Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
Por qué Trump va ganando
Martes 06 de Noviembre de 2018 7:33 am
SI los estadounidenses liberales quieren
identificar a los responsables del éxito político y de gobierno de Donald Trump
y sus posibilidades para mantener el control republicano del Legislativo, no
deben ir muy lejos por las respuestas: Barack Obama, Hillary Clinton, el
Partido Demócrata y el establishment liberal. El problema con los liberales estadounidenses
radica en que no se escuchan más que a sí mismos. A diferencia de los políticos
que gobernaban para los empresarios, Trump es un empresario que gobierna para
la gente que detesta la estructura de poder; descubrió que la gente –el
votante– en realidad habla de derechos cuando quiere justificar el deterioro
del bienestar, por eso Trump se dedicó a restaurar el bienestar y se olvidó de
los derechos civiles, raciales, humanos. El fenómeno Trump reveló –no se sabe si era
su intención o si lo descubrió en el camino y lo potenció– que los políticos le
apuestan a que a la gente le vaya mal para fijar su propio necesariato y que
son rehenes de su propia retórica. El modelo Obama de que Estados Unidos es
necesario y que hay que compartir la decadencia fue cambiado por Trump: primero
los americanos, porque si les va bien a ellos, les tendría que ir bien a los
aliados. El debate intelectual en Estados Unidos sigue
dominado por los liberales del establishment del poder. Por eso los análisis
heterodoxos son desdeñados. En su reciente libro El coraje de la desesperanza.
Crónicas del año en que actuamos peligrosamente, el filósofo esloveno Slavoj
Žižek –en esa curiosa mezcla de conservador neocomunista– logra darle una
lectura dialéctica a Trump y su victoria en noviembre de 2016, para señalar que
el gran triunfo político del empresario fue en la cultura del estadounidense. Las elecciones legislativas de hoy 6 de
noviembre van a definir las mayorías en las dos Cámaras, han desorientado a los
analistas porque siguen haciéndose en torno a los enfoques liberales del grupo
de poder dominante demócrata, no a los nuevos parámetros culturales de la
sociedad que ha logrado reorganizar Trump. En este sentido y por la jefatura
política de Trump de los candidatos republicanos, la derrota demócrata podría
estar cantada. Y en el supuesto caso de lograr la mayoría liberal, no indicaría
que Trump pudiera perder su reelección en 2020. De acuerdo con Žižek, el único con capacidad
para hacerle oposición real a Trump es el socialista Bernie Sanders, porque su
propuesta se basa en una reorganización del liberalismo en torno a propuestas
contra el establishment empresarial, bancario y militar que representa Hillary
Clinton. Por eso la mejor garantía de la reelección de Trump estaría en la
candidatura presidencial de Hillary en 2024. Los grupos de poder fracasaron en la
candidatura de Obama en 2008 y 2012 porque lo nominaron para atender a los sectores
marginados atraídos por su condición de minoría racial, pero Obama dedicó sus 8
años de gobierno a salvar al capitalismo corporativo. En cambio, Trump por sí
mismo se perfiló como el salvador del capitalismo para beneficio de las clases
no propietarias, paradójicamente los estadounidenses de condado, la mayoría
silenciosa productiva contra el Estado y la estructura de poder que había sido
descubierta por Nixon. Los demócratas equivocaron el camino,
escribió Žižek en los días de la campaña de 2016, porque le apostaron al
fracaso de Trump. “¿Y si su proyecto acaba funcionando?”, se preguntó. En las
elecciones legislativas de hoy se sabrá si los electores votan por el
establishment o por los resultados. Al final, la agenda antibienestar de Trump
–contra el cambio climático, por ejemplo– se convirtió en la agenda por el
crecimiento económico, el empleo y el bienestar. La lógica de los liberales demócratas
–Clinton y Obama– y sus aliados conservadores –los Bush– se basó en la
responsabilidad mundial de Estados Unidos, en tanto que la de Trump se sostuvo
con el argumento de que primero los estadounidenses. Por eso Trump está ganando
la batalla del muro migratorio y las deportaciones. La agenda liberal de los
derechos en los 60 –Kennedy y Johnson– se alcanzó a costa de sacrificar el
bienestar mayoritario. A los seguidores de Trump no les preocupa el aborto,
sino que quieren que las clínicas antiaborto no reciban dinero fiscal. Los demócratas no entendieron la lógica
social de las elecciones de 2016. La explicó Sanders: “No basta con decir: soy
una mujer, vótenme. Lo que necesitamos es una mujer que tenga agallas de
plantarle cara a Wall Street, a las compañías de seguros, a las empresas
farmacéuticas, a la industria de los combustibles fósiles”. Ahí falló Obama: no
fue suficiente que un afroamericano gobernara, sino que lo hizo a favor de los
poderes económicos. Los ciudadanos votaron, dice Žižek, por el
desastre (Trump) y no por la supervivencia (Hillary). Y van ganando. Política para dummies: ¡You are fired! (¡Están
despedidos!) indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh