Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
La medalla Belisario
Miércoles 14 de Noviembre de 2018 7:33 am
LA selección del candidato o candidata
a recibir la medalla Belisario Domínguez del Senado, nunca había encontrado en
años una nominación tan exacta como ahora: la lucha de la señora Rosario Ibarra
de Piedra contra el autoritarismo represivo del PRI desde 1974, en que su hijo
fue secuestrado, torturado y desaparecido por el sistema político priista. De los 67 galardonados desde 1954,
sólo Gustavo Madero emuló la lucha de Belisario Domínguez contra el usurpador
Victoriano Huerta, y por ello fue torturado, defenestrado y asesinado. Jesús Piedra Ibarra era guerrillero, y
como tal participó en el intento de secuestro del empresario Eugenio Garza
Sada, que terminó en su muerte; Ibarra formaba parte de la Liga Comunista 23 de
Septiembre. Sólo que en lugar de ser juzgado, fue capturado, asesinado y
desaparecido por el sistema priista. El subsecretario de Seguridad,
Fernando Gutiérrez Barrios; el director de la Federal de Seguridad, Luis de la
Barreda, y el torturador Miguel Nazar Haro capturaron a Piedra Ibarra en 1974,
y lo desaparecieron de la faz de la tierra. Desde entonces, la señora Rosario
Ibarra de Piedra ha encabezado la lucha contra el sistema priista en su fase de
criminalidad política. La nominación de la señora Ibarra de
Piedra contrasta con la del empresario Carlos Slim Helú, un beneficiario de la
privatización salinista de las empresas propiedad de la Nación. A lo largo de
un cuarto de siglo, vía Teléfonos de México, Slim sólo se ha dedicado a
multiplicar su riqueza personal, sin ninguna retribución a la sociedad. Slim
sería en segundo plutócrata que pudiera recibir la Belisario Domínguez, luego
del empresario Alberto Bailleres. El simbolismo de Belisario Domínguez
en su lucha contra la dictadura de Huerta –le cortaron la lengua por sus
discursos contra el usurpador– ha sido traicionado por todos los partidos, pero
sobre todo por el PRI, quien en sus épocas de mayoría absoluta asignó la
medalla por complicidades del poder y no por reconocimiento a luchas contra el
autoritarismo. Hoy que el PRI representa apenas el
11.7 por ciento de las curules en el Senado, la oposición antipriista debiera
reconocer la lucha de la señora Ibarra de Piedra y con ello llevar a la máxima
tribuna parlamentaria el tema de los desaparecidos en México, primero por
razones políticas del autoritarismo priista, y luego por la ineficacia del PAN
y del PRI en la Presidencia, en el secuestro y desaparición de ciudadanos
afectados por lucha contra el crimen organizado. Si alguna persona podría encarnar por
derecho propio la querella contra el autoritarismo priista es, sin duda, la
señora Ibarra de Piedra: sus primeras acciones exhibieron al mundo la fase
criminal del PRI desde los tiempos de Echeverría. Sin violentar el sistema y sí
proyectando sus demandas por 500 disidentes desaparecidos, la señora Ibarra de
Piedra quitó el velo de hipocresía al PRI en el poder: los desaparecidos hasta
finales de los 80 fueron por razones políticas, de represión de Estado y para
mantener el dominio autoritario del PRI. Lo grave del caso de Jesús Piedra
Ibarra fue el tiempo político de su represión: después de Tlatelolco 68 y luego
de la falsa apertura democrática de Echeverría. Está documentado que Piedra
Ibarra fue capturado vivo por la Federal de Seguridad, entregado a Nazar Haro,
y su figura desapareció del sistema penal. En 1978, el entonces gobernador
guerrerense, Rubén Figueroa, dijo con simplicidad pasmosa: “los desaparecidos
están muertos”. Muchos de los disidentes violentos fueron capturados y
asesinados por el gobierno de Figueroa, subidos con vida a helicópteros y
tirados al mar. La lucha de la señora Ibarra de Piedra
fue reconocida por López Obrador como candidato presidencial en julio pasado,
al afirmar que había puesto el nombre de doña Rosario en su boleta. Pero ahora
es el tiempo político para ir más allá: entregarle la medalla Belisario
Domínguez a la señora Ibarra de Piedra y con ello reabrir la investigación de
los crímenes del pasado que Vicente Fox usó como engañifa, sólo para cubrirle
las espaldas al sistema priista ya en la oposición, en el año 2000. Si la oposición tiene una deuda con
los deudos de la represión criminal del PRI de 1958 a 2018, bien podría
comenzar con la medalla Belisario Domínguez, evitar que le sea adjudicada al
empresario Slim, y sobre todo crear una comisión investigadora sobre los
crímenes del pasado, no una Comisión de la Verdad, que suele servir para
exonerar a criminales políticos, partiendo del hecho de que la desaparición
forzada de personas es un crimen y delito que nunca prescriben. La medalla a la señora Ibarra de
Piedra podría representar el proceso de enjuiciamiento pendiente del PRI por
crímenes del poder, si de verdad, ahora sí, Morena, el PRD y el PAN, son
partidos de oposición real. Política para dummies: Al final del
día, la política debe ser también un acto de justicia moral. indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh