Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
Trump: Y sin embargo se mueve para 2020
Domingo 18 de Noviembre de 2018 8:36 am
MAGNIFICAR la pérdida de la Cámara de
Representantes como gran victoria demócrata es parte del error estratégico del
establishment liberal de Estados Unidos sobre Donald Trump. Mantener mayoría
del Senado, de las gubernaturas y todo el control del centro del país pudiera
darle a Trump los Colegios Electorales en las elecciones presidenciales de
2020. El otro dato es más frío. A Trump le
tundieron con todo: revelaciones, marchas, mentiras sobre su candidato a
Ministro de la Corte Suprema, los periódicos contabilizando día a día las
mentiras, el uso de una prostituta publicándole un libro sobre el tamaño del
órgano sexual del Presidente, el libro de Bob Woodward aconsejando la
aplicación de la vigésimo quinta enmienda para que su Gabinete lo destituya,
los insultos groseros de actores de fama internacional, la investigación de
Robert Mueller como espada de Damocles… más que se vaya sumando hasta noviembre
de 2019. A muchos no les gusta por su perfil
oximorónico, pero en su último libro El coraje de la desesperanza. Crónicas del
año en que actuamos peligrosamente (Editorial Anagrama, octubre de 2018 para
edición mexicana), el filósofo eslovaco Slavoj Žižek dedica el capítulo seis a
deconstruir la mente y los estilos de Trump, para revelar los errores en la
lucha contra el atrabancado Presidente estadounidense. Establece Žižek que lo más “deprimente”
del periodo postelectoral no fueron las primeras medidas de Trump, “sino la
manera en que el grueso del Partido Demócrata reacciona ante la derrota
histórica, oscilando entre los dos extremos: el horror al Lobo Feroz llamado
Trump y el reverso de ese pánico y fascinación que consiste en normalizar la
situación”. En efecto, la oposición demócrata esta determinada por las
decisiones de Trump, no por su significado político y su efecto en la
reestructuración del pensamiento social y el comportamiento de las clases. El otro dato que señala Žižek tampoco
ha gustado: el error histórico de nominar a Hillary Clinton como candidata
demócrata y su falso feminismo. Y para ello, Žižek cita la crítica del
demócrata socialista Bernie Sanders: “no basta con decir soy una mujer,
vótenme. Lo que necesitamos es una mujer que tenga agallas de plantarle cara a
Wall Street, a las compañías de seguros, a las empresas farmacéuticas, a la
industria de los combustibles fósiles”. Sin mencionar a Barack Obama, Žižek
hace presión en una herida aún abierta: el fracaso y la traición de Obama. Así
lo dijo Sanders: “en los Estados Unidos, que una empresa importante tenga un
director ejecutivo afroamericano es un paso adelante. Pero si ese sujeto va a
deslocalizar los puestos de trabajo y explotar a los trabajadores, me importa
un bledo que sea blanco, negro o latino”. En mi libro Obama escribí, en 2009,
que Obama iba a ser una constante crisis de expectativas porque no fue el
primer Presidente afroamericano de los afroamericanos, sino el primer
Presidente afroamericano de los blancos. Obama arribó a la Casa Blanca a
rescatar de la quiebra al capitalismo y al imperio. La derrota de Trump el pasado martes 6
de noviembre fue, en realidad, una victoria: el mapa político-electoral le
sigue beneficiando. Y como adelanto, fue Trump el que estuvo en las boletas
electorales por su apoyo a los candidatos. Y el Partido Demócrata no pudo más
que apuntalar al viejo establishment de Hillary y Nancy Pelosi, sin ninguna
figura sólida para 2020, salvo la desgastada de Hillary. La única posibilidad
que tienen los demócratas en 2020 sería correr la candidatura de Hillary a
Sanders, porque la nueva estrella Alexandria Ocasio-Cortez –de discurso
socialista– apenas ha comenzado su carrera como representante de Nueva York. Paradójicamente, la salvación del
capitalismo está en el nacionalista-racista o en un socialista anticapitalista.
Los que quieran tratar de entender la consolidación de Trump no tienen más que
ver el saldo de la economía: PIB más alto, mayor empleo, mejor clase media y
sin tener que cargar con las crisis de los países aliados. El problema de los
migrantes centroamericanos tiene una menor dosis de racismo que de
consolidación de la economía para el estadounidense medio. Trump no quiere
gastar dinero en países centroamericanos que están corroídos por la corrupción
porque no representan una alianza estratégica, pero tampoco quiere dentro de
Estados Unidos a migrantes sin capacidad productiva. Este razonamiento es
bastante crudo, pero está en el ánimo de supremacía estadounidense. El problema con Trump es que se le
enfoca desde la crítica destructiva. Pero para derrotar a Trump, primero hay
que entenderlo sin prejuicios liberales. Trump es un producto del capitalismo
depredador que construyó al imperio, de la clase que convirtió el asesinato de
indios en un verdadero holocausto, que se robó la mitad del territorio mexicano
y que lo quería sin habitantes mexicanos. Y detrás de Trump está el
estadounidense de condado que detesta al Estado y a la burocracia parasitaria y
que fija su sobrevivencia en alejar al Estadio hasta de sus ofertas de
seguridad y por ello mantiene la Segunda Enmienda para la posesión de armas,
porque quitarle implicaría cederle al Estado la seguridad ciudadana. Las elecciones intermedias del 6 de
noviembre dejaron muchos mensajes en clave local que deben de ser
racionalizadas para entender la sobrevivencia de Trump y su estrategia de
catapultar posiciones legislativas y estatales hacia las presidenciales de
2020. La consolidación interna del modelo Trump podría reconstruir un imperio
más fuerte y más depredador, pero en un entorno mundial de mediocridad de
líderes y sin figuras demócratas que lo intenten siquiera despeinar. El único que podría derrotar a Trump
es el socialista Sanders, pero el establishment liberal capitalista no lo
dejará pasar. indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh