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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Mensaje


Miércoles 16 de Enero de 2019 7:27 am


CONFORME avanzan los quehaceres traducidos en políticas oficiales de parte del nuevo régimen, se definen también los adversarios políticos del mismo, angustiados por la pérdida de sus canonjías y cobijados siempre por la impunidad y la corrupción. Comprueban en los hechos cotidianos, que la transformación sí va en serio y su privilegiado lugar de ser favoritos de los regímenes tecnócratas, está quedando demasiado lejos.

Y es que la derecha conservadora, que conjunta a los señores del dinero y a los damnificados políticos, insisten en su labor de confundir con la mentira, con el sustento de la hipocresía y el cinismo. Ante las vicisitudes del huachicol, critican las modalidades del desabasto, fabricando escenarios de su imaginación, pero guardan silencio ante el robo de combustible y ante la corrupción.

Hay en la representación de ese adversario político, además de los señores del dinero, dueños de medios televisivos acostumbrados al recibo de dinero del erario, conductores de noticieros y pseudointelectuales de nómina, integrantes de la clase política acostumbrados a los moches y a la perniciosa “negociación”, dirigentes sindicales charros y gratuitos apologistas de los tecnócratas.

Pero ante ello, las fuerzas progresistas requieren actuar. Hay quienes participan en la lucha política, sustentados en una guía ideológica que propone principios metodológicos que llevan a una interpretación de la realidad y, por consecuencia, a desarrollar una forma de intervención en esa misma realidad. De esta manera se delinea una estrategia y táctica políticas.

El alejamiento de los principios metodológicos a los que me refiero lleva a retrocesos, confusiones y a veces a derrotas políticas. Cualquier error que exista entre integrantes del Movimiento, cualquier elemento que motive una incongruencia entre el decir y el hacer, el adversario político lo magnifica y exhibe a su antojo, porque tiene aún a su servicio medios de comunicación. No sólo eso, sino que además infiltra la organización política, la vulnera, la debilita, la trata de corromper, y si lo logra, la descalifica, sobre todo cuando el momento político es adecuado para asestar ese golpe.

Confundir al adversario político y sobre todo subestimar sus capacidades, ocasiona que se realicen prácticas políticas equivocadas o que se gesten alianzas que no corresponden con las necesidades propias de lograr el desarrollo político del Movimiento. La lucha política, del lado de los trabajadores y de la lucha por la transformación social, entendida en todo lo que concierne, implica una actitud sujeta a principios y convicciones de honor y decoro.

Para el conjunto de las fuerzas progresistas, no son tiempos de ingenuidad para imaginar conciliaciones imposibles, que distan demasiado del contexto general de la lucha de clases. Se insiste en la necesidad de unir las fuerzas progresistas, mediante el trabajo político que se refleje en las tareas concretas, inmediatas, para proyectar a la ciudadanía la alternativa democrática que se representa en el Movimiento, tanto del país como de nuestra entidad federativa.

Hay una tarea necesaria inmediata, impostergable, que surge sobre la base de la valoración de la actitud del adversario político: es elemental unir fuerzas, darle forma organizativa a esa masa insurgente que se sublevó el pasado 1 de julio, para que sea la garantía de defensa, ante una reacción caracterizada históricamente por su obnubilación en el poder.

Las alianzas se tejen sobre la base de principios, en la identificación de propósitos comunes que se confirman en la trayectoria política, en la identificación del enemigo principal, en la clarificación de las tareas comunes a corto y mediano plazos, y sobre todo, en la honestidad de servir a una clase social. Va mi humilde petición para que se conjunten las fuerzas progresistas en la localidad.