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Filosofía marismeña



RAMÓN LARRAÑAGA TORRÓNTEGUI

En lo que se cree


Domingo 30 de Diciembre de 2018 7:41 am


SOY una persona común que aún cree en la bondad de los seres humanos, en los valores familiares, nacionales, que pretende que no se pierdan o se deterioren rápidamente, sino que cuando menos prevalezcan mientras la vida me sostenga. Nací en un pueblo en donde las personas nos enseñan a ver lo bueno de las cosas, donde la gente se quiere y respeta y se ve como una familia, sin siquiera tener sangre genética. Allí está el respeto y los secretos ancestrales en costumbres. Salí a estudiar y me di cuenta que la vida en la ciudad es muy diferente y sus puntos de vista son diversos. Posteriormente emigré a la capital del país y encontré una vida totalmente diferente, en que se lucha para sobrevivir y se mantiene uno solo contra el mundo.

Soy un ser feliz que logró terminar su cometido, que hizo realidad su sueño con un título en la mano, que sigue siendo modesto en su entender y que a pesar de ser múltiples veces abatido por la necesidad, supe salir sonriendo, arañado por miles de gatos, pero feliz. Quise regresar a la tierra que me vio nacer y ser lo que ahora soy. Surgió un nuevo choque sobre lo que había dejado atrás, sabía que lo buscado tendría su costo y no debía olvidar de dónde había salido, sobre la base de la niñez y el juicio que la Universidad me entregó. Tiene sus ventajas, ofrece popularidad entre las muchachas, pero al mismo tiempo, obliga para abrir la puerta de alcances alejados.

No se trata de conquistar la cima ni dejarse llevar por el mundo por el conocimiento que se adquiere, mucho menos olvidar lo aprendido cuando niño. Las personas están acostumbradas a su forma de pensar, a su calidad de vida y es maravilloso el saber integrarte nuevamente. Ese es un buen resultado para vivir la vida a profundidad, ese camino que afrontas de frente y muestras de que estás hecho, ese regreso que hace llorar el alma o te hace fiesta en tu retorno.

La vida nos da copas amargas y dulces, y hay que beber en ambas, ése es un precio que se debe pagar. Es difícil, pero hay que empezar pagando antes que disfrutar, así empieza todo con travesuras y al final ataques injustificados. Caminas y vas dejando lo mejor de ti en boca de quienes estén cerca. Caminas con humildad con los pies sobre la tierra y el corazón en el cielo, hasta que alguien te tumba de la nube el corazón y los pies que te sostienen en la tierra, eso ayuda para que te des cuenta que sólo son en barro desmoronándose. Todos terminamos cargados en problemas cotidianos, en recuerdos y admiraciones por lo que cada uno logra, por la belleza en las personas, lo amargo en sus situaciones, lo frustrante en su crítica.

Aprendes a amar lo que haces, es el camino en la realidad de cada ser humano. Significa perseguir lo que realmente te importa, dedicas tu tiempo a amar, estudiar, mejorar tu espíritu. Se hace con voluntad, con amor, apreciando circunstancias pasadas, actuales, futuras. Puede que no estés satisfecho con lo que ha sido tu vida o tu trabajo, pero siempre existe la posibilidad de cambiar o comprometerte aún más para salir airoso y aprovechar al máximo el tiempo dedicado a ello. Claro, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero si usted tiene que estar con una persona a la que no ama o en el trabajo frustrante, también podría encontrar maneras de hacer que la vida sea placentera y mantenerse estimulado.

Muchas de las veces, uno se equivoca al decidir la persona con la que deseamos compartir las emociones placenteras y terminan en frustrarnos. O tomamos un trabaja para tener dinero y pagar lo que se ocupa, es por eso que si va a “amar” antes de entregar sus sentimientos o trabajar, busque lo que a usted le guste hacer, la persona bien valorada que no sea sólo físico o por el placer, sino seleccionar aquella con la que se sienta pleno.

Somos creadores de una personalidad que habla por nosotros durante nuestra estancia en la vida, que nos ofrece y a la vez nos quita con fuerza la voluntad, lo maravilloso que sembramos.

Jamás he buscado derrumbar pensamientos viejos ni dar lecciones en moral para que me valoren correctamente, más bien, me veo involucrado con la gente en su y mi comportamiento, en la forma en la que nos convencemos mutuamente o lo que nos hace ser correctos. A veces siento que soy difícil en tratar con las personas que convivo, luego me hago a la idea en que la gente confía en mí y esperan me dibuje “me consumen al leer”. Eso me hace feliz, es allí cuando muestro mi agradecimiento, el ser. No soy grosero ni arrogante, pero si presto atención a las cosas buenas, a las personas que me predisponen a mejorar.

La vida nos hace saber el papel que pesan los problemas que paseamos, nos da la experiencia, los fracasos en recuerdos, pero el pueblo queda con su propio vestuario, en espera de los que siguen nutriéndolo en emociones, como si con ello deseara, a través del tiempo, probar su suerte después de miles de noches en el ensueño de aquellos que quieren escuchar la voz de sus hijos muertos o de los que salieron y ya no retornan.