De ayer y de ahora
JAIME ROGELIO PORTILLO CEBALLOS
Desafíos en familias reconstituidas
Domingo 09 de Diciembre de 2018 8:50 am
COMENTÁBAMOS en la colaboración
anterior que las familias reconstituidas son aquellas en las que al menos un
miembro de la pareja tiene hijos nacidos de una relación anterior. La
recomposición y la reorganización de una familia a través de una nueva unión
conyugal, pueden darse después de una separación, pero también de una madre
soltera o de una viudez. La recomposición familiar es un proceso de adición
donde se injerta la función conyugal de una nueva pareja sobre una ya existente
función parental. Vamos a exponer esquemáticamente como
la etiqueta de “familia reconstituida” abarca una variedad de tipos que se
diferencian por: 1.- El estado civil de los cónyuges re esposados: soltero(a),
divorciado(a), viudo(a). 2.- Por la relación entre los cónyuges re esposados y
los hijos: de uno solo de los cónyuges del pasado matrimonio; de los dos
cónyuges de sus respectivos pasados matrimonios; y los hijos comunes. 3.-Por el
tipo de convivencia y confianza con los hijos: los que conviven con la pareja
re esposada; y la convivencia presente sólo por periodos determinados: fines de
semana, vacaciones, etcétera. Las familias reconstituidas enfrentan
desafíos importantes, aunque no necesariamente insuperables, dada la
complejidad de la articulación de tales familias. Los hijos en tales familias
provienen de padres separados, lo que presenta la siguiente situación: si los
padres no danzan más juntos como pareja, ellos sin lugar a dudas deben
continuar organizándose para mantener la relación con los propios hijos. Ahora, cuando la familia se reorganiza
a través de una nueva unión conyugal, el eje parental ya está presente (o sea,
ya cada miembro de la pareja es padre o madre y tiene una responsabilidad con
sus propios hijos, previa a la conyugal). Los integrantes de la nueva unión
conyugal se enfrentan, en su adaptación y desarrollo, con dos necesidades,
ambas vitales, pero contrastantes entre sí: la exigencia de afianzar la
relación de la pareja, que debe coexistir con la disponibilidad de asumir el
cuidado de los hijos ya presentes, o sea, proyectarse hacia afuera de la diada
conyugal. También en el proceso de recomposición
es necesaria la defensa de la nueva relación de pareja de eventuales
intrusiones o ataques de las ex parejas, hijos que se resistan o no estén de
acuerdo o de personas externas, constituyendo esto un requisito fundamental
para la funcionalidad de este tipo de familias. Debe quedar claro que el asumir
las funciones parentales es una responsabilidad inalienable. En la recomposición familiar, la
capacidad para instaurar una relación positiva y estable con la nueva pareja
contribuye a mejorar la relación entre padres adquiridos e hijos adquiridos. En las familias reconstituidas se
mantiene contacto temporal con más contextos relacionales diferentes e
interdependientes. Pensemos en un hijo pequeño que se queda a vivir con su mamá
una vez divorciada, y el papá se vuelve a casar con una mujer con hijos. Este
niño cuando visite al papá tendrá una nueva relación con la nueva esposa del
papá, y con los nuevos “hermanos”. Así, cuando los hijos mantienen relaciones con ambos padres que viven en
lugares diferentes, presentan la llamada “doble pertenencia” (a más núcleos familiares),
lo que puede provocar “conflictos de lealtad” por la dificultad de poder quedar
bien con dos personas significativas para el niño que se encuentran
enfrentadas.
Las competencias específicas que los
componentes de una familia reconstituida pueden desarrollar son: 1.- La
capacidad de hacer frente con eficacia a las pérdidas y a los cambios;
2.-Aceptar y apreciar las diferencias y 3.- Saber danzar en un juego relacional
en contextos diferentes e interdependientes. 4.- Saber negociar y llegar a
acuerdos en el manejo del dinero, en las responsabilidades del hogar y con los
hijos. (Fruggeri, 2015)