombre, que no se
ajusta a la realidad más que en una cierta sincronía de hechos, pero que tienen
todas un común denominador: El Chapo es el producto de la corrupción y la complicidad
de las autoridades, llevada esa historia a veces hasta el ridículo, desde que
comenzó su carrera, a principios de los años 90. Incluso algunos libros considerados
serios sobre el narcotráfico, terminan elucubrando historias míticas. Recuerdo
uno que relata, con lujo de detalles, una reunión privada de Guzmán Loera y
Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, a principios de los 90, antes
del asesinato del cardenal Posadas Ocampo, donde se cita textualmente en un
largo capítulo lo que ambos se dijeron a solas. La verdad es que si los dos
estaban solos en una habitación, es imposible saber qué se dijeron, pero más
allá de eso, en ninguna parte consta siquiera que esa reunión se haya
realizado. En aquella época, El Chapo era un narcotraficante menor comparado
con Carrillo Fuentes. Se ha convertido tan mítica la figura
de El Chapo, que la propia Fiscalía neoyorquina, por exigencia del juez, como
lo ha citado The New York Times esta semana, ha tenido que reducir las
acusaciones en el juzgado. Se pasó de una acusación de miles de asesinatos a
establecer 33 casos en los que se tenían pruebas verosímiles de su
participación personal o intelectual. Incluso así, el juez de instrucción ha
pedido que el juicio se concentre no en los asesinatos, sino en el enorme
negocio de la venta de drogas, en el narcotráfico. Lo que sucede es que si el juicio se
concentra en la red de narcotráfico que operaba El Chapo Guzmán, saldrán a la
luz, sin duda, complicidades en nuestro país, pero también tendrían que salir
las que existen en Estados Unidos. Si se va a acusar a Guzmán Loera de hacer
ingresar y comercializar al año cientos de toneladas de cocaína, drogas
sintéticas y heroína a Estados Unidos, se tendrán que develar cuáles han sido
las redes en ese país que le permitieron montar semejante negocio durante casi
30 años. Y eso debe ir de la mano del dinero. Porque la ganancia de un
narcotraficante como El Chapo Guzmán proviene básicamente de la colocación de
la droga en Estados Unidos y su comercialización. Estamos hablando de miles de
millones de dólares que se tienen que haber lavado en la Unión Americana a lo
largo de esas 3 décadas. Cuando El Chapo fue extraditado a
Estados Unidos, en el último día del mandato de Barack Obama, el ahora
presidente Donald Trump aseguró que con los miles de millones de El Chapo se
pagaría el muro que pretende construir en la frontera con México. La paradoja
es que 2 años después y a horas de que comience el juicio, no se sabe que las
autoridades estadounidenses hayan decomisado un solo dólar perteneciente a El
Chapo Guzmán, mucho menos sus cuentas bancarias o propiedades en la Unión
Americana. La familia de El Chapo sigue viviendo
de sus recursos, tiene varios bufetes de abogados que lo defienden y que son,
sobre todo uno de ellos, de los más costosos del país, porque se han
especializado precisamente en casos de reconocidos mafiosos como John Gotti
Junior, que se entregó a las autoridades en 2008, acusado de delitos de
extorsión, juego ilegal y fraude, sentenciado a 6 años de prisión. Un año después,
los ahora abogados de El Chapo lograron que un jurado lo dejara en libertad por
falta de pruebas y de verosimilitud en las declaraciones de los testigos en su
contra. Ahora, John Gotti hace series de televisión, vive en Nueva York, es una
suerte de celebridad y tiene seis hijos.
La defensa intentará repetir con El
Chapo los éxitos que alcanzó con Gotti Jr. No será sencillo: el historial
criminal de El Chapo es demasiado amplio, demasiado violento, incluye a
demasiados enemigos y cómplices que están dispuestos a declarar en su contra,
con tal de ver disminuidas de alguna forma sus penas. Pero lo verdaderamente
interesante será ver si el juicio de El Chapo, más allá de confirmar una dura
sentencia para el célebre narcotraficante, puede develar los secretos de sus
redes en México, pero sobre todo en Estados Unidos.