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Ciencia nuestra de cada día



ALFREDO ARANDA FERNÁNDEZ*

¿En las mismas?


Domingo 06 de Enero de 2019 7:41 am


NUEVO año, al parecer misma situación. En las administraciones pasadas, la ciencia nunca fue un eje central de desarrollo. Esto se vio siempre reflejado en los bajos presupuestos y la ausencia de un verdadero plan de desarrollo nacional que incorporara a la ciencia como uno de sus pilares para el progreso social y económico. Hubo algunos momentos en que los presupuestos subieron, pero sin mucha idea ni planeación (en el mejor de los casos) y, por ende, fueron, con excepciones, desperdiciados o mal aprovechados. Uno de los rubros en donde esto se dio de manera significativa es el que está asociado a la inversión para la supuesta innovación tecnológica, en donde lejos de apoyar a una incipiente comunidad que cuenta con la calidad y el sustento, se desperdiciaron recursos en una cantidad importante de proyectos verdaderamente ridículos y/o de pura “pantalla”. Y claro, parte del problema es que para lograr un esquema de innovación tecnológica sustentada en la ciencia, se requiere de mucho más que las ganas y las intenciones.

La ciencia básica, en todas sus vertientes fue la sacrificada. Encapsulados en su “discurso” de que lo importante es generar investigaciones que “sí sirvan”, la ciencia básica fue encajonada como algo superfluo, algo irrelevante. ¡Cuánta ignorancia mostraron!

Hoy parece que en el fondo seguimos igual. Con la reciente noticia de que la nueva administración no sólo no incrementa la prometida partida para ciencia en el país, sino que la reduce, queda de manifiesto que seguiremos estando en una situación de marginación científica a nivel nacional e internacional. Una posible diferencia con respecto a las administraciones anteriores radica en la posibilidad de que se manejen los recursos con mayor transparencia y que, los programas a los que aludí arriba, sean llevados a cabo con más escrutinio o incluso cancelados (¿transformados?). El problema es que no queda claro cuál es el plan de desarrollo y las ideas generales que se mencionan, ya que sin un sustento claro, parecen más discursos de carácter político ideológico que de carácter técnico, en un área donde lo técnico es lo que debería regir.

La verdad puedo concebir (quisiera) que aun sea pronto para que haya claridad en cuanto a las ideas que regirán la administración de la ciencia en México, y que con un poco más de tiempo nos den un plan más elaborado y sustentado, sin embargo, en realidad, no importa mucho. Sin una inversión decidida y sin que el proyecto de Nación tenga una gesta que incluya a la ciencia (y el desarrollo científico) como ingrediente básico, de poco servirá el “discursillo” que le podamos poner a las intenciones.

En las últimas décadas, a pesar de la nula importancia que los gobiernos mexicanos dieron a la ciencia, la comunidad científica ha logrado permanecer viva y hacer cosas interesantes. Cada vez hay más ciencia en la universidades estatales, lo que hace apenas 30 años era rarísimo, y lo que ha requerido de esfuerzos muy loables por parte de muchas personas que se han dedicado no sólo a sus investigaciones, sino a formar estructuras, grupos e infraestructura, poniendo de sus propios recursos, y en un ambiente a veces hostil. Ambientes en donde pudieron ser percibidas como innecesarias y/o “fuera de lugar”.

Gracias a esas personas, la ciencia en el país (a lo largo y ancho) existe a pesar de todo. Gracias a ellas, la formación de nuevas personas de ciencia junto con una (si se quiere incipiente) presencia en la ciencia internacional (porque no hay de otra) ha venido avanzando poco a poco. Gracias a ellas, independientemente de que al parecer nos estamos perdiendo de una oportunidad histórica para aportar con sustento al bienestar y desarrollo social sistemático, seguiremos avanzando, aunque sea poco a poco. ¡Feliz Año!


*Coordinador General de Investigación Científica de la Universidad de Colima


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