¿Qué es esto?
RAÚL PÉREZ OSORIO
Martes 20 de Noviembre de 2018 8:05 am
COMO me gusta leer, en alguna ocasión
encontré entre una maraña de viejos libros, la historia que contaré. Como
siempre que hablamos del pasado, a nuestra propia conciencia parece que le pica
la suspicacia, las razones sobran, muchos hemos leído o escuchado sobre una
misma cosa, y existen diferentes y encontradas opiniones sobre un mismo tema. Sócrates, el sabio de Atenas, según
dicen, no era muy afecto al trabajo, pero los ricachones de aquella época lo
invitaban a degustar banquetes donde el sabio acudía con muchísimo gusto y
placer. Si mal no recuerdo, la mujer del sabio se llamaba Jantipa, con la cual
procreó hijos. En una ocasión, Sócrates asistió a una borrachera de aquéllas,
lógicamente otro día no pudo despertarse temprano. La mujer, que odiaba la vida
holgazana del sabio, a garrotazos lo despertó para que fuera a traer algo de
comer para sus hijos. Sale aquel pobre hombre a buscar comida y en el camino se
encontró con un puño de jóvenes, empezó a platicar con ellos a la sombre de un
árbol, los muchachos, embelesados, no perdían ningún detalle de lo que el sabio
hablaba. No sé si el método del conocimiento de aquel tiempo se llamaba
inductivo o deductivo –mayéutica–, lo cual no me interesa, pero el problema fue
el siguiente: La esposa, como no llegaba el sabio
irresponsable, se echó un cántaro al lomo y se dispuso a traer agua del río,
cuando vio a su esposo que estaba disertando o dando clases a sus anchas sobre
cuestiones de lógica, donde se trataba de las causas y efectos. La mujer le
sacó la vuelta para no ser vista, fue y llenó el cántaro al río, para llevar
algo de beber a sus hijos, pero no podía contener la ira, con justísima razón,
y entonces se pone a las espaldas del sabio de Atenas, quien en esos momentos
hablaba a los jóvenes de que a todo hecho que sucede y se presenta en el alma o
en el cuerpo, le antecede una causa, o sea, por algo sucede, necesariamente
existe un origen. Para corroborar lo que él decía, puso
este ejemplo: cuando va a llover, primero se escucha el trueno y después viene
el agua. La mujer, que se derrumbaba de odio, se le acercó por la espalda y
ante los incrédulos ojos de los jóvenes, abarrajó el cántaro en la cabeza del
sabio de Atenas. Tambaleándose, Sócrates, después del golpe, les dijo a sus
oyentes: “Se comprueba mi teoría, después del trueno se vino el agua”. Después de esta engañifa , si hacemos
una breve reflexión o análisis de nuestra forma de concebir los conocimientos,
sobre todo los que se derivan de la política, existe sadismo o debilitamiento
social y moral, que ha sido creado e impuesto a la conciencia de muchas
generaciones. Un sistema bruto o inculto, hizo lo que bien quiso, pero parece
que a partir de julio sufrió un cambio que más bien parece sisma. Estamos
esperando que los orígenes de esa millonaria inconformidad acumulada por los
hechos afrentosos que han sojuzgado a toda la sociedad mexicana, cambien. No es
necesario preguntarse por qué muchos medios de comunicación explotan lo que
salió en la revista Proceso de la semana antepasada. Los cánones de la corrupción están
pálidos, según esto se realizaron 17 auditorías a la Cámara de Diputados y la
Auditoría Superior detectó algo que no tiene nombre, y esto parece prueba de
fuego. Si la nueva administración federal es honesta, debe aclarar estos
desvíos multimillonarios y probablemente este hombre, Andrés Manuel López
Obrador, pase como el más grande de la historia. Se dice que de 2013 a 2016, se
gastaron 316 mil millones de pesos que supuestamente se distribuyeron en
estados del país, aquí está involucrada la Secretaría de Hacienda y los
diputados de la pasada Legislatura.
En 2013, la Cámara de Diputados
autorizó una partida de 2 mil 900 millones de pesos para programas regionales,
pero Hacienda gastó 36 mil millones de pesos. Para 2014, los diputados
autorizaron un presupuesto de 979 millones, y Hacienda gastó 50 mil millones de
pesos para los estados. Si no se aclara esto, yo no voy a creer a este
gobierno.