Las pugnas internas
MANUEL GODINA VELASCO
Miércoles 14 de Noviembre de 2018 7:37 am
DURANTE decenios observamos cómo las
bancadas legislativas, especialmente las conformadas por priistas y panistas,
siempre iban a tono con las dirigencias de sus partidos, con excepción de
figuras que en lo personal querían brillar sin la línea o el acuerdo
partidista, ejemplo que seguían las bancadas de la llamada chiquillada, que
conformaban partidos como Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, PVEM y el PT. En cambio, casi desde su fundación, la
bancada integrada por los perredistas daba la nota discordante, ya que era
común que las llamadas “tribus” del Sol Azteca actuaban cada una por su lado,
ejemplificando las pugnas internas que se daban un día sí y otro también. Pero resulta que un nuevo partido, con
escasos años de actuación legislativa, con una mayoría absoluta que sólo el
tricolor la tuvo desde su fundación y hasta 1997, hoy nos ofrece un espectáculo
de desatinos y desencuentros internos, originados por la falta de disciplina de
un partido donde los mantiene unidos un liderazgo personal, que los programas o
la ideología de un instituto político. Si bien un ambicioso proyecto como lo
es la llamada cuarta transformación, debería unificar en una sola línea de
acción a los dirigentes morenistas del Senado y la Cámara de Diputados,
personalizados en las figuras de Ricardo Monreal y Mario Delgado, la
apreciación generalizada de analistas y observadores políticos es que cada uno
camina por su lado; Mario, tal vez interpretando mejor las señales de AMLO,
aunque tiene la dificultad de atemperar los protagonismos de un Porfirio Muñoz,
los ímpetus de una Dolores Padierna o los exabruptos de un Fernández Noroña. Ricardo Monreal, coordinador de los
morenistas en el Senado, aunque tiende puentes con las bancadas de otros
partidos, se aprecia un distanciamiento con Martí Batres, quien preside en este
primer año de trabajos legislativos a la Cámara de Senadores. Lo cierto es que
Monreal, que ha presentado dos polémicas iniciativas, la primera para reformar
la ley del ISSSTE y la segunda para eliminar el cobro de comisiones bancarias,
desató la inconformidad de los burócratas, así como el pánico de banqueros, que
hizo caer la Bolsa Mexicana de Valores. Mario Delgado, al igual que la
dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky y hasta el propio Andrés
Manuel, tuvieron que salir a calmar las aguas, lo que evidenció que Monreal se
fue por su cuenta por la libre, o bien, producto de valores entendidos, recibió
la encomienda de pulsar las reacciones que generarían tales propuestas. Ese juego de pugnas internas que
abiertamente ahora se dan entre prominentes figuras legislativas de un mismo
partido, nos hablan de intentonas de golpes bajos, zancadillas o de claros
enfrentamientos, como los que ya afloran entre Monreal y Martí Batres, que se
disputan el liderazgo camaral, como también ocurre con Porfirio y la Padierna,
donde los desacuerdos están a la orden del día. Pero si todo esto está ocurriendo a
nivel nacional, “en Colima no cantamos mal las rancheras”: en mes y medio de
funcionamiento de la Legislatura, las pugnas internas están a la orden del día.
El primer día de su arranque, dos legisladores petistas que consiguieron su
curul gracias a la nominación del PT, rompen con su atadura y no sólo deciden
incorporarse a Morena, sino que uno de ellos, en el primer minuto es designado
presidente del Congreso para el mes de octubre, y fue ratificado para
noviembre, me refiero a Guillermo Toscano. Esa latente pugna inicial no tardó en
hacer crisis, por los malos manejos y la falta de oficio de quien extrañamente
fue designado presidente de la Comisión de Gobierno Interno de la 58ª
Legislatura, Miguel Ángel Sánchez, quien ante sus constantes yerros, pero más
ante el fracaso, para ellos, de la comparecencia del Gobernador, aprovecharon
su enojo para culparlo de su falta de manejo y de inmediato fue defenestrado
para designar en su lugar a Jazmín García, que al parecer tiene mejor formación
y más oficio político.
*Analista político