Despacho político
ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA
Del fifipuerto de Texcoco al chairopuerto de Santa Lucía
Martes 06 de Noviembre de 2018 8:10 am
HAY tiempo de tirar cohetes y tiempo
de recoger varas. Llegó el segundo. Tras la cohetería lanzada al cielo en el
jolgorio de quienes cancelaron la construcción del aeropuerto de Texcoco y
aprobaron el de Santa Lucía (que también está construido sobre un lago,
contiguo al texcocano), es hora de las cuentas. Ya sabemos, de sobra, que cuando se
trata de opinar, el Himno Nacional se canta de otro modo: un experto en cada
hijo te dio. El ejemplo más claro es el futbol: medio mundo es técnico de la
Selección; la otra mitad dice que no le interesa el soccer, pero se pega a la
televisión hasta cuando en TV dan un partido molero (Tuca dixit). Ojalá todo
quedara en el balompié, pero sucede que se replica en cada asunto nacional. Así, la campaña contra el fifipuerto
convocó a “especialistas” que lograron lo que deseaban en el alto mando: un
pretexto para cambiar la obra al chairopuerto. Bueno, ya lo hicieron. Andrés
Manuel López tuvo un error de cálculo. La consulta iba a convocar a decenas de
millones de entusiastas votantes que conservaban, creyó, la inercia del
sufragio del 1 de julio. Y no. Hacía rato que el reflujo los había vuelto a sus
ocupaciones del día en espera de que el nuevo gobierno les cambie la vida y les
mejore la patria y meta a la cárcel a dos o tres grandes bandidos de la
política para escarmiento del resto, como estilaban hace décadas los
Presidentes priistas para darse aires de honestidad (ajá). A la consulta,
entonces, fueron un millón y tantos, de los cuales casi 70 por ciento dijeron
no al fifipuerto y sí al chairopuerto. Esas son las cifras reales. Está bien, ya lo decidieron en toda la
extensión democrática de que son capaces y con una biblioteca de documentos
técnicos que sustentaron la brillantez del giro. Ahora, por favor y sin
consulta, dígannos cuánto costará exactamente la clausura del fifipuerto, esto
es, cuál es el monto de la inversión perdida y que no será utilizada más en
Texcoco; cuánto les pagarán a los inversores por indemnización que (¡salve, oh,
refritos del Fobaproa!) pretenden incluir en el Presupuesto de Egresos del
Gobierno Federal de 2019. Dígannos, si nos hacen el gran favor, cuánto costará
–en serio, la cuenta clara– habilitar el chairopuerto de Santa Lucía, porque
una cosa es la indemnización que por cancelar el fifipuerto les paguen a los
constructores acusados de corruptos y de ser parte de la mafia del poder y otra
bien diferente es el nuevo trabajo del chairopuerto. Somos muchos quienes no queremos ni
subsidiar la corrupción ni que las cuentas públicas se difuminen en la niebla
de la conveniencia política. Queremos cuentas claras de todo y de todos; nos
vale si dicen ser de derecha, de izquierda, de centro, de más allá, de más acá,
y nos importan un clavo oxidado las justificaciones ideológicas y los nobles
fines ulteriores. Porque el asunto del fifipuerto versus
el chairopuerto va más allá. Si la indemnización la pagan con obras, tendrán
que recurrir a la asignación de contratos sin licitación, la práctica que
condenaron en Texcoco; o al concurso amañado en que el contratista es
precisamente quien se quería que fuera, esto es, el mismo caminito
vilipendidado; o reconocer que esas empresas endemoniadas, satanizadas, son las
únicas mexicanas que pueden construir esas y otras obras de gran magnitud. Habrá una marcha contra la cancelación
del fifipuerto. Las manifestaciones hace mucho que dejaron de ser arma de
presión política, salvo que sean verdaderamente multitudinarias –y esa no lo
será– con exigencias legítimas y claras. Se van a meter en el terreno del
adversario. Mala cosa. El país no debe ser gobernado con marchas ni
contramarchas ni recontramarchas. Ni con plantones ni “tomas” ni
“movilizaciones”. No, al menos, si quienes gobiernan y gobernarán se atienen a
las reglas del juego de las normas de civilidad, las mismas que los llevaron al
poder. Las “movilizaciones”, cuando son
impulsadas desde el gobierno o desde grupos de poder (y en eso incluyo al
narco, que ocasionalmente mueve personas, aunque se ve que no es su
especialidad) suelen tomar la ruta de la intolerancia, del autoritarismo, de la
imposición. Cada cual hala para sus intereses. Es mucho más que los aeropuertos: Se
trata de cómo se resuelven los conflictos; con la ley, contra la ley o con las
mañas que bordean la ley, recurso este último siempre socorrido en el poder
priista, panista y ahora veremos si también el morenista o no. Por eso queremos
cuentas claras. No es opción; es obligación. MAR DE FONDO
** “El ojo de noviembre ha tenido
ahora extrañas costumbres,/ un guiño triste que se equilibraba en el clima que
pasó como una/ brasa sobre nuestras cabezas y sueños,/ entre las limitaciones
del minuto: es árido el descenso por la cerrada/ orilla de este ojo,/ el cuerpo
del insomne se dobla en el vaso amarillo y distante que/ es el amanecer/ como
lento morir sin la fantasía de los héroes,/ una cercada excavación que llega
hasta la plataforma primitiva/ del sueño,/ una piedra que hemos tenido y era un
reflejo de cielo,/ la invertida colocación de lo que se desplaza por los espejos
con/ un gran temor”. (David Huerta, mexicano, 1949-. Fragmento de Cuaderno de
noviembre.)