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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Nosotros, los nuevos Reyes Magos


Domingo 06 de Enero de 2019 7:39 am


EL Evangelio de hoy nos habla de los Reyes Magos que, guiados por una estrella, vinieron de lejanas tierras buscando al niño recién nacido, el Mesías redentor que había sido prometido por Dios para la salvación del hombre. Llegaron a Belén. La estrella los fue conduciendo hasta la casa donde encontraron al niño Jesús con María, su Madre. Llenos de alegría, se postraron, adorando al Niño Dios y le ofrecieron regalos.

Este pasaje evangélico es una narración conmovedora para niños, jóvenes y viejos. Es una historia fuerte, trascendental, profundamente teológica y reveladora. Es la Epifanía, o sea, la manifestación de Jesús, el Hijo de Dios que se encarnó en María para salvar no sólo al pueblo de Israel, sino a todos los hombres de ayer, de hoy y de siempre. La Epifanía es la fiesta de la universalidad del reino de Dios.

Los Reyes Magos no eran judíos sino extranjeros, paganos. Representan al mundo entero en su búsqueda de Dios. Los Magos respondieron al llamado de Dios y lo dejaron todo para seguir la estrella, el brillo de su fe, de su esperanza, de su amor. Caminan, preguntan, afrontan peligros, perseveran, tienen una voluntad firme. Y encontraron al Niño Jesús, porque el que busca a Dios, termina por hallarlo.

En nuestro mundo, el hombre sincero y tenaz busca la verdad, el amor. Busca a Dios. Necesita una estrella, una luz que le permita orientarse. Tarde o temprano, encontrará en su camino al Dios oculto que se le ha de manifestar, no en forma espectacular, sino a través de la propia vida. Para cada hombre, Dios tiene una forma distinta, personal. Luces y sombras. Pero, con la mente abierta y la voluntad dispuesta, todo puede ser signo de Dios para encontrar a Dios.

Cristo ha llegado. Vive en nuestra historia y a todos nos invita, de una y otra forma, a la construcción de una nueva humanidad. Cristo fundó su Iglesia. Envió a sus apóstoles y sucesores. “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos para consagrarlos, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner en obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes, hasta la consumación de los siglos”.

La Iglesia es católica, es decir, universal. Misterio de comunión sin fronteras. Iglesia que a pesar de sus imperfecciones y pecados, sigue siendo centro del amor misericordioso de Dios y presencia viva de Jesús. La iglesia está llamando a todo el mundo para que nos unamos a Cristo en los planes salvíficos de Dios.

Toda nuestra vida tendrá que ser una continua Epifanía en la que se manifiesten los designios de Dios. Nuestras palabras, nuestras obras, deben ser señales del amor y la salvación que Dios quiere para toda la humanidad.

Amigo(a): Sigamos adelante. Cristo va con nosotros. El Señor nos cuida, nos da fuerza y nos alimenta con el pan de la eucaristía.