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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

¡En sus marcas, listos... a la escuela!


Domingo 10 de Febrero de 2019 7:49 am


EN el mundo ideal, las personas van a la escuela a prepararse para la vida. Terminan la educación primaria e ingresan a la educación secundaria para después entrar al bachillerato. Este nivel académico nos prepara para ingresar a un nivel de estudios profesionales.

Desde hace muchas décadas, miles de papás y mamás nos hemos esforzado por tener los medios, recursos y tiempo para que nuestros hijos e hijas puedan asistir a las escuelas y contar con una educación formal. Invertimos miles de horas estudiando para aprobar exámenes. Los libros, nos dijeron, son un invento que permitió almacenar, categorizar y transmitir el conocimiento de manera más fácil y efectiva. La escuela nos permite acceder de manera organizada a ese conocimiento, con la ayuda de los maestros que deben ser capacitadores, facilitadores, entrenadores y otros roles más.

Miles de pesos fueron invertidos en materiales de papelería para trabajos escolares, proyectos de semestre y monografías. Miles de horas frente a la computadora redactando composiciones, ensayos, resúmenes y otros documentos. Esperamos con ansias que llegue el momento de la graduación para que se incorporen a la vida laboral.

No obstante todo este esfuerzo, en la “sabiduría” popular por las calles y en muchas de nuestras casas se sigue enseñando que la experiencia es más importante que la teoría. Si la experiencia es más importante, entonces, ¿para qué mandamos a los hijos a que pasen cerca de 20 años dentro de una escuela atiborrándose de teorías?, ¿por qué apreciamos más a personas que sólo tienen experiencia por encima de quienes tienen estudios?

Hace unos años, un amigo me contó una anécdota que quiero compartirles para la reflexión. Él, siendo ingeniero mecánico, entró a trabajar a un taller muy grande. El puesto que solicitó fue de mecánico, y como ya tenía una ingeniería, no fue difícil aprender el movimiento del taller. El puesto de jefe de taller estaba vacante desde hacía un tiempo por no contar con un mecánico titulado. El mecánico más antiguo sólo tenía educación primaria, pero tenía experiencia de más de 20 años, que esperaba ansiosamente que algún día lo consideraran para ese puesto. La sorpresa fue que eligieran a mi amigo para dicho puesto.

En algún momento, mi amigo le dio una orden al señor mecánico, mismo que se negó a cumplir la orden porque consideraba que mi amigo estaba en un error. Mi amigo, con calma intentó explicarle la teoría que respaldaba la orden, a lo que el mecánico le echó en cara que mi amigo no tenía la experiencia. Mi amigo se plantó en su puesto y le dijo: “Lo vas a hacer como yo digo, porque yo sé que se debe hacer a mi manera. También porque soy tu jefe. Y te voy a decir más: en 6 meses yo me pongo al corriente de lo que se hace en este taller, porque estudié para eso. Pero tú, en 6 años, no vas a aprender lo que yo sé”.

Este último comentario puede parecer discriminatorio y muy ofensivo. Pero hay una razón: es probable que estas personas no tuvieran el tiempo para dedicarle a las clases y al trabajo al mismo tiempo. Tomar libros de ingeniería sin asesoría en la aplicación práctica o explicación del contenido, puede ser una tarea complicada y cansada.

El orden del valor del conocimiento, por lo tanto, lo ocupan desde abajo, la teoría sin práctica, pues de nada sirve el conocimiento si no se aplica. Enseguida, la práctica sin conocimiento, pues aunque es valioso saber hacer las cosas, no siempre sabemos cómo funcionan las cosas que hacemos. Por último, en la cima, está el conocimiento teórico junto con la práctica; es decir, la teoría que se aprende en la escuela, la práctica que la confirma. Esto es lo que anhelamos para nuestros hijos: una carrera profesional y trabajo.

Como diría uno de mis maestros: No hay nada más práctico que una buena teoría. Si deseas que escriba de algún tema, aclarar dudas o comentarios, puedes contactarme. Psico-tips está en Facebook.


*Psicólogo


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