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GLENDA LIBIER MADRIGAL TRUJILLO
Armería
Viernes 09 de Noviembre de 2018 9:07 am
SALVADOR Bueno Arceo debe ser el
alcalde más joven que existe en estos momentos en la entidad (tiene 33 años).
Desde el 15 de octubre pasado gobierna Armería, municipio con importantes
rezagos sociales, con población en pobreza moderada y extrema, con necesidades
de servicios públicos y de apoyos para el campo. Municipio que desde hace
algunos años se ha revelado como uno de los más violentos del territorio
estatal. Sin antecedentes en el ámbito público,
el edil arribó al cargo luego de ganar la contienda el pasado 1 de julio compitiendo
por la coalición Juntos Haremos Historia, cuya figura principal, Andrés Manuel
López Obrador, tuvo que ver con su triunfo, como sucedió con muchos más
candidatos y candidatas que hoy son representantes populares de la entidad y de
otras partes del país. Pero independientemente del cómo
participó en el proceso electoral y a través de qué partidos llegó a la
Alcaldía, Salvador Bueno tiene una historia de trabajo meritoria en Armería,
pues a su corta edad es un empresario exitoso como productor y exportador de
coco, ocupación desde la cual se acostumbró a llevar beneficios asistenciales a
pobladores armeritenses, lo que le sirvió para darse a conocer y tener el
aprecio de la gente. La buena conducción de una empresa
privada le sirve de experiencia para estar al frente de un gobierno municipal,
con la diferencia de que en el cargo público no administra dinero propio, sino
el de la gente. Lo malo para Salvador Bueno es que,
muy pronto, se ha convertido en el Presidente Municipal de la entidad al que más
ha impactado la realidad política de nuestros tiempos: antes de que asumiera el
cargo, asesinaron a Rosalío González, regidor electo de Morena; una vez como
edil, se enteró que recibió una administración municipal en ruinas, al grado de
que la Comisión Federal de Electricidad cortó el suministro de luz por adeudos
rezagados, y para pagarlos tuvo que pedir el primer préstamo bancario un par de
semanas después de asumir la Alcaldía; y antier perdió, en arteros asesinatos,
a la joven directora de Seguridad Pública, Mayra Gálvez Ramírez –única mujer en
ocupar ese cargo en la entidad–, y al subdirector de la misma dependencia,
Eliseo Victorino Aguilar. Todavía no cumple un mes al frente del
Ayuntamiento de Armería, pero a Salvador Bueno le ha tocado conocer los peores
rostros de la política actual, agobiada por la violencia. De este joven alcalde, me llamó la
atención que luego de conseguir el aval del Gobierno del Estado para solicitar
su primer crédito institucional y estar en condiciones de pagarle a la CFE, no
se quejó, aunque sí advirtió que debido a ese tropezón, tardaría un poco más en
aterrizar algunos programas y obras que durante la campaña prometió a la gente,
pues en esos momentos, ciertamente, era más importante regresar el servicio de
agua potable a la población porque al no haber energía eléctrica, resultaba
imposible poner en marcha el sistema de bombeo para que el líquido llegara a
los hogares. Por lo que dijo esa ocasión, Salvador
Bueno se asume como un gobernante que institucionalmente recibe lo bueno y lo
malo de la administración municipal que le toca encabezar, lo que denota
madurez de una persona joven, muchas ganas de hacer bien las cosas y dar
resultados. Después de lo acontecido el miércoles
pasado, tal vez el panorama de lo que es el ámbito público ha cambiado para el
edil, y no es para menos. Lidiar, adentro, con el quebranto financiero
heredado; afuera con las necesidades de la gente; y en todas partes con la
violencia y la inseguridad que han hecho presa a Armería, no puede ser algo sencillo
para ninguna autoridad, indistintamente de la edad, de la experiencia y del
nivel de gobierno que represente.
De lo que no hay duda es que Armería
requiere la intervención urgente de las autoridades de seguridad federales y
estatales, porque en esa vorágine violenta no sólo está en riesgo la integridad
física de servidores públicos, sino también la tranquilidad de la gente.