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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Se definen


Miércoles 12 de Diciembre de 2018 8:53 am


NADA hay, en la sociedad, que se encuentre al margen de las diferentes manifestaciones de la lucha de clases, en lo económico, en lo político y en lo ideológico. La lucha política es una lucha por el poder, es clasista, y en torno a la realidad concreta que vivimos, ocurren vicisitudes que la sociedad no puede soslayar, mucho menos quienes desde una trinchera partidaria se involucran en sus avatares.

La ubicación clasista de la actividad política, es condición necesaria para lograr entender objetivamente los eventos que se suscitan en nuestra sociedad, sobre todo cuando hay de por medio tiempos políticos, como en los que nos vemos inmersos. En ellos, la ciudadanía se ve en la imperiosa necesidad de participar para definirle el rumbo a nuestra Nación.

No sólo los procesos electorales son una de las expresiones de la lucha política y, en consecuencia, de la lucha por el poder político que se da entre las organizaciones partidarias que contienden en el marco de la legalidad. Además de partidos políticos, hay individualidades, organizaciones civiles y grupos de presión, que hacen política permanentemente en ese escenario de la lucha de clases.

Y es que en política, como dijera un tal Lenin, no podemos ser víctimas necias del engaño propio y del engaño de los demás, pues debemos aprender a discernir, ante cualquier actitud o declaración de un actor político, los intereses de clase a que responde. Esto es, hay que precisar a un funcionario, partido o grupo de presión, por la expresión de sus intereses de clase, a qué clase social sirve, a qué clase social defiende, a qué clase social le va a servir para mejorar sus condiciones de vida.

Conforme avanza el ejercicio del nuevo régimen político, es manifiesta la persistente actitud de los grandes empresarios, de los banqueros y de la burguesía criolla enriquecida al amparo del poder, para que el conjunto de las políticas oficiales les sigan favoreciendo y darle continuidad a la seguridad de obtener sus singulares ganancias.

El gobierno de López Obrador y la mayoría legislativa del Congreso de la Unión, no es la opción política que conviene a los señores del dinero y en consonancia con su naturaleza reaccionaria, opuesta al desarrollo social de las mayorías, tienen plena identificación política con la tecnocracia neoliberal. El hecho es que éstos ya no están en el poder.

Es dable que al ejercer sus derechos, los empresarios, banqueros y corifeos, manifiesten sus intereses políticos, como lo hacen en la palestra nacional, lo cual es válido y justo para ellos. Pero eso hay que entenderlo, sin ingenuidades y actitudes cándidas, como la expresión de una posición de clase, esto es, de una actitud política que está en oposición a los intereses de los sectores sociales desposeídos.

Desplazada del poder la tecnocracia neoliberal, los adinerados se clarifican como los principales adversarios del gobierno de AMLO y, por consecuencia, como adversarios de que se mejoren las condiciones de existencia de los sectores sociales que viven en la marginación. Insisten en sus mecanismos sucios para promover “nerviosismo” financiero, con todas sus secuelas, argumentando “incertidumbre” en las políticas del nuevo régimen, cuando lo que hay en ellos, es la franca oposición a las políticas públicas populares.

A la reacción burguesa de los señores del dinero y la lógica “adhesión” de los mercenarios de la comunicación reflejada en los medios televisivos, principalmente, se agregan dócilmente los actores políticos del Prian y los que, cabizbajos, sin atreverse a levantar la mirada, deambulan a su zaga, como el oportunista MC y lo que queda del entreguista partido del Sol Azteca. En su afanosa provocación política, los señores del dinero y sus peones, quizá no calculan bien la magnitud de una insurgencia popular que se desencadene, contraria a sus pretensiones.