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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Jesús nos está buscando


Domingo 13 de Enero de 2019 7:35 am


DICE el Evangelio de hoy que el pueblo estaba en expectación pensando que Juan el Bautista era el Mesías prometido por Dios. Juan los sacó de dudas diciéndoles:

“Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”, y sucedió que entre la gente que se bautizaba, estaba mezclado Jesús, y también como los demás fue bautizado. O sea, que se formó en la fila de los que esperaban el bautismo. Y no era cualquier fila, sino la formaban los pecadores. Cristo, que con todo derecho podía haberse llegado hasta Juan el Bautista para pedirle que lo bautizara antes que todos, se quedó tranquilo, esperando como todos que le llegara su turno.

Detalle tal vez de poca trascendencia, pero que nos enseña a respetar los derechos de los demás, por insignificantes que puedan parecernos. Y ojalá nuestro desprecio por los demás fuera tan sólo en las colas para hacer pagos o ventilar expedientes, etcétera. Hay otras filas que nos brincamos más gravemente, marginando o pisoteando al pobre que no pude defenderse, abusando del poder político o económico, explotando la ignorancia o la debilidad de otros.

Por otra parte, vemos que Jesús se mezcla con los pecadores, Jesús se solidariza con ellos, hace causa común con ellos, se mezcla en sus reuniones, en sus fiestas. Vino, sencillamente a vivir una vida humana, igual en todo a nosotros, menos en el pecado. Nos amó en todas las condiciones en las que nosotros no sabemos amar; en el sufrimiento, en la injusticia, en la humillación.

Toda su vida, Jesús fue a buscar a los pecadores en sus agrupaciones, en sus celebraciones. Y lo dijo claramente: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Jesús no buscaba las reuniones de los fariseos que se consideraban con orgullo los justos, lo más selecto de los creyentes, y rechazaba todo contacto con publicanos y pecadores.

Jesús andaba entre pecadores, se dejó tratar como ellos y no contento con asemejarse a los pecadores, carga con los pecados del mundo para borrarlos con su vida, pasión y muerte de cruz. “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Amigo(a): Enderecemos nuestros caminos. Dios nos está esperando con los brazos abiertos. Los pecadores tenemos preferencia en su corazón misericordioso.