Cargando



Despacho Político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Derroche


Viernes 04 de Enero de 2019 7:38 am


ES probable que la principal ventaja del presidente Andrés López sea la credibilidad que mantiene entre muchos de quienes votaron por él. Todavía es amplia la aceptación popular, la confianza que le tienen millones; y sustenta él la esperanza de un cambio para bien.

Tan alta fue la votación que recibió que por momentos pierde piso. Disponer de una Cámara de Diputados a su servicio y un Senado con mayoría simple, incrementaron la autoconfianza hasta destellos de soberbia: el exceso asomó el rostro.

Con todo, López Obrador puede ser cualquier cosa, menos tonto. Recurre a un método simple y probado de la vieja maña priista: Lanzar como un hecho una medida de riesgo, polémica; si hay bulla, mete reversa; si no, adelante. Así palpaban los presidentes del ancien régime a la opinión pública (recuerde usted el asunto de la reelección de Salinas). Parafraseando al Presidente: Eso no se acabó. Ha dado reversa en muchos asuntos.

Se excedió en otros. Subió el precio de las gasolinas y el dísel. El gobierno de Enrique Peña subsidiaba los combustibles cobrando incompleto el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). En esta Legislatura, el PAN propuso cancelar el IEPS a los carburantes, con lo cual de inmediato bajarían los precios de manera considerable, como lo prometió López Obrador. Morena, mayoría en el Congreso, se negó a derogar el impuesto que crearon priistas y panistas, esto es, lo avaló en los hechos y de derecho cuando tuvo oportunidad de acabarlo. Luego vino lo peor: Ni siquiera lo dejó como estaba, sino lo cobró completo y, por consecuencia, las gasolinas y el dísel volvieron a subir. Como en los viejos tiempos, aprovecharon el fin de año para tomar la medida.

Ansiosa de venganza, gente hubo que se dio por bien servida con que les hayan cancelado las pensiones a los ex presidentes de la República. Con muy poco se contentaron. Otros esperaron a más. De ellos, muchos se asombraron ante el alza a los combustibles. El gobierno de Andrés López prefirió recaudar más impuestos que renunciar a ingresos fiscales y beneficiar de inmediato a los gobernados. Primer derroche de credibilidad.

El segundo vino con la violencia. Los periódicos del Grupo Reforma publicaron las cifras de asesinatos registrados en el primer mes de gobierno del presidente López. Subieron 65 por ciento en diciembre respecto del mes previo: 887 contra 537. Como muchos otros medios –Diario de Colima entre ellos, en su ámbito– los de Grupo Reforma llevan estadísticas de los homicidios mes a mes. 

La cifra disgustó al Presidente. Dijo que era falsa y producto del “conservadurismo”. Tampoco presentó los números del gobierno para sustentar el desmentido. Es difícil ir contra los números, sobre todo cuando son tan elementales como sumar unos a otros y obtener un total. A la aritmética, responde con un adjetivo que recuerda a los más rudimentarios “argumentos” de la dictadura stalinista en la Unión Soviética, a la cubana cuando la revolución degeneró en castrismo y del franquismo en España: Son enemigos del régimen, adictos al privilegio. O al echeverrismo: “emisarios del pasado”.

Dicho de otro modo: “Como nosotros somos los progres, todo aquel que disienta de nosotros es un conservador, un reaccionario, un corrupto”. Como en la sentencia evangélica: Quien no está conmigo está contra mí. (Aunque entre Jesucristo y Andrés López haya un infinito de diferencia.) Segundo derroche de confianza.

Retador ante los críticos nacionales, echado pa’lante contra la prensa mexicana, el neuf régime se doblega mansamente ante el gobierno de Estados Unidos cuando Donald Trump “designa” a México “tercer país” a donde puede enviar –nada más por la pura voluntad testicular de Washington– a deportados no mexicanos. Los recibiremos por medida humanitaria, dijo en plena mansedumbre el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Candil de Pennsylvania Avenue y oscuridad de Insurgentes. Otro moche a la credibilidad.

Así van, gastando como nuevos ricos. De pronto, les saldrán nuevas facturas a pagar, como la del zapatismo, que ya le dijo “No” al Tren Maya (los zapatisas pertenecen a etnias mayas), y dio varias razones y una advertencia en sentido inverso al estilo pacoignaciotaiboano: “Aunque le pidan permiso a su chingada madre, no nos van a doblegar”, dijo con insurrecta claridad el Comité Clandestino Revolucionario del zapatismo, en el vigésimo quinto aniversario del alzamiento, la noche del 31 de diciembre reciente. (Apúntese un caso en que el lenguaje del insulto se usa para rebelarse, no para someter.) Otro “No” fue a la Guardia Nacional. La izquierda light del Palacio Nacional contra la izquierda revolucionaria de la Lacandona. Tercer derroche.

Así van. Si así siguen, no tardan en pedir prestado.


MAR DE FONDO


** “Que sigamos luchando y no descansemos y propiedad nuestra será la tierra, propiedad de gentes, la que fue de nuestros abuelitos, y que dedos de patas de piedra que machacan nos ha arrebatado, a la sombra de aquellos que han pasado, que mucho mandan: que nosotros juntos pongamos en alto, con la mano en sitio elevado y con la fuerza de nuestro corazón, ese hermoso que se toma para ser visto, se dice estandarte de nuestra dignidad y nuestra libertad de nosotros trabajadores de la tierra; que sigamos luchando y venzamos a aquellos que de nuevo se han encumbrado, de los que ayudan a los que han quitado tierra a otros, de los que para sí gran dinero hacen con el trabajo de los que son como nosotros, y de aquellos burladores en las haciendas, ése es nuestro deber de honra, si nosotros queremos que nos llamen hombres de buena vida, y bien en verdad buenos habitantes del pueblo”. (Fragmento de la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN.)