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Despacho Político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Seguridad y justicia


Viernes 18 de Enero de 2019 7:38 am


TODO mundo, menos los implicados, claro, ve con simpatía el combate al huachicoleo y al saqueo en Pemex. Son dos hechos distintos, aunque en ciertos casos se tocan, al modo como de las galaxias se generan brazos que en ocasiones se enlazan entre sí, en la galaxia del crimen organizado hay astros independientes, pero todos corresponden a núcleos gravitacionales que los mantienen en conjunto.

Con todo y el aura de honestidad que al presidente Andrés López Obrador le ha creado el inicio de la limpia de Pemex y el combate al robo de combustibles en los ductos de distribución, incluso a pesar de la irritación por la escasez de combustibles, el golpe principal que el país espera es aquel que ha de darse al narcotráfico y sus “industrias” colaterales: asesinato, secuestro, extorsión, robo, asalto y similares.

Pudiera ser una tarea mil veces más complicada que combatir al huachicol, un delito más o menos localizado, con tintes más regionales que el narco, una multinacional de enorme poder económico, táctico y que amenaza, potencialmente, con tomar el político por asalto a la primera oportunidad que se le dé.

Se creó ayer la Guardia Nacional. La Cámara de Diputados votó a favor de la reforma constitucional que permite crearla y en que el PRI ayudó a Morena a conseguir la mayoría calificada que posibilitó los necesarios cambios a la Carta Magna. El tricolor ha sido congruente no sólo con su origen y arraigado presidencialismo, sino con la táctica de usar las Fuerzas Armadas para combatir a los consorcios criminales.

Con todo, la Guardia Nacional es herramienta; esencial, indispensable, pero sólo un utensilio. Un juego de llaves, otro de dados, taladros y artefactos similares se necesitan en un taller, y no son el taller por sí mismos, que lo constituye el experto a cargo. Sin militares en funciones de gendarmería, la Guardia Nacional es una maquinaria sin el perito que la manipule y, aun más, un ente blandengue que terminaría en la nómina del narco, como muchas corporaciones civiles de seguridad lo están ahora.

Hace días, policías comunitarios de Guerrero se incautaron de una pipa de gasolina robada por el narco. Atraparon a los bandidos e incendiaron el botín. Como esos, otros civiles organizados en fuerza de autodefensa han tenido logros importantes en sus comunidades en la lucha contra el crimen organizado. Carecen, sin embargo, de la disciplina y el mando superior, único, que en los organismos castrenses da cohesión. Tanto es así que en tiempo de guerra, se fusila a los desertores. En la disciplina va la vida. 

Los comunitarios dilucidan sus decisiones democráticamente. Es su modo. Cuando Trotsky formó el Ejército Rojo, la polémica sobre la democracia en ese cuerpo militar fue amplia y profunda. La convicción era previsible: el mando militar, en tiempo de guerra, es inapelable por asamblea alguna. Por razones políticas tanto como militares, el Ejército Rojo soportó la amenaza imperial alemana y rescató de la caída a la naciente Unión Soviética. No fue un cuerpo democrático, pero sí disciplinado y eficiente, a pesar de muchas limitaciones de armamento y avituallamiento.

Se ha discutido democráticamente sobre la Guardia Nacional en la Cámara de Diputados, en medios de comunicación serios y en foros convocados por el Poder Legislativo. Todavía habrá de pasar por el tamiz del Senado, que seguramente atenderá al señalamiento de López Obrador de que los diputados dejaron sin resguardo jurídico a los militares que ingresarán a la Guardia. Deberá resolverse el escollo.

Después, en lo sucesivo, la disciplina y el mando vertical deben prevalecer para alcanzar la eficiencia que el asunto requiere, y es mucha.

De los resultados del combate al narcotráfico, el crimen organizado y las “industrias” conexas, entre otras el lavado de dinero sucio, obtendrá el gobierno de López Obrador una respuesta real de la población, para calificarlo. Esa será la clave del éxito de su gobierno, porque la demanda de seguridad pública se arrastra desde la campaña electoral de Vicente Fox y, por consecuencia, han sido 3 sexenios que en vez de resolver el problema, lo han complicado o permitido que crezca. 

Hay que esperar los resultados.


MAR DE FONDO


** La primera mujer que recorrió mi cuerpo tenía labios de maga: labios verdes y azules,/ con sabor a fruto silvestre, con señales indescifrables como la miel o el aire./ Muchas veces incendio mis cabellos con siete granos y siete aguas, con ensalmos que/ sonaban a campanillas de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión que/ recorría mi frente coronada por ramos de albahaca./ Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama./ Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos la arrojaba al río, de espaldas, para/ no ver el sitio donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes./ Entre tanto, mi madre me contaba lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve y el/ recuerdo del mar era un espejismo bajo las sábanas”. (Francisco Hernández, mexicano, 1946-. Mar de fondo [VIII].