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A propósito...



FERNANDO MORENO PEÑA

Que el poder frene al poder


Sábado 15 de Diciembre de 2018 12:00 am


EN una democracia, la división de Poderes es el factor fundamental para evitar la concentración del poder público en un solo órgano o en una sola persona; garantiza el equilibrio y la justa distribución del poder y las funciones públicas, que es la tarea de las diversas instituciones que el sistema jurídico establece, pues así lo instaura la Constitución. El Poder del Estado se divide para su ejercicio en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

La democracia permite la libre discusión de las ideas entre los diversos actores del espacio público, garantiza que dentro de la ley nadie se extralimite en sus funciones, y permite vigilar que cada Poder cumpla con sus responsabilidades legales, que permita el fortalecimiento de las instituciones y no el debilitamiento de unas subordinadas a otras.

Lo que garantiza que la democracia funcione es que existan los pesos y contrapesos estipulados en la Carta Magna, y que en el marco de la legalidad funcionen y se equilibren recíprocamente.

En los tiempos de la Cuarta Transformación se están poniendo a prueba los pesos y los contrapesos con las respuestas de las instituciones en el marco de sus responsabilidades y tareas asignadas, que han evitado cualquier pretensión de avasallamiento de un Poder sobre otro o la suma a una sola voluntad política de los Poderes de la Federación. 

En un régimen democrático de división de Poderes, ninguno de ellos es más que los otros, el Ejecutivo, Legislativo y el Judicial no deben supeditarse a una sola voluntad; sus titulares, por ley son diferentes, y cada uno es soberano e independiente el uno del otro, con facultades propias, establecidas en la Constitución.

El Presidente de la República no es el jefe de los Poderes del Estado, es el jefe del Gobierno y además el titular del Poder Ejecutivo, representa, por disposición de la ley, al Estado Mexicano en el exterior, y encabeza formalmente las instituciones de la República, en los términos que la Constitución lo establece, sin ser el jefe de todas, pero sí el responsable de que todas sean respetadas y fortalecidas.

Porque el Presidente de la República, con el voto que recibió el 1 de julio, gana no únicamente la Presidencia, sino también la responsabilidad de cuidar y fortalecer a las instituciones de la República, como se comprometió el pasado 1 de diciembre al protestar el cargo.

En tiempos de campaña, Andrés Manuel se podía dar el lujo de mandar al “diablo” a las instituciones, pero como Presidente tiene el encargo de protegerlas, porque ya son las instituciones bajo su responsabilidad como institucionalidad, o sea, no puede mandar al “diablo” sus responsabilidades, y menos cuando luchó casi 18 años para encabezarlas y representarlas, es decir, son sus instituciones.

López Obrador es el primer Presidente de la República que en los últimos 21 años ha tenido mayoría en las Cámaras de Senadores y de Diputados, es decir, ni Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto tuvieron mayoría en las Cámaras; ahora en la Cuarta Transformación, Andrés Manuel es el titular del Ejecutivo y tiene una amplia mayoría en ambas Cámaras, o sea, controla dos de los tres Poderes y además tiene mayoría y control sobre 19 Congreso locales, y no obstante eso, busca tener otros espacios de poder y considera que la democracia no sólo puede estar en las instituciones, sino también en las calles, en la plaza o en la manifestación callejera o hasta en una consulta popular fuera de la ley.

El Presidente considera que las instituciones que no son producto de la Cuarta Transformación y que escapan a su control no son confiables y necesitan refundarse para que puedan estar al servicio de la causa, por eso la crítica y la descalificación al Poder que no controla, al Judicial, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los organismos autónomos, el INAI, el INEE, el Tribunal Federal Electoral, INE, etcétera, los cuales deben adecuarse a la nueva realidad, que es la que él representa. 

Se pretende en esta época que la democracia no sea un régimen de separación de Poderes y que ésta no se exprese a través de las instituciones públicas, sino que la democracia se exprese a través de la auténtica voluntad popular y que todo lo que se aparte de ella es un freno o un obstáculo que hay que remover, por eso hay instituciones que estorban, porque acreditan ser autónomas e independientes, y porque no se someten a los 30 millones de votos, porque han decidido someterse a lo que la ley establece.

Porque hay instituciones que no aceptan ser sometidas, que no reconocen, y qué bueno que así sea, que el resultado electoral sea un cheque en blanco, porque en la actividad comercial sí hay cheques sin fondos, en la democracia, los cheques sin fondos son los que se apartan de la legalidad; por eso, para que una mayoría sea democrática, no sólo se debe formar conforme a la ley, sino actuar dentro de la legalidad.

Dicho lo anterior, menciono el siguiente ejemplo: Si cinco ladrones deciden por votación, cuatro a uno, asaltar un banco en lugar de robar una casa, no van a actuar por una decisión democrática de cuatro a uno, porque es una decisión fuera de la ley, van a cometer un robo, aunque el acuerdo sea mayoritario de cuatro a uno, el robo es robo, aunque cometerlo sea una decisión mayoritaria de una pandilla de camaradas delincuentes, o sea, no siempre la mayoría es democrática, para que lo sea, debe actuar dentro de la ley.

Por eso, la tarea primaria de una democracia y de las autoridades, que son producto de ella, es que se fortalezca a las instituciones públicas, para que el Poder frene al Poder conforme a la ley.

En estos últimos días, las instituciones de la República han cumplido esa máxima y han frenado y equilibrado al Poder dentro de sus atribuciones legales.

1.- En defensa del federalismo, los gobernadores que no son del partido en el Poder cuestionaron y protestaron, porque los llamados “superdelegados” serían los responsables de coordinar en los estados a los grupos de coordinación en materia de seguridad pública, y en el seno de la Conferencia de Gobernadores, solicitaron al Presidente de la República diera marcha atrás a esa decisión. AMLO aclaró que era una confusión y que no sería así, que los representantes serían nombrados por el Secretario de Seguridad Pública Nacional, que escogería gente experta en la materia. El respeto al federalismo se impuso y los titulares de las instituciones estatales hicieron valer su reclamo.

2.- El Tribunal de Conciliación y Arbitraje, por unanimidad de sus 29 magistrados en Pleno, entregó la Toma de Nota y reconocimiento a la nueva dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), reconociendo a su dirigencia y eliminando de su estatuto la presidencia, cargo al que aspira regresar la maestra Elba Esther Gordillo, esto es, el Tribunal le da el triunfo al SNTE sobre la aspiración de la maestra Elba Esther, que cuenta con el respaldo de AMLO.

3.- El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validó en Puebla la elección a Gobernadora de Martha Érika Alonso, contra la pretensión del partido Morena, de anular la elección; la autoridad electoral por cuatro votos a tres no se doblegó ante la presión de los 30 millones de votos, y así como ratificó que la elección Presidencial la ganó AMLO, ratificó que la gubernatura la ganó Martha Érika Alonso, del PAN. Así es la democracia y así dan respuesta las instituciones.

AMLO descalificó al TEPJF afirmando que fue un fallo sucio y antidemocrático, y como consecuencia de esta declaración, la mayoría de diputados poblanos que son de Morena, se pusieron en huelga y la Gobernadora rindió protesta al cargo ante el Supremo Tribunal de Justicia de Puebla, que conforme a la ley funcionó supliendo, lo que debieron haber hecho los diputados de Morena, mayoría que no reconoce ese triunfo. Así una institución hace su tarea cuando otra falla.

4.- El diferendo del Ejecutivo y el Legislativo contra la Suprema Corte, tema del martes. “Nada por la fuerza”, Benito Juárez.