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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Mami, papi, todavía tengo sueño…


Domingo 13 de Enero de 2019 7:37 am


UNA buena parte de la población no logra, durante toda su vida, acostumbrarse a levantarse temprano. Otra parte, muy pequeña, por cierto, lo hace hasta en domingo.

Cuando éramos cavernícolas, nuestro cerebro respondía naturalmente a los cambios de luz: de día, nos manteníamos despiertos; si era de noche, tendríamos sueño. Nuestra civilización ha alterado estos ciclos tanto con la luz artificial como con la actividad. Hemos agregado nuevos roles a nuestras vidas. Cuando la humanidad era joven, casi toda la tribu dormía y había un velador que prevenía del ataque de tigres dientes de sable, por ejemplo. Hoy día, prácticamente cualquier actividad se realiza de noche, por las necesidades de producción de grupo, agendas por cumplir y hasta exámenes por aprobar.

Los pequeños y pequeñas son los primeros afectados con este trajín de la vida cotidiana. Y si ya hemos logrado acostarlos temprano, a veces sólo es la mitad de la batalla… 

Vamos a lo concreto. Si los nenes no quieren levantarse temprano, y tenemos que gritar, nalguear y hacer un circo para ir a la escuela, entonces no estamos educando. Estamos traumatizando. Los resultados son evidentes: La mañana se convierte en una batalla campal a gritos y sombrerazos para despertar a los peques y llegar a tiempo a la escuela. Hijos que se van sin desayunar, todavía modorros, sin peinar o mal peinados, con el almohadazo en la cabeza; nenes llorando desconsolados porque tienen sueño, desayunaron nalgadas con café; mamás frustradas porque la ramita de olivo debajo de la almohada no funciona para que los hijos se levanten de buenas; papás y mamás manejando frenéticamente por la ciudad, pésimo desempeño en la escuela, nenes que mojan la cama… y la lista además de ser una tragicomedia, es larga… Y aún así esperamos cada mañana que ellos quieran levantarse a las 7 y media de la mañana, frescos para desayunar, cepillarse los dientes, vestirse y estar en la escuela o colegio a las 8 de la mañana.

Si muchos de nosotros, los adultos, ponemos la alarma a las 6 y media, y tardamos hasta media hora para levantarnos de la cama después de dar vueltas como cabrito al horno, ¿cómo diablos esperamos que los nenes se levanten como soldaditos y estén listos para ir a la escuela en menos de 30 minutos? Ah, pero los memes estaban chidos en las redes sociales.

Ahora bien. Lograr que los nenes desarrollen el hábito de levantarse de buenas, no comienza en la mañana sino en la noche, tema que se vio en esta misma columna la semana pasada. Pero no es responsabilidad que debamos dejar a la naturaleza o al paso del tiempo.

Pero, ¿qué se debe hacer por la mañana? Yo opto por ir a saludarlos por la mañana y despertarlos suavemente hasta 60 minutos antes de la hora de salir de casa. Sugiero que durante la primera media hora, les motive para levantarse, les acerque un juguete favorito, peluche o mascota. Yo tengo gatos, y su pelaje suave es una sensación muy reconfortante que torna agradable la hora de levantarse. Si lo hacemos bien, en unas cuantas semanas lograremos el objetivo de levantar a nuestros nenes temprano, por la buena, y salir a tiempo de casa. Aunque no quiere decir que debamos dejar de emplear esta técnica. Puede tomar un par de meses, o un par de años que ellos se levanten solitos. Es verdad, algunos niños se levantan temprano. Pero no todos son así. Y este artículo es para los que tienen esta dificultad.

Como tip fundamental, preferentemente los deberes de la escuela nunca deben hacerse por la mañana, justo antes de ir a la escuela, sino el día anterior. Obviamente, para los alumnos que estudian por la mañana. A los de turno vespertino, esa es técnica.

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*Psicólogo

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