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El feminismo siempre será disidente



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Viernes 18 de Enero de 2019 7:33 am


MIENTRAS se continúe con prácticas misóginas, lenguaje sexista, violación a nuestros Derechos Humanos y la equidad de género no sea una realidad, las mujeres continuaremos insistiendo, hasta lograrlo. Ninguna autoridad estará totalmente a la altura de estas expectativas, en tanto no se nos otorgue, sin conceder, nuestros legítimos derechos.

Los avances que hasta hoy hemos alcanzado las mujeres, han sido por los esfuerzos conjunto y que de manera sistemática hemos orientado hacia la conjugación de proyectos comunes, tendientes a lograr posiciones importantes en todos los niveles. Sin embargo, aun en el reconocimiento de ellos, la resistencia sigue permeando mentes y acciones de quienes ostentan ciertos poderes y que no están dispuestos a ceder.

Más allá de colores partidarios, organizaciones civiles o religiosas, a las mujeres nos mueve un espíritu de justicia ancestral, ya que nuestras luchas no son de ningún modo recientes; de nuestras antepasadas hemos heredado un camino pedregoso que ellas también intentaron allanar para nosotras, de ahí que mire de un modo hasta sistémico el compromiso histórico de darle continuidad a esta lucha, como una manera de honrarlas y otorgarle un sentido a su existencia.

Ser disidente no es estar contra todo, como se suele pensar, los disensos son parte de la construcción de una sociedad más justa y equilibrada, es otorgarle a cada opinión su justa dimensión; el problema radica, en todo caso, en que cada vez se torna más difícil establecer relaciones horizontales, donde se pueda confluir en un consenso y que todas las partes involucradas salgan beneficiadas.

A propósito de lo anterior, está circulando por todo el país, por parte del Gobierno Federal, un documento de nombre “cartilla moral”, mismo que ha despertado bastantes comentarios de manera encontrada. Mientras que para unas personas, su contenido rescata valores perdidos, que pueden complementar un Proyecto de Nación que se está implementando desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia de la República, para muchas mujeres, me incluyo en ellas, que hemos recorrido un largo camino por avanzar en nuestros derechos, la publicación de este documento es un claro retroceso que ha despertado ya una gran discusión, donde percibo que los disensos son grandes y en un tono nada conciliador.

Si bien en la portada de dicha cartilla aparecen dos figuras masculinas y dos femeninas, revisando su contenido, en todo momento se refiere al género masculino como el hacedor y responsable de todos los cambios y procesos en donde el bien y el mal están presentes. Aquí una muestra fehaciente: “Nuestra existencia no sólo se desenvuelve dentro del hogar. Pronto empezamos a tratar con amigos de la casa, vecinos, maestros y compañeros de escuela. Y cuando pasamos de niños a hombres, con jefes, compañeros de trabajo, subordinados, colegas. De modo que nuestra existencia transcurre en compañía de un grupo de hombres, entre la gente”.

Se pudiera entender esta omisión desde el punto de vista de que la cartilla original fue escrita en 1944, por un gran escritor mexicano como lo era Alfonso Reyes, cuando los avances del feminismo y las vigentes propuestas de leguaje incluyente y perspectiva de género eran una quimera, sin embargo, el documento actual fue revisado y “modernizado”, y lo menos que esperaríamos es que siendo más de la mitad de la población, hubiésemos sido consideradas en él.

No está a discusión el rescate de valores o evidenciar la pérdida de ellos como causa de la descomposición del tejido social, sabemos que éste es multicausal y que habría que buscar su restitución por todas las aristas posibles, pero sí me hubiera gustado que a la actualización de este documento se hubieran sumado personas con un sentido crítico diferente, y que su trayectoria haya estado siempre al servicio de toda la ciudadanía, incluidas nosotras, las mujeres.


*Ex secretaria de Mujeres de Morena Colima