Embarazos tempranos

Viernes 04 de Enero de 2019 7:27 am

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EL año pasado lo cerramos con muchas novedades y pendientes a los que habría que continuar poniendo seria atención. Uno de ellos es el índice tan alto de embarazos tempranos, que por lo que se observa, está resultando más grave de como se venía presentando, ya que hasta hace poco, el rango de edades oscilaba entre las jovencitas de secundaria y preparatoria, y ahora las evidencias nos alertan que niñas de primaria están quedando embarazadas.

Lo anterior se torna sumamente preocupante, tanto en términos socioeconómicos, por el incremento poblacional, como de salud, pues biológicamente, mientras más temprana es la edad, el riesgo es más alto no sólo durante el proceso de gestación, en que el útero no está suficientemente maduro, sino a la hora del parto, éste puede desencadenar en muerte para la madre-niña como para el recién nacido.

Como orientadora en salud sexual, sigo considerando que algunos métodos implementados por las instancias responsables no están dando los resultados deseados, porque la población a quienes se dirigen seguramente no es del todo la adecuada, pues generalmente se orientan hacia el estudiantado, en formato de charlas esporádicas, sin seguimiento o sistematización, y de esa manera los convierte en únicos responsables de estos sucesos.

Mientras este fenómeno no se considere como algo multicausal y se ataque por todos los ángulos posibles, no arrojará buenos resultados. El primer vínculo para recibir una adecuada y oportuna orientación sobre el ejercicio de la sexualidad es el hogar, pero si en éste no existen las herramientas necesarias de comunicación con los hijos y continúa siendo tabú este tema, difícilmente permeará en las acciones que las y los jóvenes expresan en todos los espacios en los cuales interactúan.

Tanto en escuelas públicas como privadas, por normatividad de las instrucciones de educación, en cada escuela existe una sociedad de padres de familia, cuya actividad tendría que ser coadyuvar en la formación integral del alumnado, incluida la vigilancia en los métodos académicos que se imparten. Sin embargo, a lo que tradicionalmente se han dedicado estos grupos es a organizar todos los eventos sociales de fechas específicas que durante el año se festejan, haciéndose de recursos financieros que al final se invierten en mejoras materiales para los planteles educativos.

Si estos grupos los integran los progenitores del alumnado, valdría la pena replantearse nuevos objetivos, donde se reproduzcan pláticas y talleres para ellos, con temas tan urgentes como el de la sexualidad, y orientar mejor a hijos e hijas. Asimismo, el profesorado tendría que estar en sintonía con estos tópicos, y de esta manera cubrir ambos frentes con información de calidad, que les llegue a los alumnos de primera mano.

En una reciente entrevista a la diputada Rosalba Farías Larios, presidenta de la Comisión de Educación y Cultura del Congreso del Estado, se mostraba muy preocupada por esta situación e informa que en el presente año echará a andar un programa en las escuelas de nombre “Tu sexualidad”. Todos los intentos son bienvenidos, pero, desde mi punto de vista, ya no es cuestión de implementar programas que se quedan en paliativos y no resuelven el problema de fondo.

En este sentido, es urgente una legislación que lleve implícita la obligatoriedad de impartir clases sobre sexualidad desde los primeros años, con profesionales en el tema y sensibles hacia esta problemática tan agudizada en estos tiempos.

De igual manera, hacer efectiva la tan cacareada transversalidad, donde todas las instituciones se comprometan a incluir en su trabajo cotidiano, información veraz y científica sobre el desarrollo psicosexual del estudiantado, de acuerdo a las edades correspondientes.

Mientras se continúe en la postura de no querer dimensionar el problema y enmascararlo con programas aislados, estaremos en la ruta de una verdadera sobrepoblación, abandono de proyectos de vida y, muy probablemente, muertes.

*Ex secretaria de Mujeres de Morena Colima